margaly
27-ago-2009, 11:13
:hm:
La vida en la prisión ecológica de Bastoy
* Sólo un cartel colgado en una nave roja te avisa de que estás en una cárcel
* Los guardas no van armados y de noche normalmente no son más de cinco
* En la prisión sólo se utilizan abonos ecológicos y cuentan con placas solares
El primer centro penitenciario ecológico del mundo (http://www.bastoyfengsel.no/english.aspx) no tiene alambradas, muros infranqueables ni celdas. En la isla de Bastøy, los presos aprenden a vivir en armonía con los demás y con la Tierra. Es en los campos, el aserradero o pescando como se preparan para su puesta en libertad
http://www.soitu.es/soitu/imagenes/2009/08/10/medioambiente/1249900598_217775_fotonoticia_normal_1.jpg
El lugar es idílico. La isla, declarada reserva natural, está situada en el fiordo de Oslo, a alrededor de 70 km al sur de la capital noruega. Más de 2,5 km2 de campos, playas y bosques, salpicados de casas de madera de colores. El ojo avizor busca una alambrada, una torreta de vigilancia. Pero a la entrada de este pequeño rincón de paraíso, sólo un cartel colgado en el piñón de una gran nave roja informa al visitante de que acaba de entrar en la isla de Bastøy, un 'arenal para el refuerzo de la responsabilidad'. Bienvenido a la primera prisión ecológica del mundo, una institución fuera de lo común, donde 115 detenidos en la recta final de su condena se preparan para su libertad.
Desde el pequeño puerto de Horten, al oeste de la isla, la travesía en ferry dura unos 15 minutos. Dos prisioneros, acompañados por un guardia, llevan el timón. Ese día, una veintena de niños de un jardín de infancia de Horten están de excursión. Se dirigen a Bastøy para presenciar la primera salida de los corderos a los campos. "Organizar una excursión escolar a una cárcel es bastante inusitado", comenta la jefa de personal de la prisión con regocijo. Pero "los guardas jamás hubieran autorizado la visita si existiera el menor peligro", asegura.
Asesinatos o delitos sexuales
A su llegada, los niños son acogidos por un grupo de reclusos, que acuden a recogerles en carretas. Los críos están en la gloria. Los guardas y funcionarios se han reunido para asistir al espectáculo. Cuando las puertas se abren, los corderos salen corriendo a tontas y a locas. Turbados por su repentina libertad, algunos incluso dan media vuelta y vuelven al redil.
En primera fila, el director, Nilsen Arne Kvernvik, ve en ello una metáfora perfecta de lo que espera a quienes residen en Bastøy tras su puesta en libertad. Psicoterapeuta de formación, antiguo jefe de un servicio experimental, aterrizó en esta isla en agosto de 2008. Para él, las instituciones penitenciarias de alta seguridad son una aberración: "Encerrando a las personas como si fueran animales y privándoles de toda responsabilidad, las prisiones hacen daño terrible. Aquí, cuidamos las heridas provocadas por el sistema penitenciario".
http://www.soitu.es/soitu/imagenes/2009/08/10/medioambiente/1249900598_217775_fotosumario4_normal_3.jpg
La tienda de la prisión
Antes de desembarcar en la isla, la mayoría de los presos ha pasado una buena temporada entre las rejas de cárceles de alta seguridad. Algunos por delitos menores. Sin embargo, la mayor parte "ha cometido crímenes muy serios y lo pagan con las condenas más duras que existen", observa Nilsen Arne Kvernvik. Más de la mitad han sido condenados por asesinato o delitos sexuales.
De manera que las solicitudes de traslado a Bastøy, muy numerosas, se miran con lupa. "No son los crímenes lo que nos interesa, sino las motivaciones de los candidatos y los riesgos que comporta el que se lleguen a fugar", dice el director de la institución. Ya que en Bastøy los prisioneros se mueven a sus anchas. Y, si bien los guardas hacen recuentos con frecuencia, ninguno va armado y de noche normalmente no son más de cinco. Sin embargo, los intentos de fuga han demostrado ser sumamente raros. Por otra parte, nadie parece recordar cuándo fue la última vez que ocurrió.
‘La isla de la esperanza’
Antes de ser transformada en prisión en 1984, la isla albergó durante más de un siglo un correccional, que cerró sus puertas en 1967. En el ministerio de Justicia de Oslo, aseguran que Bastøy no tiene "nada de particular", salvo su emplazamiento en una isla. "Es el símbolo de lo que el Gobierno actual trata de hacer, abriendo las cárceles y aumentando el número de instituciones de baja seguridad", afirma el secretario de Estado de Justicia laborista, Eirik Øwre Thorshaug. Pero, lo pinten como lo pinten, Bastøy no es un centro de reclusión corriente.
Desde 1996, allí se practica ecología humana. Por aquel entonces, la dirección de la institución se dio un plazo de diez años para convertirla en la primera prisión ecológica del mundo. Once años más tarde, cumplió su misión. En 2007, el ministro noruego de Justicia, Knut Storberget, inauguraba con gran pompa lo que bautizó ‘La isla de la esperanza’.
................más en:
http://www.soitu.es/soitu/2009/08/10/medioambiente/1249900598_217775.html
La vida en la prisión ecológica de Bastoy
* Sólo un cartel colgado en una nave roja te avisa de que estás en una cárcel
* Los guardas no van armados y de noche normalmente no son más de cinco
* En la prisión sólo se utilizan abonos ecológicos y cuentan con placas solares
El primer centro penitenciario ecológico del mundo (http://www.bastoyfengsel.no/english.aspx) no tiene alambradas, muros infranqueables ni celdas. En la isla de Bastøy, los presos aprenden a vivir en armonía con los demás y con la Tierra. Es en los campos, el aserradero o pescando como se preparan para su puesta en libertad
http://www.soitu.es/soitu/imagenes/2009/08/10/medioambiente/1249900598_217775_fotonoticia_normal_1.jpg
El lugar es idílico. La isla, declarada reserva natural, está situada en el fiordo de Oslo, a alrededor de 70 km al sur de la capital noruega. Más de 2,5 km2 de campos, playas y bosques, salpicados de casas de madera de colores. El ojo avizor busca una alambrada, una torreta de vigilancia. Pero a la entrada de este pequeño rincón de paraíso, sólo un cartel colgado en el piñón de una gran nave roja informa al visitante de que acaba de entrar en la isla de Bastøy, un 'arenal para el refuerzo de la responsabilidad'. Bienvenido a la primera prisión ecológica del mundo, una institución fuera de lo común, donde 115 detenidos en la recta final de su condena se preparan para su libertad.
Desde el pequeño puerto de Horten, al oeste de la isla, la travesía en ferry dura unos 15 minutos. Dos prisioneros, acompañados por un guardia, llevan el timón. Ese día, una veintena de niños de un jardín de infancia de Horten están de excursión. Se dirigen a Bastøy para presenciar la primera salida de los corderos a los campos. "Organizar una excursión escolar a una cárcel es bastante inusitado", comenta la jefa de personal de la prisión con regocijo. Pero "los guardas jamás hubieran autorizado la visita si existiera el menor peligro", asegura.
Asesinatos o delitos sexuales
A su llegada, los niños son acogidos por un grupo de reclusos, que acuden a recogerles en carretas. Los críos están en la gloria. Los guardas y funcionarios se han reunido para asistir al espectáculo. Cuando las puertas se abren, los corderos salen corriendo a tontas y a locas. Turbados por su repentina libertad, algunos incluso dan media vuelta y vuelven al redil.
En primera fila, el director, Nilsen Arne Kvernvik, ve en ello una metáfora perfecta de lo que espera a quienes residen en Bastøy tras su puesta en libertad. Psicoterapeuta de formación, antiguo jefe de un servicio experimental, aterrizó en esta isla en agosto de 2008. Para él, las instituciones penitenciarias de alta seguridad son una aberración: "Encerrando a las personas como si fueran animales y privándoles de toda responsabilidad, las prisiones hacen daño terrible. Aquí, cuidamos las heridas provocadas por el sistema penitenciario".
http://www.soitu.es/soitu/imagenes/2009/08/10/medioambiente/1249900598_217775_fotosumario4_normal_3.jpg
La tienda de la prisión
Antes de desembarcar en la isla, la mayoría de los presos ha pasado una buena temporada entre las rejas de cárceles de alta seguridad. Algunos por delitos menores. Sin embargo, la mayor parte "ha cometido crímenes muy serios y lo pagan con las condenas más duras que existen", observa Nilsen Arne Kvernvik. Más de la mitad han sido condenados por asesinato o delitos sexuales.
De manera que las solicitudes de traslado a Bastøy, muy numerosas, se miran con lupa. "No son los crímenes lo que nos interesa, sino las motivaciones de los candidatos y los riesgos que comporta el que se lleguen a fugar", dice el director de la institución. Ya que en Bastøy los prisioneros se mueven a sus anchas. Y, si bien los guardas hacen recuentos con frecuencia, ninguno va armado y de noche normalmente no son más de cinco. Sin embargo, los intentos de fuga han demostrado ser sumamente raros. Por otra parte, nadie parece recordar cuándo fue la última vez que ocurrió.
‘La isla de la esperanza’
Antes de ser transformada en prisión en 1984, la isla albergó durante más de un siglo un correccional, que cerró sus puertas en 1967. En el ministerio de Justicia de Oslo, aseguran que Bastøy no tiene "nada de particular", salvo su emplazamiento en una isla. "Es el símbolo de lo que el Gobierno actual trata de hacer, abriendo las cárceles y aumentando el número de instituciones de baja seguridad", afirma el secretario de Estado de Justicia laborista, Eirik Øwre Thorshaug. Pero, lo pinten como lo pinten, Bastøy no es un centro de reclusión corriente.
Desde 1996, allí se practica ecología humana. Por aquel entonces, la dirección de la institución se dio un plazo de diez años para convertirla en la primera prisión ecológica del mundo. Once años más tarde, cumplió su misión. En 2007, el ministro noruego de Justicia, Knut Storberget, inauguraba con gran pompa lo que bautizó ‘La isla de la esperanza’.
................más en:
http://www.soitu.es/soitu/2009/08/10/medioambiente/1249900598_217775.html