Yuina
19-jul-2009, 00:05
Puede casi parecer ciencia ficción, pero para muchos seres humanos que no pueden servirse de sus extremidades es una sólida baza para teñir de esperanza lo oscuro de su futuro, la posibilidad de mover un miembro con la única ayuda de su pensamiento. Al igual que la mona Idoya, que así se llama el macaco. El experimento, dirigido por el físico brasileño Miguel Nicolelis, consistió en entrenar durante dos meses a Idoya para caminar erguida sobre una cinta andadora, obteniendo recompensas en forma de pasas o cereales cada vez que lograba caminar a distintas velocidades sobre la cinta. Mientras Idoya caminaba, unos electrodos situados en la corteza motora de su cerebro registraban la actividad de entre 250 y 300 neuronas.
Algunas se activaban al mover la rodilla, otras con el tobillo...
y otras más se iluminaban en el panel de los científicos anticipando algún movimiento del primate. Vídeos de la mona caminando, que recogían los movimientos precisos de sus piernas y los datos de su cerebro, se combinaron traduciéndolos después a un código informático. A partir de ahí, entran en juego al otro lado del Océano Pacífico los Laboratorios ATM de Neurociencia Computacional de Kioto.
El robot CB -1,52 de estatura y 92 kilos de peso-, capaz de imitar casi a la perfección la motricidad humana al andar, bailar o incluso al sentir distintos tipos de suelo, ya que también dispone de sensores en sus pies, fue el encargado de recibir las órdenes emitidas desde la Universidad de Duke por el cerebro de Idoya. Al mismo paso que el macaco El objetivo era hacer que el robot caminase al mismo paso que el primate, y casi simultáneamente gracias a los datos enviados por una conexión de internet de alta velocidad. Durante la prueba se dispuso una pantalla de vídeo ante la cinta andadora de Idoya, que recibía una dulce recompensa siempre que conseguía que el robot se sincronizara con su propia marcha.
Cuando el macaco comenzó a andar, el robot hizo lo mismo. ¡Camina! -exhortó Nicolelis, según confesaría luego al New York Times-, se trata de un pequeño paso para un robot, pero es un gran salto para un mono. Sin embargo, el descubrimiento más relevante llegó una hora después de comenzar a sincronizar los pasos de Idoya y del robot CB.
Los investigadores detuvieron entonces la cinta andadora del mono y se mantuvieron a la expectativa. Albricias. Sus ojos seguían enfocados como locos en las piernas de CB, dijo el físico.
El robot andaba todavía y la mona tuvo una generosa ración extra de pasas. Lo relevante no ha sido descubrir que en el cerebro de Idoya hay neuronas que controlan sus piernas, ya se sabía, sino que otras neuronas son capaces de controlar los movimientos del robot. Estas últimas se habían compenetrado con las piernas de la máquina tras una hora de práctica y respuesta visual, haciéndola caminar.
El doctor Nicolelis y su equipo esperan en un futuro próximo microestimular también neuronas relacionadas con el sentido del tacto, por lo que estos primates podrán sentir tal vez cómo el robot pisa el suelo. Para aplicar al ser humano estos hallazgos todavía es pronto, aunque los científicos planean demostrar a finales de año que un ser humano puede manejar un exoesqueleto con sólo sus pensamientos -el cerebro mueve la máquina-, lo que un colaborador de Nicolelis, el doctor Manoel Teixeira, ha reconocido como ciencia ficción cobrando vida. .
como siempre tienen que ser los animales no humanos los que esten sometidos a la experimentacion. podrian decir tambien que idoya siente y padece y que estaria mejor entre los suyos. Decir que tiene X neuronas esta muy bien, pero decir que la monita sufre y tiene sentimientos estaria mucho mejor.
Asi se darian pasos en firme hacia la ilegalizacion de los animales de laboratorio... claro que a esta gente no les interesa eso.
Algunas se activaban al mover la rodilla, otras con el tobillo...
y otras más se iluminaban en el panel de los científicos anticipando algún movimiento del primate. Vídeos de la mona caminando, que recogían los movimientos precisos de sus piernas y los datos de su cerebro, se combinaron traduciéndolos después a un código informático. A partir de ahí, entran en juego al otro lado del Océano Pacífico los Laboratorios ATM de Neurociencia Computacional de Kioto.
El robot CB -1,52 de estatura y 92 kilos de peso-, capaz de imitar casi a la perfección la motricidad humana al andar, bailar o incluso al sentir distintos tipos de suelo, ya que también dispone de sensores en sus pies, fue el encargado de recibir las órdenes emitidas desde la Universidad de Duke por el cerebro de Idoya. Al mismo paso que el macaco El objetivo era hacer que el robot caminase al mismo paso que el primate, y casi simultáneamente gracias a los datos enviados por una conexión de internet de alta velocidad. Durante la prueba se dispuso una pantalla de vídeo ante la cinta andadora de Idoya, que recibía una dulce recompensa siempre que conseguía que el robot se sincronizara con su propia marcha.
Cuando el macaco comenzó a andar, el robot hizo lo mismo. ¡Camina! -exhortó Nicolelis, según confesaría luego al New York Times-, se trata de un pequeño paso para un robot, pero es un gran salto para un mono. Sin embargo, el descubrimiento más relevante llegó una hora después de comenzar a sincronizar los pasos de Idoya y del robot CB.
Los investigadores detuvieron entonces la cinta andadora del mono y se mantuvieron a la expectativa. Albricias. Sus ojos seguían enfocados como locos en las piernas de CB, dijo el físico.
El robot andaba todavía y la mona tuvo una generosa ración extra de pasas. Lo relevante no ha sido descubrir que en el cerebro de Idoya hay neuronas que controlan sus piernas, ya se sabía, sino que otras neuronas son capaces de controlar los movimientos del robot. Estas últimas se habían compenetrado con las piernas de la máquina tras una hora de práctica y respuesta visual, haciéndola caminar.
El doctor Nicolelis y su equipo esperan en un futuro próximo microestimular también neuronas relacionadas con el sentido del tacto, por lo que estos primates podrán sentir tal vez cómo el robot pisa el suelo. Para aplicar al ser humano estos hallazgos todavía es pronto, aunque los científicos planean demostrar a finales de año que un ser humano puede manejar un exoesqueleto con sólo sus pensamientos -el cerebro mueve la máquina-, lo que un colaborador de Nicolelis, el doctor Manoel Teixeira, ha reconocido como ciencia ficción cobrando vida. .
como siempre tienen que ser los animales no humanos los que esten sometidos a la experimentacion. podrian decir tambien que idoya siente y padece y que estaria mejor entre los suyos. Decir que tiene X neuronas esta muy bien, pero decir que la monita sufre y tiene sentimientos estaria mucho mejor.
Asi se darian pasos en firme hacia la ilegalizacion de los animales de laboratorio... claro que a esta gente no les interesa eso.