margaly
18-mar-2010, 10:21
Despues de leer el artículo de Xavier Bayle (http://www.forovegetariano.org/foro/showthread.php?t=27147) que ha puesto nitta y algún otro que ya teniamos en el foro, he buscado más textos escritos por él y he encontrado éste, muy propio para estos dias que estamos viviendo...
QUE DIOS REPARTA SUERTE
En muchas banderas se proclama. En adhesivos, posters, camisetas, braguitas, sujetadores, pancartas, logos, anagramas, pañuelitos, sueters, vallas publicitarias ...: el toro “bravo” o “de lídia” es el símbolo de Ejpaña. Esa Ejjjpaña la cual delega sus idiosincrasias nacionales en torno a la figura simbólica del astado, destacando de ellas la visión bucólica, cerril/pastoril e idealizada que le otorgamos, en base a su fortaleza, la tenacidad, -y la delicadeza, al tiempo-, la nobleza o el poderío, de aquel animal que acude de frente a las afrentas, al contrario de lo que hacen la mayoría de seres humanos, y muy especialmente las fanáticas de la taurofobia, disimulando así la frivolidad de sus vidas. De tal suerte cultivan estas actitudes que parece serles preciso y aún imprescindible ataviarse de esos símbolos mágicos -meros ídolos de barro, artificiales iconos-, para aparentar ser algo. Para validarse como seres dignos, como ejjjpañolas de rompe y rasga.
El toro nace para ser matado en la plaza, sentencian las que entienden del tema. El símbolo de Ejpaña nace para morir. De lo cual segrego que el verdadero símbolo de Ejpaña, su verdadera identidad, es la muerte. Ejpaña apesta a muerte.
Ejpaña apesta a muerte, según voluntad de la ilustrísima oficina de turismo, de los fondos de la Economunidad Europea y de aquellas aspirantes a personas que, incapaz de comprender que el arte es y debe ser construcción y que la cultura se debe a la liviandad de los espíritus, van denominando, a diestro y siniestro (que en Ejpaña es otro tipo de diestro, valga como chiste político), “arte” a la destrucción, y “cultura” a la obesa pesazón de los cuerpos.
No me cabe ni la menor duda de que el toreo puede ser un arte. No se me escapa la tremenda elegancia de los movimientos del torero (le sobra quizás para mi gusto la chuloputería y el analfabetismo, pero eso ya viene con su adn, qué hacerle), o la gracia de los banderilleros, incluso la danza del capote alado sobrevolando con sus colores el escenario de la arena, o la gracia arquitectónica sin par de los coliseos. Eso creo que casi todo el mundo lo capta. Lo que me sobra es... el toro.
En las corridas de toros sobra el toro.
Dado que en la Ejjjpaña chirripitifláutica que conozco nada hay más fácil que no cambiar y que adherirse a las frases hechas, a los tópicos, y a la cuadriculación de las respuestas, me va a resultar harto infructuoso proponer una alternativa válida a la tortura del toro en la plaza, pues las soporíferas mentes que gestionan y gozan los usos y abusos de la tauromatanza en la península y allende el océano, abandonarían su entrañable costumbre si tuvieran que lidiar, por ejemplos, a su señora madre (que en paz descansó cuando los echó), a un toro de cartón piedra dirigido por muchachas de aviesas intenciones, o a una apuesta funcionaria de los cuerpos de seguridad del Estado, elementos tres los cuales buen papel harían en el artefacto de la taurofobia, en sustitución del rumiante.
Aunque, insisto, no me cabe la menor duda de que esas modificaciones no congraciarían con el profundo sentir del pueblo ejjjpañol, cuya identidad nacional (la muerte, hemos dicho), no se contentaría con ajusticiar a una señora madre, a un andamiaje artificial o a una antidisturbio de buen ver, hija pródiga y natural de -pongamos-, las dehesas salmantinas. El pueblo ejjjpañol necesita sangre. Por eso y otras cosas su majestad se entrena masacrando mamíferos en casa ajena, con motivo de graciosas visitas que Su Necedad (como ilustre perteneciente a la ONG Asesinas Sin Fronteras), tiene a mal llevar a cabo a otros países cada vez que los pedos no le salen o que se aburre en su chocita de miles y miles de metros cuadrados (en la cual cuántas familias, para las que el presidente quiere construir pisitos-cenicero, cabrían). Por eso y otras cosas, las psicópatas que torturan animales (no humanos), no son reprendidas a la altura moral de sus crímenes. Por eso y otras cosas la legislación al respecto de los animales (no humanos), está en puritito hueso. Por eso y otras cosas a veces las treintaidos puñaladas de un marido despechado a una mujer infiel no son causa de “ensañamiento” para un juez. Por eso... Ejjpaña es diferente .
Por eso... Ejjjpaña é diferente.
Y no se me enfaden si el texto suena a cachondo, a libertino o a trivial,... hay veces que una, por no llorar, se pone a difundir calumnias y a decir lo que muchas (gracias a Belcebú), piensan sobre el carácter ejjpañol y sus graciosas costumbres. Graciosísimas tradiciones. Delirantes hasta la psicopatía.
Pronto, cuando la tauromafia acabe de morirse de muerte natural (o moral, en ello estamos las alérgicas a la muerte), y los toros que queden sean encerrados en zoológicos, y sus antiguos hábitats -que en tan ecologistas convierten a las especuladoras terratenientes que las regentan-, hayan sido encementados y convertidos en cuartas residencias para la Duquesa de Alba, el funcionariado público y otras individuas, acaso la tribu íbera deberá trocar su figura totémica del bovino criminalizado, por -especulo-, la del mítico lobo... para poder extinguirlo con glamour. Porque si algo no ha dejado más claro la identidad nacional ejjpañola es que matar, especialmente matar lo que se ama, mola cantidad. La españolita de a pie mata para demostrar amor. Y si no que se lo pregunten a los cadáveres de las mujeres matadas anualmente en Ejjpaña o Méjico, grandes países taurófobos, amantes de matar el amor, amantes de la muerte. Quedando en ridículo ante Machado: ejjjpañolita que vienes al mundo, te guarde dios, una de las dos Ejjpañas ha de sajarte el corazón.
Xavier Bayle
http://www.altarriba.org/5/xavier_bayle.htm
QUE DIOS REPARTA SUERTE
En muchas banderas se proclama. En adhesivos, posters, camisetas, braguitas, sujetadores, pancartas, logos, anagramas, pañuelitos, sueters, vallas publicitarias ...: el toro “bravo” o “de lídia” es el símbolo de Ejpaña. Esa Ejjjpaña la cual delega sus idiosincrasias nacionales en torno a la figura simbólica del astado, destacando de ellas la visión bucólica, cerril/pastoril e idealizada que le otorgamos, en base a su fortaleza, la tenacidad, -y la delicadeza, al tiempo-, la nobleza o el poderío, de aquel animal que acude de frente a las afrentas, al contrario de lo que hacen la mayoría de seres humanos, y muy especialmente las fanáticas de la taurofobia, disimulando así la frivolidad de sus vidas. De tal suerte cultivan estas actitudes que parece serles preciso y aún imprescindible ataviarse de esos símbolos mágicos -meros ídolos de barro, artificiales iconos-, para aparentar ser algo. Para validarse como seres dignos, como ejjjpañolas de rompe y rasga.
El toro nace para ser matado en la plaza, sentencian las que entienden del tema. El símbolo de Ejpaña nace para morir. De lo cual segrego que el verdadero símbolo de Ejpaña, su verdadera identidad, es la muerte. Ejpaña apesta a muerte.
Ejpaña apesta a muerte, según voluntad de la ilustrísima oficina de turismo, de los fondos de la Economunidad Europea y de aquellas aspirantes a personas que, incapaz de comprender que el arte es y debe ser construcción y que la cultura se debe a la liviandad de los espíritus, van denominando, a diestro y siniestro (que en Ejpaña es otro tipo de diestro, valga como chiste político), “arte” a la destrucción, y “cultura” a la obesa pesazón de los cuerpos.
No me cabe ni la menor duda de que el toreo puede ser un arte. No se me escapa la tremenda elegancia de los movimientos del torero (le sobra quizás para mi gusto la chuloputería y el analfabetismo, pero eso ya viene con su adn, qué hacerle), o la gracia de los banderilleros, incluso la danza del capote alado sobrevolando con sus colores el escenario de la arena, o la gracia arquitectónica sin par de los coliseos. Eso creo que casi todo el mundo lo capta. Lo que me sobra es... el toro.
En las corridas de toros sobra el toro.
Dado que en la Ejjjpaña chirripitifláutica que conozco nada hay más fácil que no cambiar y que adherirse a las frases hechas, a los tópicos, y a la cuadriculación de las respuestas, me va a resultar harto infructuoso proponer una alternativa válida a la tortura del toro en la plaza, pues las soporíferas mentes que gestionan y gozan los usos y abusos de la tauromatanza en la península y allende el océano, abandonarían su entrañable costumbre si tuvieran que lidiar, por ejemplos, a su señora madre (que en paz descansó cuando los echó), a un toro de cartón piedra dirigido por muchachas de aviesas intenciones, o a una apuesta funcionaria de los cuerpos de seguridad del Estado, elementos tres los cuales buen papel harían en el artefacto de la taurofobia, en sustitución del rumiante.
Aunque, insisto, no me cabe la menor duda de que esas modificaciones no congraciarían con el profundo sentir del pueblo ejjjpañol, cuya identidad nacional (la muerte, hemos dicho), no se contentaría con ajusticiar a una señora madre, a un andamiaje artificial o a una antidisturbio de buen ver, hija pródiga y natural de -pongamos-, las dehesas salmantinas. El pueblo ejjjpañol necesita sangre. Por eso y otras cosas su majestad se entrena masacrando mamíferos en casa ajena, con motivo de graciosas visitas que Su Necedad (como ilustre perteneciente a la ONG Asesinas Sin Fronteras), tiene a mal llevar a cabo a otros países cada vez que los pedos no le salen o que se aburre en su chocita de miles y miles de metros cuadrados (en la cual cuántas familias, para las que el presidente quiere construir pisitos-cenicero, cabrían). Por eso y otras cosas, las psicópatas que torturan animales (no humanos), no son reprendidas a la altura moral de sus crímenes. Por eso y otras cosas la legislación al respecto de los animales (no humanos), está en puritito hueso. Por eso y otras cosas a veces las treintaidos puñaladas de un marido despechado a una mujer infiel no son causa de “ensañamiento” para un juez. Por eso... Ejjpaña es diferente .
Por eso... Ejjjpaña é diferente.
Y no se me enfaden si el texto suena a cachondo, a libertino o a trivial,... hay veces que una, por no llorar, se pone a difundir calumnias y a decir lo que muchas (gracias a Belcebú), piensan sobre el carácter ejjpañol y sus graciosas costumbres. Graciosísimas tradiciones. Delirantes hasta la psicopatía.
Pronto, cuando la tauromafia acabe de morirse de muerte natural (o moral, en ello estamos las alérgicas a la muerte), y los toros que queden sean encerrados en zoológicos, y sus antiguos hábitats -que en tan ecologistas convierten a las especuladoras terratenientes que las regentan-, hayan sido encementados y convertidos en cuartas residencias para la Duquesa de Alba, el funcionariado público y otras individuas, acaso la tribu íbera deberá trocar su figura totémica del bovino criminalizado, por -especulo-, la del mítico lobo... para poder extinguirlo con glamour. Porque si algo no ha dejado más claro la identidad nacional ejjpañola es que matar, especialmente matar lo que se ama, mola cantidad. La españolita de a pie mata para demostrar amor. Y si no que se lo pregunten a los cadáveres de las mujeres matadas anualmente en Ejjpaña o Méjico, grandes países taurófobos, amantes de matar el amor, amantes de la muerte. Quedando en ridículo ante Machado: ejjjpañolita que vienes al mundo, te guarde dios, una de las dos Ejjpañas ha de sajarte el corazón.
Xavier Bayle
http://www.altarriba.org/5/xavier_bayle.htm