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Ver la versión completa : Fama póstuma. Manfred Kyber



Snickers
20-nov-2009, 08:36
Creo q no lo había colgado aún, aunq en ese hilo de la muerte de hace una semanas puse un enlace a este relato en la web del autor, pero en alemán

Es un relato cuyo final me resulta revelador, parece hecho para Historias de la cripta o Más allá del límite

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Fama póstuma

La ceremonia fúnebre del famoso anatomista y líder del Instituto Fisiológico de la vieja Universidad se convirtió en un tributo conmovedor por la comunidad académica a los méritos del gran difunto.

El catafalco se colgó con trenza y cintas de seda y fue envuelto en laurel y flores, las velas ardientes lo abrazaron y delante, extendido en cojines de terciopelo, estaban numerosas medallas que el erudito investigador había llevado con justificado orgullo. A ambos lados del féretro permanecían los oficiales de las fraternidades con los sables desenfundados, y junto a los miembros de la familia se sentaba el senado de la Universidad con el completo vestido académico, todos los miembros de facultad y a los representantes de la administración. El sacerdote estaba justo acabando su discurso, el cual había conmovido profundamente el corazón de todos.

"El era una persona ejemplar y un estudioso ejemplar", el concluyó, "el era uno, porque él era el otro, puesto que ser un magnífico investigador significa ser una gran persona. Nosotros estamos de pie junto al ataúd de una grandísima persona con la tristeza en nuestras almas porque se nos ha ido. Pero de ninguna manera debemos llorar ni lamentarnos puesto que este gran difunto no está muerto. Él permanece vivo y está ante el trono de Dios con todo el esplendor de su laboriosa vida, como él dice en las escrituras:

"Ellos descansan de su trabajo y sus trabajos les seguirán".

Su público estaba profundamente conmovido y nadie se percató que el sacerdote parecía haber olvidado un pequeño detalle, a saber, que el gran difunto, el cual supuestamente estaba ahora ante el trono de Dios nunca había creído en Dios. Pero tales pequeños detalles son normalmente olvidados en los discursos fúnebres.

Entonces el rector de la rosa Universitaria, su cadena de oro alrededor de su cuello y con una voz llena de emoción pronunció las palabras cariñosas en recuerdo de su famoso compañero:

"En todo momento él era un crédito a nuestra vieja "Alma madre" y un crédito a la ciencia, a la cual se había consagrado toda su vida.

Él era un ejemplo para nosotros y para todos los que vienen detrás; su nombre brillará para siempre en las cartas doradas sobre las lápidas jaspeadas de cultura humana. En este grave y solemne momento yo puedo mencionar sólo un poco de la abundancia de sus logros; Yo sólo puedo indicar como el hizo pruebas tras pruebas en innumerables experimentos con animales.

Es imposible imaginar qué perspectivas desconocidas se abren a la humanidad y a la ciencia en general con éstos novedosos hechos médicos.

Nosotros podemos sólo emular a este poderoso científico que nos ha mostrado tales caminos maravillosos, y nosotros y los jóvenes académicos que admiran al que fue un líder para toda la humanidad, queremos jurar en sus cenizas para continuar y extender el trabajo de su vida, para el bien de la ciencia Europea y para el honor de nuestro querido Padre.

A nuestro magnífico difunto no carecía de rico conocimiento, como agradecidamente podemos ver; señales honorables de homenaje les fueron concedidas desde la más alta de las posiciones" -todos los ojos se dirigían con maravilla al cojín aterciopelado con las medallas que pesaban varias libras- "y poco antes de su muerte el tuvo la alegría de ser nombrado Concejal Honorable Médico con el título de Excelencia, un honor el cual nuestra completa Universidad compartía con él. Pero rica como su fama era, su póstuma fama será incluso mayor para siempre. Permítenos, quienes estamos lamentando su ausencia, concederte ahora generosamente descanso de su trabajo; permítele ahora vagar en los prados de Asfodelos, junto con los magníficos pensadores de todos los tiempos, los cuales sus trabajos le habían elevado. Y así, soy ahora privilegiado de concluir con las palabras de mi reverendo predecesor: "y sus trabajos les seguirán".

Todos prestaban atención, en parte por el amor de la ciencia Europea y en parte por el amor del título de Excelencia. El Magnífico Rector había omitido sólo un pequeño detalle, que científicos Europeos llaman a los prados de Asfodelos fábula, y que, en relación a los magníficos pensadores del pasado, mantienen que se han disuelto en sustancias químicas. Pero estos son sólo pequeños detalles y es el privilegio de la cultura contemporánea utilizar una palabra Griega para algo que no significa nada para nosotros.

Si no tuviera que existir un significado en todos los cielos, ¡dónde acabaríamos con la civilización contemporánea y la ciencia Europea!.

El representante del estado declaró que el difunto había sido un pilar de la nación moderna y el representante de la municipalidad dijo que el concilio de la Ciudad había decidido por unanimidad rendirle una calle al magnífico difunto. El coro de la Iglesia le cantó un himno; era una vieja canción y destacaba de una forma extraña tras las palabras escuchadas en el dia de hoy. Muy suavemente y casi etéreamente, sonaba a través del vestíbulo como voces de ultratumba: "Cómo será, cómo será, cuando estemos en Salem, en la ciudad con las calles de oro.".

Entonces el ataúd bajó a la tumba.

El difunto había permanecido allí todo el tiempo. Parecía que no había cambiado mucho. El sólo recordaba haber visto una luz muy luminosa, y entonces todo estaba como antes y a duras penas era consciente de que él había muerto- sólo que todo estaba más iluminado, no más pesadez ni sustancia sólida. Un gran asombro lo invadió: así después de todo era la vida después de la muerte; la vieja ciencia era cierta y lo nuevo era erróneo. Pero era más grata esta movedad y le alivió magníficamente; aunque al principio había sido de alguna manera agonizante que el no podía hablar con nadie nunca más, que ninguno de sus parientes y compañeros se habían dado cuenta lo cercano que era. Todavía le resultaba reconfortante oír cómo fue su ceremonia y que habían hablado del trono de Dios y de los prados de Asfodelos con tanta fé. Por supuesto, el echaba de menos los títulos y las medallas, parecían no estar más tiempo dentro de su alcance. ¿Pero no era el todavía gran erudito, el famoso científico? ¿No habían dicho: "sus trabajos le seguirán"?
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Él estaba ahora sólo y las paredes del vestíbulo oscurecieron y retrocedieron en el nulo. Estaba muy tranquilo, sólo lejos tenía eco la vieja canción, apenas se podía escuchar: "Cuando estemos en Salem, en la ciudad con las calles de oro."

Eso iba a seguir ahora, quizás en seguida. El estaba con gran expectación, pero en esta expectación había un elemento de temor, una magnífica pregunta llena de temor que llamaba todo su ser. Además, había llegado a estar tan oscuro que no podía ver nada nunca más. Después llegó a haber luz y un ángel se puso ante él. Así, que existían también. Entonces Dios tenía que existir también, y todos aquellos difuntos que vivieron, y la espiritual Jerusalén, también, ¡Qué bonito era todo! Pero el ángel miraba la tumba y muy triste.

"¿A dónde vas?" preguntó.

"Al Paraíso".

"¡Ven!", dijo el ángel.

Magníficas puertas oscuras se abrieron sin hacer ruido y ellos entraron a una habitación que estaba brillantemente iluminada. Las paredes eran rojo-sangre y un sin fin de animales mutilados estaban agachados en el suelo lloriqueando. Ellos alcanzaron al difunto con sus miembros cortados a pedazos y le miraban con sus ojos cegados, sin luz. Sus filas se estiraban más y más, eternamente.

"Aquí están las perras, cuyos cachorros sacastes de sus vivientes cuerpos. ¿No tuvistes niños a los que amar?. Cuando tus hijos mueren y buscan a su padre en el Paraíso, es aquí donde te encuentran. Este es el Paraíso, que creaste para ti mismo. Aquí están los gatos que destruiste con horribles torturas.

Snickers
20-nov-2009, 08:37
Dios les dio tal delicada existencia que es una verdadera maravilla de la creación. Tu no oirás nada salvo a ellos. Aquí están los monos y los conejos cuya vista se llevó. Dios se lo dio a ellos para que pudieran ver el sol. ¿No viste el sol toda tu vida? Ahora no verás nada salvo tus ojos cegados y muertos.

"Esto es horrible", dijo el difunto.

"Lo es", dijo el ángel.

"Todos estos animales viven con Dios", dijo el ángel" tu no puedes ir allí, porque ellos permanecen en el camino y te acusan y no te permitirán seguir.

Lo que ves son sus anteriores imágenes-espejo; ellos son tus trabajos y permanecerán contigo. Tu experimentarás todos sus tormentos en ti mismo, hasta que renazcas en la Tierra para expiar.

Esto es un camino largo y triste y ellos serán tus únicas compañías. Sin embargo, hay uno más. Mira quién está ante ti en medio de todos tus trabajos!".

El difunto miró hacia arriba y vio un espectro horrible con una cara horrorosa como de humano, con una capa cubierta con suciedad y sangre y con un cuchillo en su mano.

"Esto es lo más horrible que nunca vi", dijo el difunto, y fue poseído por un terror que nunca antes había experimentado. "Quién es ésta horrible criatura? ¿Siempre debo mirar esto?

"Este eres tú", dijo el ángel. "¿Pero qué me dices de la ciencia?, el difunto preguntaba lleno de miedo, "¿no serví a la ciencia? ¿No pertenezco a los grandes espíritus, a pesar de que cometiese estos hechos?

"Los grandes espíritus eran hermanos de los animales y no sus ejecutores", dijo el ángel. "Ellos no te darían las espaldas, si alguna vez te hubieses atrevido a estar con ellos. Pero no conseguirás estar cerca de ellos.

Tu fuiste meramente nada y en absoluto un gran espíritu. E incluso tu sabías que eras nada; tu sabías que no encontrarías nada y esto es por lo que cometiste todos estos horrores, teniendo la esperanza en todo momento de que ibas a descifrar algunos de los enigmas de la naturaleza torturando animales. Entonces vino la lujuria por matar, la lujuria de un pequeño alma en busca de poder.

¿Lo ves todo? Puedes verlo claramente en su espejo-imagen; esto refleja fielmente todos sus rasgos. Permanece con esto, lava su prenda sangrienta y sucia hasta que sea blanca como la nieve otra vez. Esto puede tardar miles de años, quizás más.

"Permanece con esto, puesto que no hay salida. Esta es tu compaña y todas estas criaturas mutiladas de Dios son tu Paraíso".

"Todo esto es cierto", dijo el difunto, "pero a pesar de que pensé e hice como dices, ¿he contribuido al enriquecimiento del conocimiento? ¿La ciencia no me hablará?.

"¿Conocimiento a través del crimen? Dijo el ángel. "Hubo una vez cuando la ciencia poseía el conocimiento, cuando esto era un templo. Yo te mostraré lo que su ciencia parece hoy".

Una luz amarilla hizo una señal y el difunto vio un bromista allí sentado, quién estaba construyendo una caja de tarjetas con manos sangrientas. Una ráfaga de aire lo pasó, pero el necio siguió construyendo.

"¿Es eso todo?", dijo el ángel.

"¿También enseña tu ciencia que no hay Dios ni retribución ni vida después de la muerte? Yo tengo que irme ahora. Tu permaneces en tu Paraíso."

El difunto permanecía en su Paraíso y lo tenía ante sus ojos horas tras horas, días tras días, año tras año. Esto no puede ser medido en términos de tiempo, al menos científicamente y después de todo, eso es lo único que cuenta, ¿no?.

Desde muy lejos una vieja canción de hace mucho tiempo en forma de eco, apenas se podía oír y desvaneciendo:

"Como será, cuando nosotros estemos en Salem, en la ciudad con las calles de oro."

Quizás esta canción tiene un significado después de todo, puesto que algún día todos debemos morir, ¿no? Pero ¿quién piensa en eso hoy en día, en la era de la ciencia europea ilustrada?

Los periódicos publicaban epitafios de varias columnas sobre el magnífico científico y estudioso, Su Excelencia, el Honorable Médico, cuya muerte había sido pérdida irreemplazable para la ciencia, pero cuyo nombre estaría para siempre en las páginas de honor en los anales de la humanidad, un glorioso testimonio para nuestra cultura progresiva y un monumento para todas las futuras generaciones -como todo lo mejor ante él. ¡Honor a estos
magníficos difuntos!

Sí, ellos descansaron de sus trabajos, y sus trabajos les seguirán.

Manfred Kyber

ami
21-nov-2009, 19:48
Me ha gustado la idea del ese Paraíso a medida. Que aquello que amamos, cultivamos y creamos en esta vida sea nuestro paraíso en la otra. A más de uno le saldría el tiro por la culata, como a este científico (yo voy a revisar mis acciones ahora mismo, por si las moscas).