Loba
16-sep-2009, 14:59
Leedlo, es muy bueno:
Albert Castillón
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090707/53739669720.html
José Tomás
Albert Castillón | 07/07/2009 - 19:29 horas
Le dedica poemas Sabina y aplausos Serrat, es el nuevo gurú del toreo, el más solidario, el que más arriesga. José Tomás llena páginas en la prensa, huye del papel couché y busca la inmortalidad de Manolete mientras cuelga el cartel de no hay billetes en cada plaza, hasta en la Monumental de Barcelona, aunque sea con una mayoría de aficionados llegados de Madrid.
Hay algo insano y enfermizo en despreciar la vida, en buscar la muerte, casi en desearla. No es saludable ni mental ni físicamente salir del ruedo siempre lleno de heridas y chorreando sangre, la propia y la del toro, por el traje de luces. Pero a todo eso le llaman "arte".
Un famoso torero ya retirado me contaba en secreto como él llenaba en sus buenos tiempos las plazas de toros. Me decía que pactaba con el empresario un caché muy alto pero sólo si colgaban en taquilla el cartel de no hay billetes. Vigilaba personalmente la venta y si el último día faltaban 1.000 localidades por vender las compraba él mismo para que se cumpliera el acuerdo. Le salía rentable.
Este torero me contaba cómo sus corridas solidarias le eran muy productivas, hinchaba la cuenta de gastos de tal manera que cobraba igual y además limpiaba su imagen pública en ocasiones oscurecida por su azarosa vida privada. Me contaba cómo escogía días antes de la corrida, qué morlacos quería torear. Los buscaba bravos, pero sólo en apariencia, con poco fuelle, y recortados en su bravura, para que así parecieran lo que no eran. Les "afeitaban" no solo los cuernos sino el sistema central con fármacos inmunodepresores que se le inyectaban antes de salir al ruedo.
Todavía recuerdo como en Zaragoza salió a la plaza un toro con la jeringuilla colgando en su lomo. Me asegura que si en verdad saliera un toro bravo al ruedo, no habría torero que pudiera con él. Todo lo que me contaba estaba prohibido por la ley que regula la llamada "fiesta nacional" pero nadie del Ministerio del Interior ha velado jamás por su aplicación, ni ha impuesto sanciones severas para evitar el fraude.
La complicidad entre la administración y los empresarios taurinos es tal que cuando se venden los abonos para las corridas de San Isidro en Madrid, quien reparte los números en la puerta de Las Ventas es la misma Policía Nacional. El dinero público y las subvenciones a ganaderos mantienen la fiesta de los toros que pagamos todos, aunque guste a unos pocos. Y que no se politice la fiesta entre nacionalistas españoles e independentistas catalanes, ni se apele a la libertad de acción para mantenerla. El maltrato de un animal no es discutible, sino sólo denunciable.
Canarias fue la primera comunidad española que prohibió las corridas por falta de tradición, ahora se pide lo mismo en Catalunya donde tendremos que dar explicaciones de algo tan obvio cómo porqué amamos la vida por encima de la muerte o el respeto a un animal antes que su maltrato. Mi amigo torero, que me pide no revele su nombre para que no se cierren las puertas en su nuevo empleo, me confesaba haber visto llorar a un toro de dolor antes de que él terminara la faena. Este es el "arte" protegido por dinero público que practica José Tomas. Albert Castillón
http://www.todo-mascotas.com/mascota/estupendo-articulo-de-albert-castillon-sobre-la-tortura-nacional/
Albert Castillón
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090707/53739669720.html
José Tomás
Albert Castillón | 07/07/2009 - 19:29 horas
Le dedica poemas Sabina y aplausos Serrat, es el nuevo gurú del toreo, el más solidario, el que más arriesga. José Tomás llena páginas en la prensa, huye del papel couché y busca la inmortalidad de Manolete mientras cuelga el cartel de no hay billetes en cada plaza, hasta en la Monumental de Barcelona, aunque sea con una mayoría de aficionados llegados de Madrid.
Hay algo insano y enfermizo en despreciar la vida, en buscar la muerte, casi en desearla. No es saludable ni mental ni físicamente salir del ruedo siempre lleno de heridas y chorreando sangre, la propia y la del toro, por el traje de luces. Pero a todo eso le llaman "arte".
Un famoso torero ya retirado me contaba en secreto como él llenaba en sus buenos tiempos las plazas de toros. Me decía que pactaba con el empresario un caché muy alto pero sólo si colgaban en taquilla el cartel de no hay billetes. Vigilaba personalmente la venta y si el último día faltaban 1.000 localidades por vender las compraba él mismo para que se cumpliera el acuerdo. Le salía rentable.
Este torero me contaba cómo sus corridas solidarias le eran muy productivas, hinchaba la cuenta de gastos de tal manera que cobraba igual y además limpiaba su imagen pública en ocasiones oscurecida por su azarosa vida privada. Me contaba cómo escogía días antes de la corrida, qué morlacos quería torear. Los buscaba bravos, pero sólo en apariencia, con poco fuelle, y recortados en su bravura, para que así parecieran lo que no eran. Les "afeitaban" no solo los cuernos sino el sistema central con fármacos inmunodepresores que se le inyectaban antes de salir al ruedo.
Todavía recuerdo como en Zaragoza salió a la plaza un toro con la jeringuilla colgando en su lomo. Me asegura que si en verdad saliera un toro bravo al ruedo, no habría torero que pudiera con él. Todo lo que me contaba estaba prohibido por la ley que regula la llamada "fiesta nacional" pero nadie del Ministerio del Interior ha velado jamás por su aplicación, ni ha impuesto sanciones severas para evitar el fraude.
La complicidad entre la administración y los empresarios taurinos es tal que cuando se venden los abonos para las corridas de San Isidro en Madrid, quien reparte los números en la puerta de Las Ventas es la misma Policía Nacional. El dinero público y las subvenciones a ganaderos mantienen la fiesta de los toros que pagamos todos, aunque guste a unos pocos. Y que no se politice la fiesta entre nacionalistas españoles e independentistas catalanes, ni se apele a la libertad de acción para mantenerla. El maltrato de un animal no es discutible, sino sólo denunciable.
Canarias fue la primera comunidad española que prohibió las corridas por falta de tradición, ahora se pide lo mismo en Catalunya donde tendremos que dar explicaciones de algo tan obvio cómo porqué amamos la vida por encima de la muerte o el respeto a un animal antes que su maltrato. Mi amigo torero, que me pide no revele su nombre para que no se cierren las puertas en su nuevo empleo, me confesaba haber visto llorar a un toro de dolor antes de que él terminara la faena. Este es el "arte" protegido por dinero público que practica José Tomas. Albert Castillón
http://www.todo-mascotas.com/mascota/estupendo-articulo-de-albert-castillon-sobre-la-tortura-nacional/