Velveteen
18-oct-2009, 12:09
Pongo este artículo que ha salido hoy en La Vanguardia. No estaba segura de dónde ponerla, espero que aquí vaya bien
EL FUTURO DE LA FIESTA TAURINA
La propuesta de corridas de toros incruentas provoca discrepancias
"El toreo sin muerte destrozaría los tópicos y aceleraría el fin de las corridas", sostienen los defensores de los animales | "Eliminar la muerte del toro sería desnaturalizar al 100% las corridas", consideran los aficionados
La fiesta de los toros vive momentos agitados en Catalunya, donde la dialéctica entre aficionados y defensores de los animales está a punto de llegar al Parlament de la mano de una iniciativa legislativa popular presentada para prohibir la fiesta de los toros. Las corridas son arte, dicen unos; el toreo es maltrato al animal, replican otros. Y mientras tanto, algunos lectores de este diario creen que es posible una tercera vía: los toros sin muerte. Pero ¿realmente es imaginable esta solución, como se lleva a cabo en Portugal? ¿Pueden disfrutar de los pases y las chicuelinas los aficionados sin el estoque final? Algunos grupos defensores de los animales afirman que esta solución podría ser válida como opción de transición hacia el final de la fiesta nacional. Pero los taurinos ni se imaginan una fiesta incruenta.
La Asociación para la Defensa de los Animales estima que "introducir los toros sin muerte sería, al menos, un paso adelante, marcaría el camino futuro", según señala Mariana Sanz de Galdeano, presidenta de la entidad. "El toreo sin muerte destrozaría los tópicos y podría acelerar el final de las corridas, que es algo que ya estamos viendo; la gente ha dejado de ir a las corridas, ya no le interesa", concluye.
Por su parte, la Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales (Adda) sostiene que el toreo sin muerte sólo sería aceptable si el animal no es maltratado y si el espectáculo es incruento: si no hay sangre.
Los defensores de los animales rechazan que sea válido el modelo de Portugal, pues, aunque el animal no muere en la plaza –ni sufre la suerte de varas–, sí se le ponen banderillas. "En Portugal, no se matan los toros en la plaza; pero se les tortura. Incluso es peor que aquí porque los animales quedan malheridos. El animal sufre y se queda en la plaza hasta que viene el matarife el lunes para matarlo o rematarlo", dice Manuel Cases, presidente de Adda, quien insiste en que el toreo sin muerte sólo sería aceptable si el animal no es maltratado.
Las críticas de estos sectores se extienden al "maltrato" que sufre el toro incluso antes de salir a la plaza (el transporte desde la dehesa o su encierro en chiqueros). "Nuestro criterio es el mismo que para los correbous. Si se introduce una reglamentación en la que se prohíbe pinchar al animal, lanzarle dardos o colocarle encima sogas o bolas de fuego, toleraríamos el espectáculo", dice.
Los defensores no rechazan la idea de una fiesta incruenta, como en Las Vegas, donde se han empezado a hacer festejos en los que el animal recibe sólo el impacto de banderillas con velcro.
Pero, con esta opción, cabe pensar que sólo habría pases largos de capa. Adiós, pues, a los lances de muleta; adiós a los naturales, derechazos, pases cambiados, pases de pecho y demás.
Los sectores taurinos se muestran contrarios a esta opción. "Eliminar la muerte del toro sería desnaturalizar al 100% las corridas", dice Salvador Boix, el apoderado de José Tomás, el diestro que ha revitalizado los ánimos de los aficionados. Boix denuncia la doble moral social y una "hipersensibilidad hipócrita" hacia los animales. "Hay personas que creen que los toros son algo inadmisible, pero se comen un bistec y se quedan tan anchos, sin preocuparse del animal que se están comiendo", dice. El apoderado juzga muy sospechoso que la iniciativa parlamentaria sólo persiga prohibir los toros, pero no los correbous de las comarcas del sur de Tarragona, que tienen un gran apoyo político.
El torero Serafín Marín, un joven maestro de 26 años de Montcada, señala que no está de acuerdo con el toreo sin muerte o incruento. "Para mí sería un gran atraso para la fiesta. Se perderían la suerte de varas o las banderillas, y la fiesta ya no sería igual".
El diestro vallesano arguye que la carrera de los toreros se va cimentando con las orejas y los rabos ganados en plazas donde los toreros han desarrollado grandes faenas y se han jugado la vida, y donde el punto culminante ha sido el momento de ir a matar el animal. "El toreo sin muerte no sería lo mismo. La clave no es sólo hacer una buena faena, sino el momento de ir a matar al toro, que es lo que completa el trabajo. Cuando un torero ha hecho un gran trabajo, está a punto de obtener la oreja y el rabo; pero si no logra matar al animal, la gente lo acabará pitando y abroncando". La muerte del animal es "el remate final" y si este momento no llega, "la fiesta ya no tendría ni gracia ni sentido".
"El planteamiento de una corrida de toros sin muerte no sería una corrida sino otra cosa", dice Luis Corrales, director de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta. Corrales justifica la necesidad de mantener las actuales reglas porque estas recogen perfectamente "el combate de la inteligencia contra la naturaleza" y cómo "lo humano se enfrenta a la fuerza bruta" hasta conseguir que "nuestra civilización logre que esa fuerza sea vencida", pese a lo imprevisible del espectáculo. Corrales cree que el toreo es arte "porque mantiene un discurso con toda la verdad. El toreo –añade– representa la tragedia; pero no es una representación de la realidad, sino que presenta la realidad". Una lucha en la que, al final, hay un vencedor.
Manuel Macià, presidente del Partido Antitaurino, se opone a los toros, incluso sin sangre. "Los animales deben estar en el campo. Nadie les ha preguntado si quieren estar en el ruedo y que les hagan majaderías. No deben servir para la diversión".
La propuesta de corridas de toros incruentas provoca discrepancias
¿Es el futuro de la tauromaquia o una faena del destino? ¿La tercera vía taurina o una fantochada goyesca? En la ciudad que ha convertido los casinos en una religión y los espectáculos en un juego de sueños, ha surgido una nueva versión del toreo sin muerte. "En Estados Unidos, no se pueden celebrar corridas; por eso, organizamos estos espectáculos; pero se trata de toros bravos", dice Carlos Marroquín, portavoz de la empresa Don Bull Productions, que ha empezado a organizar en Las Vegas (Nevada) estos espectáculos incruentos.
Banderillas con velcro
En el festejo, los diestros mantienen el ritual coreográfico, aunque en un escenario de rodeo (el South Point Arena), y las banderillas están acolchadas con una punta de velcro adhesivo que se pega al lomo del animal. El primer festejo tuvo lugar el pasado 15 de septiembre, cuando intervieron Eulalio López, Zotoluco; Julio Benítez, el Cordobés hijo, y Alfredo Ríos, el Conde, que lidiaron toros californianos de 490 kilos. Y todos salieron en hombros y cortaron dos orejas simbólicas Sin embargo, el escaso público obligó a Don Bull a reprogramar los siguientes espectáculos. Y ahora anuncia también próximos festejos con los españoles Javier Conde, Juan José Padilla, Antonio Barrera, Ortega Cano y Enrique Ponce, aunque otros se han retirado: el Juli, el Fandi y Cayetano Rivera Ordóñez.
¿Pantomima, estudio de mercado, atrevimiento mexicano? "Lo de Las Vegas es algo morboso; es como si invitan a Plácido Domingo para actuar con playback. Es más denigrante con los toros que lo que se hace en una plaza de verdad", dice el apoderado Salvador Boix.
EL FUTURO DE LA FIESTA TAURINA
La propuesta de corridas de toros incruentas provoca discrepancias
"El toreo sin muerte destrozaría los tópicos y aceleraría el fin de las corridas", sostienen los defensores de los animales | "Eliminar la muerte del toro sería desnaturalizar al 100% las corridas", consideran los aficionados
La fiesta de los toros vive momentos agitados en Catalunya, donde la dialéctica entre aficionados y defensores de los animales está a punto de llegar al Parlament de la mano de una iniciativa legislativa popular presentada para prohibir la fiesta de los toros. Las corridas son arte, dicen unos; el toreo es maltrato al animal, replican otros. Y mientras tanto, algunos lectores de este diario creen que es posible una tercera vía: los toros sin muerte. Pero ¿realmente es imaginable esta solución, como se lleva a cabo en Portugal? ¿Pueden disfrutar de los pases y las chicuelinas los aficionados sin el estoque final? Algunos grupos defensores de los animales afirman que esta solución podría ser válida como opción de transición hacia el final de la fiesta nacional. Pero los taurinos ni se imaginan una fiesta incruenta.
La Asociación para la Defensa de los Animales estima que "introducir los toros sin muerte sería, al menos, un paso adelante, marcaría el camino futuro", según señala Mariana Sanz de Galdeano, presidenta de la entidad. "El toreo sin muerte destrozaría los tópicos y podría acelerar el final de las corridas, que es algo que ya estamos viendo; la gente ha dejado de ir a las corridas, ya no le interesa", concluye.
Por su parte, la Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales (Adda) sostiene que el toreo sin muerte sólo sería aceptable si el animal no es maltratado y si el espectáculo es incruento: si no hay sangre.
Los defensores de los animales rechazan que sea válido el modelo de Portugal, pues, aunque el animal no muere en la plaza –ni sufre la suerte de varas–, sí se le ponen banderillas. "En Portugal, no se matan los toros en la plaza; pero se les tortura. Incluso es peor que aquí porque los animales quedan malheridos. El animal sufre y se queda en la plaza hasta que viene el matarife el lunes para matarlo o rematarlo", dice Manuel Cases, presidente de Adda, quien insiste en que el toreo sin muerte sólo sería aceptable si el animal no es maltratado.
Las críticas de estos sectores se extienden al "maltrato" que sufre el toro incluso antes de salir a la plaza (el transporte desde la dehesa o su encierro en chiqueros). "Nuestro criterio es el mismo que para los correbous. Si se introduce una reglamentación en la que se prohíbe pinchar al animal, lanzarle dardos o colocarle encima sogas o bolas de fuego, toleraríamos el espectáculo", dice.
Los defensores no rechazan la idea de una fiesta incruenta, como en Las Vegas, donde se han empezado a hacer festejos en los que el animal recibe sólo el impacto de banderillas con velcro.
Pero, con esta opción, cabe pensar que sólo habría pases largos de capa. Adiós, pues, a los lances de muleta; adiós a los naturales, derechazos, pases cambiados, pases de pecho y demás.
Los sectores taurinos se muestran contrarios a esta opción. "Eliminar la muerte del toro sería desnaturalizar al 100% las corridas", dice Salvador Boix, el apoderado de José Tomás, el diestro que ha revitalizado los ánimos de los aficionados. Boix denuncia la doble moral social y una "hipersensibilidad hipócrita" hacia los animales. "Hay personas que creen que los toros son algo inadmisible, pero se comen un bistec y se quedan tan anchos, sin preocuparse del animal que se están comiendo", dice. El apoderado juzga muy sospechoso que la iniciativa parlamentaria sólo persiga prohibir los toros, pero no los correbous de las comarcas del sur de Tarragona, que tienen un gran apoyo político.
El torero Serafín Marín, un joven maestro de 26 años de Montcada, señala que no está de acuerdo con el toreo sin muerte o incruento. "Para mí sería un gran atraso para la fiesta. Se perderían la suerte de varas o las banderillas, y la fiesta ya no sería igual".
El diestro vallesano arguye que la carrera de los toreros se va cimentando con las orejas y los rabos ganados en plazas donde los toreros han desarrollado grandes faenas y se han jugado la vida, y donde el punto culminante ha sido el momento de ir a matar el animal. "El toreo sin muerte no sería lo mismo. La clave no es sólo hacer una buena faena, sino el momento de ir a matar al toro, que es lo que completa el trabajo. Cuando un torero ha hecho un gran trabajo, está a punto de obtener la oreja y el rabo; pero si no logra matar al animal, la gente lo acabará pitando y abroncando". La muerte del animal es "el remate final" y si este momento no llega, "la fiesta ya no tendría ni gracia ni sentido".
"El planteamiento de una corrida de toros sin muerte no sería una corrida sino otra cosa", dice Luis Corrales, director de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta. Corrales justifica la necesidad de mantener las actuales reglas porque estas recogen perfectamente "el combate de la inteligencia contra la naturaleza" y cómo "lo humano se enfrenta a la fuerza bruta" hasta conseguir que "nuestra civilización logre que esa fuerza sea vencida", pese a lo imprevisible del espectáculo. Corrales cree que el toreo es arte "porque mantiene un discurso con toda la verdad. El toreo –añade– representa la tragedia; pero no es una representación de la realidad, sino que presenta la realidad". Una lucha en la que, al final, hay un vencedor.
Manuel Macià, presidente del Partido Antitaurino, se opone a los toros, incluso sin sangre. "Los animales deben estar en el campo. Nadie les ha preguntado si quieren estar en el ruedo y que les hagan majaderías. No deben servir para la diversión".
La propuesta de corridas de toros incruentas provoca discrepancias
¿Es el futuro de la tauromaquia o una faena del destino? ¿La tercera vía taurina o una fantochada goyesca? En la ciudad que ha convertido los casinos en una religión y los espectáculos en un juego de sueños, ha surgido una nueva versión del toreo sin muerte. "En Estados Unidos, no se pueden celebrar corridas; por eso, organizamos estos espectáculos; pero se trata de toros bravos", dice Carlos Marroquín, portavoz de la empresa Don Bull Productions, que ha empezado a organizar en Las Vegas (Nevada) estos espectáculos incruentos.
Banderillas con velcro
En el festejo, los diestros mantienen el ritual coreográfico, aunque en un escenario de rodeo (el South Point Arena), y las banderillas están acolchadas con una punta de velcro adhesivo que se pega al lomo del animal. El primer festejo tuvo lugar el pasado 15 de septiembre, cuando intervieron Eulalio López, Zotoluco; Julio Benítez, el Cordobés hijo, y Alfredo Ríos, el Conde, que lidiaron toros californianos de 490 kilos. Y todos salieron en hombros y cortaron dos orejas simbólicas Sin embargo, el escaso público obligó a Don Bull a reprogramar los siguientes espectáculos. Y ahora anuncia también próximos festejos con los españoles Javier Conde, Juan José Padilla, Antonio Barrera, Ortega Cano y Enrique Ponce, aunque otros se han retirado: el Juli, el Fandi y Cayetano Rivera Ordóñez.
¿Pantomima, estudio de mercado, atrevimiento mexicano? "Lo de Las Vegas es algo morboso; es como si invitan a Plácido Domingo para actuar con playback. Es más denigrante con los toros que lo que se hace en una plaza de verdad", dice el apoderado Salvador Boix.