pizke
04-feb-2010, 17:27
Hola amigo sin nombre,
no te lo quisieron poner, aunque yo por dentro te llamaba Lolo. No me dejaron despedirme de tí, y la última vez que te ví me riñeron por llorar, diciendo que lo mío no era normal y que dónde se había visto a nadie que llorase por eso.
Lo tuyo era para mí como la crónica de una muerte anunciada. Aunque siempre supe cómo ibas a terminar, nunca dejé de ir a visitarte a la cuadra, de darte puñaditos de la hierba más verde a escondidas y de esa paja que tanto te gustaba y de hablar mirándote a esos grandes ojos marrones. De pedirte perdón por los errores de una especie diferente a la tuya, y de los que serás el único perjudicado. De secarte las marcas que te dejaba el llanto bajo tus larguísimas pestañas al separarte tan pronto de tu mamá. De tocar muy despacito esa suave piel que tienes en el cuello.De asomarme de repente a la puerta de la cuadra y llamarte bajito para ver si me mirabas. De frotar tu pelo marrón y acariciarte las orejitas cada vez que bajabas la cabeza. De dejar que siempre intentaras comerte mi pantalón del chándal o esa chaqueta azul que tanto te gustaba, y de reñirte de broma diciendote que eras muy malo.
Tampoco dejé de pedirles que no lo hicieran, que se quedaran contigo, que si no les daba pena, que te habían visto nacer, y que no era justo, que ni siqueira habías visto la luz del sol ni habías correteado por la hierba junto a tu mamá o las demás compañeras de la cuadra.
Debo confesarte, que tú, mi Lolo, fuiste responsable de una de las decisiones más importantes que he tomado en mi vida, y que nunca voy a olvidarte. Que siempre voy a llevarte dentro de mí, en mi patata, y no en mi barriga.
Ahora sólo puedo derramar lágrimas, sabiendo que hoy ya no estarás en este mundo, y que el único recuerdo que tendré de tí es una foto en el móvil, el hueco que has dejado dentro de mí, y un sangriento paquete de carne en la nevera al que tendré miedo de mirar.
Perdóname Lolo.
no te lo quisieron poner, aunque yo por dentro te llamaba Lolo. No me dejaron despedirme de tí, y la última vez que te ví me riñeron por llorar, diciendo que lo mío no era normal y que dónde se había visto a nadie que llorase por eso.
Lo tuyo era para mí como la crónica de una muerte anunciada. Aunque siempre supe cómo ibas a terminar, nunca dejé de ir a visitarte a la cuadra, de darte puñaditos de la hierba más verde a escondidas y de esa paja que tanto te gustaba y de hablar mirándote a esos grandes ojos marrones. De pedirte perdón por los errores de una especie diferente a la tuya, y de los que serás el único perjudicado. De secarte las marcas que te dejaba el llanto bajo tus larguísimas pestañas al separarte tan pronto de tu mamá. De tocar muy despacito esa suave piel que tienes en el cuello.De asomarme de repente a la puerta de la cuadra y llamarte bajito para ver si me mirabas. De frotar tu pelo marrón y acariciarte las orejitas cada vez que bajabas la cabeza. De dejar que siempre intentaras comerte mi pantalón del chándal o esa chaqueta azul que tanto te gustaba, y de reñirte de broma diciendote que eras muy malo.
Tampoco dejé de pedirles que no lo hicieran, que se quedaran contigo, que si no les daba pena, que te habían visto nacer, y que no era justo, que ni siqueira habías visto la luz del sol ni habías correteado por la hierba junto a tu mamá o las demás compañeras de la cuadra.
Debo confesarte, que tú, mi Lolo, fuiste responsable de una de las decisiones más importantes que he tomado en mi vida, y que nunca voy a olvidarte. Que siempre voy a llevarte dentro de mí, en mi patata, y no en mi barriga.
Ahora sólo puedo derramar lágrimas, sabiendo que hoy ya no estarás en este mundo, y que el único recuerdo que tendré de tí es una foto en el móvil, el hueco que has dejado dentro de mí, y un sangriento paquete de carne en la nevera al que tendré miedo de mirar.
Perdóname Lolo.