apersefone
10-ago-2009, 22:47
Me he encontrado este artículo hoy :mad:
http://blogs.elcomercio.com.pe/elclubdeloinsolito/2009/07/como-se-escoge-a-los-animales.html#more
¿Cómo se escoge a los animales para hacer experimentos?
Por: David Hidalgo Vega
Doy por descontado que el solo hecho de admitir esta pregunta abre la puerta a la polémica. Pero es un tema que también ha rondado en mi mente desde siempre. ¿Quién escoge las ratas de laboratorio? ¿Cómo las crían? ¿Qué otros animales se usan en la realidad, más allá de lo que presentan las películas? ¿Es cierto que algunos medicamentos para humanos fueron probados primero en perros? Un respaso fugaz a la historia de la medicina arroja resultados sorprendentes. En algunos casos puede dar la impresión de que los científicos han procedido con crueldad, pero la evidencia es engañosa.
De entrada hay que decir que las pruebas con animales, aunque suene duro, son necesarias. "Los enormes progresos de las ciencias biológicas y médicas en los últimos 150 años y el elevado nivel alcanzado en la investigación de medicamentos, no hubieran sido posibles sin la experimentación con animales", dijo tiempo atrás el doctor G. Jochmann, de los laboratorios Merck en Darmstadt, Alemania.
En el libro Las mútiples facetas de la investigación, de Peter von Zahn e Ingolf Rheinholz, se da cuenta de los grandes logros debidos a esta práctica. El caso más evidente es el de los experimentos realizados por Rudolf Virchow para descubrir el proceso que deriva en la trombosis. Esta vez las pruebas se realizaron en perros. "Con tal propósito, introdujo en el sistema circulatorio de estos animales sangre coagulada, pequeñas bolitas de goma y fibras de carne. Los perros murieron, naturalmente, pero los experimentos permitieron crear a Rudolf Virchow las condiciones previas para la terapéutica que hace posible, hoy en día, evitar la formación de coágulos y disolver los ya existentes. Solo así ha sido posible evitar muertes por infarto de miocardio, apoplejia y embolia pulmonar".
Si cada uno lo piensa bien, sin apasionamientos, puede que muchos deban agradecer a este procedimiento el que tengamos vivo o hayamos salvado a algún familiar.
Otro caso, más cercano, quizás sea el de los cobayos. Gracias a las pruebas realizadas en estos animales, el Dr. Robert Koch probó la eficacia de la vacuna que derrotaría la tuberculosis. En setiembre de 1890 Koch escribió: "He encontrado sustancias que detienen el desarrollo de las bacterias no solo en la probeta, sino también en el cuerpo de los animales. En cobayos que adolecen de tuberculosis en estado muy avanzado, el proceso de la enfermedad puede ser totalmente interrumpido sin que el remedio afecte a otros órganos del cuerpo". Tras confirmar de esa manera la eficacia del medicamento, Koch procedió a las pruebas con seres humanos que finalmente nos permiten ahora combatir esa temible enfermedad.
Pero la ciencia también debe sus logros a otras especies. Como bien citan Von Zahn y Rheinholz, el suero contra la difteria fue desarrollado a partir de los experimentos de Emil Behring con carneros. La primera prueba de fuego tuvo que ser realizada, de todos modos, con cobayos. Así, "los médicos berlineses que en 1894 inyectaron por primera vez el suero a niños enfermos de difteria, podían estar convencidos de que iban a tener éxito", citan los autores.
En la actualidad, aunque el 95 por ciento de las pruebas se realizan en ratones y ratas, varias especies figuran en las listas de los laboratorios, entre animales vertebrados e invertebrados, especies de sangre fría como los sapos, hasta mamímeros como los conejos, cerdos, perros o monos.
¿Cómo se escoge a los que pasan por las manos de los científicos?
Antes, por ejemplo, se usaban ratas criadas sin mayores cuidados. El problema era que venían contaminadas por una serie de agentes patógenos que distorsionaban los resultados. Se estima que una de cada tres ratas de laboratorio estaba infectaba con micoplasmas, que son los agentes causantes de la pulmonía. Por eso, la comunidad científica adoptó una serie de protocolos que aseguran la salud de los animales que serán sometidos a estudio. "Hoy en día existen las llamadas ratas SPF. Las siglas SPF significan "spezifiert pathogenfrei" (específicamente libre de agentes patógenos) y esto quiere decir que los animales están (...) libres de virus patógenos, micoplasmas, bacterias, hongos, protozoos, exo y endoparásitos".
Los laboratorios Merck de Darmstadt tienen en sus sótanos una zona especial -llamada también sector "barrera"- en la que se crían ratas sanas para facilitar el trabajo de sus científicos. El sistema funciona como un centro reproductivo que genera entre dos mil y tres mil nuevas ratas cada mes. El lugar es tan limpio que todo lo que ingresa, incluso la paja para las jaulas, es esterilizado a 130 grados bajo cero y el recinto principal está acondicionado a una presión ligeramente superior, de modo que al abrir la puerta el aire exterior no pueda ingresar a la zona aislada.
En ciertos estudios se requiere otros criterios para la selección de animales. "Muchas veces son necesarios experimentos con animales superiores, ya sea porque su metabolismo es más similar al del ser humano o porque la ley de medicamentos exige para la aprobación de un nuevo preparado ensayos en un roedor y en un no-roedor". En esos casos, una alternativa usada con frecuencia son los perros de jauría, como los de Inglaterra. Según Von Zahn y Rheinholz, durante la Segunda Guerra Mundial los científicos estadounidenses e ingleses usaron mucho a los perros Beagle, tendencia que se empezó a aplicar en Alemania al terminar la guerra.
Este, reconocen los autores del libro, es el punto más delicado del debate. A poca gente le suele resultar admisible la idea de que experimenten con perros, obviamente por la socorrida idea de que esta especie es la más amigable al ser humano. Pero el Dr. Jochmann advierte en la misma publicación: "El trabajo con animales de experimentación sirve para la conservación de la salud del ser humano. Quien rechaza experimentos con animales tendría que ser, en consecuencia, vegetariano y rechazar, en caso de caer enfermo, toda ayuda médica, porque tanto el medicamento recetado como el método quirúrgico según el cual se le opera han sido anteriormente realizados en un animal".
Por cierto, la legislación sobre esta práctica es bastante precisa para prohibir el sufrimiento inecesario. La ley alemana, por ejemplo, prohibe limitar la libertad de movimiento de los animales y la aplicación de cualquier procedimiento que les ocasione un dolor evitable. Tampoco se permiten las operaciones sin anestesia (realizadas en el pasado) y se exige que la persona encargada de dar muerte a un animal sometido a experimentación tenga los conocimientos y la habilidad para hacerlo.
Siempre suena un tanto cruel, es cierto, pero Von Zahn y Rheinholz citan un caso que puede dar una idea clara del sentido verdadero de estos estudios. "En 1976 Merck pudo introducir un producto más eficaz para el tratamiento de la osteitis (...). Indispensable para ello fueron los experimentos realizados con perros Beagle, en los que la aplicación de este principio demostró su eficacia. Sin estos ensayos con animales, habría que amputar hoy en día muchos más miembros y tendrían que morir más seres humanos".
Queda a juicio de los miembros de este club la postura que tomen sobre este tema.
http://blogs.elcomercio.com.pe/elclubdeloinsolito/2009/07/como-se-escoge-a-los-animales.html#more
¿Cómo se escoge a los animales para hacer experimentos?
Por: David Hidalgo Vega
Doy por descontado que el solo hecho de admitir esta pregunta abre la puerta a la polémica. Pero es un tema que también ha rondado en mi mente desde siempre. ¿Quién escoge las ratas de laboratorio? ¿Cómo las crían? ¿Qué otros animales se usan en la realidad, más allá de lo que presentan las películas? ¿Es cierto que algunos medicamentos para humanos fueron probados primero en perros? Un respaso fugaz a la historia de la medicina arroja resultados sorprendentes. En algunos casos puede dar la impresión de que los científicos han procedido con crueldad, pero la evidencia es engañosa.
De entrada hay que decir que las pruebas con animales, aunque suene duro, son necesarias. "Los enormes progresos de las ciencias biológicas y médicas en los últimos 150 años y el elevado nivel alcanzado en la investigación de medicamentos, no hubieran sido posibles sin la experimentación con animales", dijo tiempo atrás el doctor G. Jochmann, de los laboratorios Merck en Darmstadt, Alemania.
En el libro Las mútiples facetas de la investigación, de Peter von Zahn e Ingolf Rheinholz, se da cuenta de los grandes logros debidos a esta práctica. El caso más evidente es el de los experimentos realizados por Rudolf Virchow para descubrir el proceso que deriva en la trombosis. Esta vez las pruebas se realizaron en perros. "Con tal propósito, introdujo en el sistema circulatorio de estos animales sangre coagulada, pequeñas bolitas de goma y fibras de carne. Los perros murieron, naturalmente, pero los experimentos permitieron crear a Rudolf Virchow las condiciones previas para la terapéutica que hace posible, hoy en día, evitar la formación de coágulos y disolver los ya existentes. Solo así ha sido posible evitar muertes por infarto de miocardio, apoplejia y embolia pulmonar".
Si cada uno lo piensa bien, sin apasionamientos, puede que muchos deban agradecer a este procedimiento el que tengamos vivo o hayamos salvado a algún familiar.
Otro caso, más cercano, quizás sea el de los cobayos. Gracias a las pruebas realizadas en estos animales, el Dr. Robert Koch probó la eficacia de la vacuna que derrotaría la tuberculosis. En setiembre de 1890 Koch escribió: "He encontrado sustancias que detienen el desarrollo de las bacterias no solo en la probeta, sino también en el cuerpo de los animales. En cobayos que adolecen de tuberculosis en estado muy avanzado, el proceso de la enfermedad puede ser totalmente interrumpido sin que el remedio afecte a otros órganos del cuerpo". Tras confirmar de esa manera la eficacia del medicamento, Koch procedió a las pruebas con seres humanos que finalmente nos permiten ahora combatir esa temible enfermedad.
Pero la ciencia también debe sus logros a otras especies. Como bien citan Von Zahn y Rheinholz, el suero contra la difteria fue desarrollado a partir de los experimentos de Emil Behring con carneros. La primera prueba de fuego tuvo que ser realizada, de todos modos, con cobayos. Así, "los médicos berlineses que en 1894 inyectaron por primera vez el suero a niños enfermos de difteria, podían estar convencidos de que iban a tener éxito", citan los autores.
En la actualidad, aunque el 95 por ciento de las pruebas se realizan en ratones y ratas, varias especies figuran en las listas de los laboratorios, entre animales vertebrados e invertebrados, especies de sangre fría como los sapos, hasta mamímeros como los conejos, cerdos, perros o monos.
¿Cómo se escoge a los que pasan por las manos de los científicos?
Antes, por ejemplo, se usaban ratas criadas sin mayores cuidados. El problema era que venían contaminadas por una serie de agentes patógenos que distorsionaban los resultados. Se estima que una de cada tres ratas de laboratorio estaba infectaba con micoplasmas, que son los agentes causantes de la pulmonía. Por eso, la comunidad científica adoptó una serie de protocolos que aseguran la salud de los animales que serán sometidos a estudio. "Hoy en día existen las llamadas ratas SPF. Las siglas SPF significan "spezifiert pathogenfrei" (específicamente libre de agentes patógenos) y esto quiere decir que los animales están (...) libres de virus patógenos, micoplasmas, bacterias, hongos, protozoos, exo y endoparásitos".
Los laboratorios Merck de Darmstadt tienen en sus sótanos una zona especial -llamada también sector "barrera"- en la que se crían ratas sanas para facilitar el trabajo de sus científicos. El sistema funciona como un centro reproductivo que genera entre dos mil y tres mil nuevas ratas cada mes. El lugar es tan limpio que todo lo que ingresa, incluso la paja para las jaulas, es esterilizado a 130 grados bajo cero y el recinto principal está acondicionado a una presión ligeramente superior, de modo que al abrir la puerta el aire exterior no pueda ingresar a la zona aislada.
En ciertos estudios se requiere otros criterios para la selección de animales. "Muchas veces son necesarios experimentos con animales superiores, ya sea porque su metabolismo es más similar al del ser humano o porque la ley de medicamentos exige para la aprobación de un nuevo preparado ensayos en un roedor y en un no-roedor". En esos casos, una alternativa usada con frecuencia son los perros de jauría, como los de Inglaterra. Según Von Zahn y Rheinholz, durante la Segunda Guerra Mundial los científicos estadounidenses e ingleses usaron mucho a los perros Beagle, tendencia que se empezó a aplicar en Alemania al terminar la guerra.
Este, reconocen los autores del libro, es el punto más delicado del debate. A poca gente le suele resultar admisible la idea de que experimenten con perros, obviamente por la socorrida idea de que esta especie es la más amigable al ser humano. Pero el Dr. Jochmann advierte en la misma publicación: "El trabajo con animales de experimentación sirve para la conservación de la salud del ser humano. Quien rechaza experimentos con animales tendría que ser, en consecuencia, vegetariano y rechazar, en caso de caer enfermo, toda ayuda médica, porque tanto el medicamento recetado como el método quirúrgico según el cual se le opera han sido anteriormente realizados en un animal".
Por cierto, la legislación sobre esta práctica es bastante precisa para prohibir el sufrimiento inecesario. La ley alemana, por ejemplo, prohibe limitar la libertad de movimiento de los animales y la aplicación de cualquier procedimiento que les ocasione un dolor evitable. Tampoco se permiten las operaciones sin anestesia (realizadas en el pasado) y se exige que la persona encargada de dar muerte a un animal sometido a experimentación tenga los conocimientos y la habilidad para hacerlo.
Siempre suena un tanto cruel, es cierto, pero Von Zahn y Rheinholz citan un caso que puede dar una idea clara del sentido verdadero de estos estudios. "En 1976 Merck pudo introducir un producto más eficaz para el tratamiento de la osteitis (...). Indispensable para ello fueron los experimentos realizados con perros Beagle, en los que la aplicación de este principio demostró su eficacia. Sin estos ensayos con animales, habría que amputar hoy en día muchos más miembros y tendrían que morir más seres humanos".
Queda a juicio de los miembros de este club la postura que tomen sobre este tema.