margaly
25-may-2007, 09:27
Ofrecemos el artículo de opinión realizado esta semana por el doctor M.A. Delgado Millán, para AZprensa.com
Madrid, del 25 de mayo al 1 de junio de 2007 (AZprensa.com)
Se empieza ya a intuir el verano, y quien más quien menos quiere lucir cuerpo; es la hora de las dietas, la época en la que todo el mundo compra libros para adelgazar, va a miles de especialistas y hace más deporte. Es la época dorada de los cirujanos plásticos.
Sin embargo, el truco final es siempre el mismo: consumir menos calorías y, sobre todo, aprender a comer, saber cuándo, qué y con qué hacerlo. Pero, ¿sabemos comer? ¿Sabemos qué contenido tiene cada comida?
Las hortalizas y verduras, junto a las frutas, contribuyen al equilibrio nutricional por sus aportes en agua, vitaminas y minerales. Entre ellas, destaca el tomate, originario de México y rico en licopeno, vitamina A y C), que es un factor protector de tipos de cáncer como los de próstata, mama, colon y estómago; el pimiento (de Bolivia y Perú), rico en vitamina A y C y en calcio, tiene propiedades antioxidantes y un alto valor analgésico y antiinflamatorio; y la cebolla (de Persia), que no contiene vitaminas pero es rica en compuestos azufrados volátiles y tiene propiedades mucolíticas y expectorantes.
En cuanto a las legumbres, proporcionan muchos carbohidratos en la dieta. Destacan las alubias (procedentes de América), ricas en carbohidratos y fibra (gran parte de ésta se encuentra en forma de almidón que, al fermentarse con las bacterias del colon, produce flatulencia), pero también en fitoesteroles, que reducen el colesterol, y son ricas en proteína de origen no animal.
Los cereales, base de la alimentación de muchas civilizaciones, son ricos en carbohidratos (sobre todo en almidón) y cubren las necesidades de fibra, pero son pobres en proteínas (aunque aportan casi el 40 por ciento de las proteínas de las dietas habituales) y grasas. El trigo es el cereal más consumido, sobre todo en Europa, América y Oriente Medio, mientras en otros países se sustituye por mijo, maíz o arroz. La pena es que cada vez se consume menos cereal directo como el pan (antes en España se consumían 500 gramos al día y ahora 150) y más bollería o cereales preparados.
La fruta, la comida del verano, tiene gran cantidad de agua (casi el 90 por ciento del peso de la pieza), aporta azucares y ácidos orgánicos, pero no tiene proteínas ni grasas (excepto el aguacate), y sobre todo, aporta vitaminas A y C (se pierden en contacto con oxígeno), sustancias antioxidantes y fibra (aunque se pierde gran aporte de ellas al pelarlas). Lo bueno de las frutas es que promueven la saciedad al ser ricas en agua y fibra, y aportan pocas calorías. Se recomienda, por tanto, consumir al menos tres piezas diarias de fruta, e ir variándolas.
Respecto al pescado, tiene un alto contenido en proteínas y, según tenga más o menos grasa, se considera azul o blanco. Contiene ácidos grasos insaturados, los famosos omega 3, con efecto cardioprotector, al disminuir los niveles de Dl y HDL, inhibir la agregación plaquetaria, etc.
En cuanto a la carne, tiene un alto nivel de proteínas y grasa (sobre todo en la piel); teniendo la roja más grasa saturada que, por ejemplo, la de ave (¿saben que la carne de pollo tiene un 70 por ciento menos de grasa que la de la gallina? ¡Será la edad!). Pero la carne de cordero, también roja, como la de buey o ternera, tiene más grasa que la de éstos. La peor es la de las costillas, que tiene un 14 por ciento más de grasa, sobre todo si es a la brasa (aumenta la cantidad de hidrocarburos). ¿Y la leche? Nuestro único alimento durante muchos meses, contiene muchas proteínas ricas en aminoácidos esenciales, hidratos de carbono tipo lactosa, calcio (cuidado en los niños intolerantes a la lactosa) y ácidos grasos saturados.
Por su parte, el azúcar, procedente de la India (por eso le llaman ‘miel de India’), representa en los países desarrollados el 20 por ciento del aporte calórico total y es ‘el malo’ de la alimentación (se relaciona con obesidad, caries, diabetes...). Lo peor: los caramelos y los chicles.
Por último, el huevo contiene un alto contenido nutricional, ya que aporta proteínas (en la clara), vitaminas y grasas (yema), con una relación adecuada entre saturada e insaturada. Y no es verdad que eleva el colesterol en sangre. ¿Lo menos sano? Los huevos fritos, por la fritura. Y lo más sano, la tortilla, ya que batir los huevos permite la introducción de aire y por tanto la digestibilidad.
A aprender a comer.
http://www.azprensa.com/noticias_ext.php?idreg=29910
Madrid, del 25 de mayo al 1 de junio de 2007 (AZprensa.com)
Se empieza ya a intuir el verano, y quien más quien menos quiere lucir cuerpo; es la hora de las dietas, la época en la que todo el mundo compra libros para adelgazar, va a miles de especialistas y hace más deporte. Es la época dorada de los cirujanos plásticos.
Sin embargo, el truco final es siempre el mismo: consumir menos calorías y, sobre todo, aprender a comer, saber cuándo, qué y con qué hacerlo. Pero, ¿sabemos comer? ¿Sabemos qué contenido tiene cada comida?
Las hortalizas y verduras, junto a las frutas, contribuyen al equilibrio nutricional por sus aportes en agua, vitaminas y minerales. Entre ellas, destaca el tomate, originario de México y rico en licopeno, vitamina A y C), que es un factor protector de tipos de cáncer como los de próstata, mama, colon y estómago; el pimiento (de Bolivia y Perú), rico en vitamina A y C y en calcio, tiene propiedades antioxidantes y un alto valor analgésico y antiinflamatorio; y la cebolla (de Persia), que no contiene vitaminas pero es rica en compuestos azufrados volátiles y tiene propiedades mucolíticas y expectorantes.
En cuanto a las legumbres, proporcionan muchos carbohidratos en la dieta. Destacan las alubias (procedentes de América), ricas en carbohidratos y fibra (gran parte de ésta se encuentra en forma de almidón que, al fermentarse con las bacterias del colon, produce flatulencia), pero también en fitoesteroles, que reducen el colesterol, y son ricas en proteína de origen no animal.
Los cereales, base de la alimentación de muchas civilizaciones, son ricos en carbohidratos (sobre todo en almidón) y cubren las necesidades de fibra, pero son pobres en proteínas (aunque aportan casi el 40 por ciento de las proteínas de las dietas habituales) y grasas. El trigo es el cereal más consumido, sobre todo en Europa, América y Oriente Medio, mientras en otros países se sustituye por mijo, maíz o arroz. La pena es que cada vez se consume menos cereal directo como el pan (antes en España se consumían 500 gramos al día y ahora 150) y más bollería o cereales preparados.
La fruta, la comida del verano, tiene gran cantidad de agua (casi el 90 por ciento del peso de la pieza), aporta azucares y ácidos orgánicos, pero no tiene proteínas ni grasas (excepto el aguacate), y sobre todo, aporta vitaminas A y C (se pierden en contacto con oxígeno), sustancias antioxidantes y fibra (aunque se pierde gran aporte de ellas al pelarlas). Lo bueno de las frutas es que promueven la saciedad al ser ricas en agua y fibra, y aportan pocas calorías. Se recomienda, por tanto, consumir al menos tres piezas diarias de fruta, e ir variándolas.
Respecto al pescado, tiene un alto contenido en proteínas y, según tenga más o menos grasa, se considera azul o blanco. Contiene ácidos grasos insaturados, los famosos omega 3, con efecto cardioprotector, al disminuir los niveles de Dl y HDL, inhibir la agregación plaquetaria, etc.
En cuanto a la carne, tiene un alto nivel de proteínas y grasa (sobre todo en la piel); teniendo la roja más grasa saturada que, por ejemplo, la de ave (¿saben que la carne de pollo tiene un 70 por ciento menos de grasa que la de la gallina? ¡Será la edad!). Pero la carne de cordero, también roja, como la de buey o ternera, tiene más grasa que la de éstos. La peor es la de las costillas, que tiene un 14 por ciento más de grasa, sobre todo si es a la brasa (aumenta la cantidad de hidrocarburos). ¿Y la leche? Nuestro único alimento durante muchos meses, contiene muchas proteínas ricas en aminoácidos esenciales, hidratos de carbono tipo lactosa, calcio (cuidado en los niños intolerantes a la lactosa) y ácidos grasos saturados.
Por su parte, el azúcar, procedente de la India (por eso le llaman ‘miel de India’), representa en los países desarrollados el 20 por ciento del aporte calórico total y es ‘el malo’ de la alimentación (se relaciona con obesidad, caries, diabetes...). Lo peor: los caramelos y los chicles.
Por último, el huevo contiene un alto contenido nutricional, ya que aporta proteínas (en la clara), vitaminas y grasas (yema), con una relación adecuada entre saturada e insaturada. Y no es verdad que eleva el colesterol en sangre. ¿Lo menos sano? Los huevos fritos, por la fritura. Y lo más sano, la tortilla, ya que batir los huevos permite la introducción de aire y por tanto la digestibilidad.
A aprender a comer.
http://www.azprensa.com/noticias_ext.php?idreg=29910