Mowgli
11-jul-2009, 19:52
Un documental inicia una campaña planetaria para evitar el colapso de los océanos
El reto es que 'The end of the line' actúe como revulsivo para reducir el consumo | Un atún rojo bien engordado alcanza en el mercado los 100.000 euros | El 80% del atún mediterráneo ya se obtiene de cercos industriales
Uno de los restaurantes más chics del centro de Londres, el japonés Nobu, a 100 metros del Ritz, prepara un sashimi exquisito de atún rojo, cortado con maestría en el sushi bar bajo la mirada de beautiful people como Kate Moss o Sting. Aderezado con wasabi picante y salsa de soja y rematado con jengibre marinado, es imposible resistirsea este manjar. Sólo que el chef fundador de la cadena Nobu, Noboyuki Masuhisa, y uno de sus propietarios, el actor Robert de Niro, parecen desaconsejar su propio plato. "El atún rojo es una especie amenazada; haga el favor de pedir una alternativa al camarero", se advierte en la carta.
El aviso debió de parecer una solución salomónica hace seis meses cuando Greenpeace criticó al restaurante en su campaña contra el consumo de un pescado que se encuentra camino de una rápida extinción debido a la sobrepesca y a la explosión global de la demanda de sushi. Pero tras el estreno comercial ayer viernes de un nuevo documental sobre la desaparición de vida en los océanos, Nobu se ha convertido en el primer blanco de una campaña para salvar no sólo el atún rojo sino casi todas las grandes especias predadoras –bacalao, tiburón, merluza, rape– cuyo futuro pende de un hilo. "Comer un sushi de atún rojo es como comer uno de tigre; ¿no sería mejor quitarlo de la carta?", se pregunta Charles Clover, autor del libro 'The end of the line' – El fin de la línea–, en el que se ha inspirado la película. Según Boris Worm, científico de la Universidad de Dalhousie (Canadá), uno de los asesores científicos de la película, ya se ha perdido nada menos que el 90% de los grandes peces predadores desde los años 50, el inicio de la fase de pesca industrial a escala global. Si se mantiene la tendencia actual, advierte Worm, no quedará ninguno. "Acabaremos con océanos de medusas, gusanos y legamos viscosos", explica el documental.
Celebridades como Sting, Stephen Fry, la Spice Girl Geri Haliwell o la oscarizada actriz Charlize Theron se han sumado a la campaña contra Nobu, que tiene una veintena de restaurantes, desde Los Ángeles hasta Sidney. "Queremos que The end of the line sea un desencadenante para la conciencia publica; empezando por un plato de atún rojo en restaurantes japoneses pero también por el sándwich de atún", dijo Alex Rogers, científico de la sociedad zoológica, en una entrevista mantenida con 'La Vanguardia' tras un preestreno de la película esta semana en el zoo de Londres. "Esta película puede cambiar la opinión pública como Una verdad incómoda (película de Al Gore) hizo para el cambio climático", añade. Algunas empresas ya se apuntan. El restaurante japonés londinense Soseki ya sólo sirve atún sostenible. Marks and Spencer dejará de vender productos de atún. La cadena global de comida Pret a manger ha anunciado que retirará el sándwich de atún de sus cartas.
Los científicos consultados en la película vaticinan una esquilma irreversible en el año 2050 –al igual que ocurrió con el bacalao en los puertos pesqueros de Newfoundland (Canadá), que de ser epicentro mundial de la pesca de bacalao se han convertido en pueblos de fantasmas debido a la sobreexplotación. Incluso después de la moratoria de 1992, la población de bacalao jamás se recuperó. "¡Newfoundland es el ejemplo de lo que va a pasar si no actuamos!", dice Rogers. "Pescadores y consumidores en España tienen más que perder que nadie", añade.
La película y los grupos de presión reinvindican una moratoria inmediata de la pesca de atún rojo, plantando caraa una industria que ha esquilmado bancos de un pez fuerte y veloz capaz de recorrer miles de kilómetros para desovar en el Mediterráneo. Mitsubishi –el gigante multinacional japonés que compra hasta un 60% del atún rojo pescado en el Mediterráneo– es el primer eslabón de una larga cadena de cómplices. "Mitsubishi está congelando atún consciente de que la caída de stocks va a disparar el precio", dice en el documental Roberto Mielco, ex pescador de atún ahora activista. Luego están las empresas de pesca como la murciana Ricardo Fuentes e hijos, socia de Mitsubishi, que ha encontrado una mina de oro en las jaulas de engorde tendidas en el Mediterráneo desde l'Ametlla de Mar, en el sur de Catalunya, hasta Malta. Jaulas repletas de atunes jóvenes cogidos a veces con la ayuda de aviones Cessna que se matan con rifles automáticos en cuanto tienen el peso que exige Mitsubishi. El 80% de la producción de atún rojo en el Mediterráneo se obtiene ya de estos cercos industriales y los enormes buques de refrigeración son depósitos de valores. Un atún rojo bien engordado se vende por 100.000 euros y los Fuentes, de simples pescadores, se han transformado en empresarios multimillonarios. Pero si siguen a este ritmo –advierten asesores de la película–, Ricardo Fuentes y nietos no tendrán la misma suerte que Ricardo Fuentes e hijos. Fuentes busca una forma de cerrar el ciclo vital del atún dentro de las jaulas que mejoraría la sostenibilidad de las granjas, aunque no de los peces utilizados para sus piensos.
El último culpable del inminente fin del atún rojo y, más a largo plazo, de todos los peces grandes son gobiernos y entidades como la Comisión Europea - plastilina en las manos del lobby pesquero-. Las restricciones del organismo regulador (ICCAT) siempre rebasan las mínimas recomendadas por la comunidad científica para la supervivienda de la especie. Gobiernos como el español mantiene flotas pesqueras sobredimensionadas, que representan el 25% de toda la flota europea.
Lo mas llamativo de esta catástrofe en ciernes "es que a diferencia del cambio climático es relativamente fácil de resolver", considera Clover. Habría que crear reservas marinas para recuperar el ecosistema marítimo y reducir drásticamente las cuotas de pesca. Los recortes de la flota pesquera en España son necesarias, y aunque crearía angustia a corto plazo garantizaría el futuro del sector. En el caso del atún rojo "una moratoria immediata es imprescindible, y yo dejaría de comer todo el atún", asegura Rogers. Y en última instancia "tendremos que comer menos pescado", añade.
En Nobu habría que probar los excelentes ceviches de ostras, un molusco que sí se puede cultivar de forma sostenible.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20090613/53722476137/un-documental-inicia-una-campana-planetaria-para-evitar-el-colapso-de-los-oceanos.html
Home page de la película: http://endoftheline.com/
El reto es que 'The end of the line' actúe como revulsivo para reducir el consumo | Un atún rojo bien engordado alcanza en el mercado los 100.000 euros | El 80% del atún mediterráneo ya se obtiene de cercos industriales
Uno de los restaurantes más chics del centro de Londres, el japonés Nobu, a 100 metros del Ritz, prepara un sashimi exquisito de atún rojo, cortado con maestría en el sushi bar bajo la mirada de beautiful people como Kate Moss o Sting. Aderezado con wasabi picante y salsa de soja y rematado con jengibre marinado, es imposible resistirsea este manjar. Sólo que el chef fundador de la cadena Nobu, Noboyuki Masuhisa, y uno de sus propietarios, el actor Robert de Niro, parecen desaconsejar su propio plato. "El atún rojo es una especie amenazada; haga el favor de pedir una alternativa al camarero", se advierte en la carta.
El aviso debió de parecer una solución salomónica hace seis meses cuando Greenpeace criticó al restaurante en su campaña contra el consumo de un pescado que se encuentra camino de una rápida extinción debido a la sobrepesca y a la explosión global de la demanda de sushi. Pero tras el estreno comercial ayer viernes de un nuevo documental sobre la desaparición de vida en los océanos, Nobu se ha convertido en el primer blanco de una campaña para salvar no sólo el atún rojo sino casi todas las grandes especias predadoras –bacalao, tiburón, merluza, rape– cuyo futuro pende de un hilo. "Comer un sushi de atún rojo es como comer uno de tigre; ¿no sería mejor quitarlo de la carta?", se pregunta Charles Clover, autor del libro 'The end of the line' – El fin de la línea–, en el que se ha inspirado la película. Según Boris Worm, científico de la Universidad de Dalhousie (Canadá), uno de los asesores científicos de la película, ya se ha perdido nada menos que el 90% de los grandes peces predadores desde los años 50, el inicio de la fase de pesca industrial a escala global. Si se mantiene la tendencia actual, advierte Worm, no quedará ninguno. "Acabaremos con océanos de medusas, gusanos y legamos viscosos", explica el documental.
Celebridades como Sting, Stephen Fry, la Spice Girl Geri Haliwell o la oscarizada actriz Charlize Theron se han sumado a la campaña contra Nobu, que tiene una veintena de restaurantes, desde Los Ángeles hasta Sidney. "Queremos que The end of the line sea un desencadenante para la conciencia publica; empezando por un plato de atún rojo en restaurantes japoneses pero también por el sándwich de atún", dijo Alex Rogers, científico de la sociedad zoológica, en una entrevista mantenida con 'La Vanguardia' tras un preestreno de la película esta semana en el zoo de Londres. "Esta película puede cambiar la opinión pública como Una verdad incómoda (película de Al Gore) hizo para el cambio climático", añade. Algunas empresas ya se apuntan. El restaurante japonés londinense Soseki ya sólo sirve atún sostenible. Marks and Spencer dejará de vender productos de atún. La cadena global de comida Pret a manger ha anunciado que retirará el sándwich de atún de sus cartas.
Los científicos consultados en la película vaticinan una esquilma irreversible en el año 2050 –al igual que ocurrió con el bacalao en los puertos pesqueros de Newfoundland (Canadá), que de ser epicentro mundial de la pesca de bacalao se han convertido en pueblos de fantasmas debido a la sobreexplotación. Incluso después de la moratoria de 1992, la población de bacalao jamás se recuperó. "¡Newfoundland es el ejemplo de lo que va a pasar si no actuamos!", dice Rogers. "Pescadores y consumidores en España tienen más que perder que nadie", añade.
La película y los grupos de presión reinvindican una moratoria inmediata de la pesca de atún rojo, plantando caraa una industria que ha esquilmado bancos de un pez fuerte y veloz capaz de recorrer miles de kilómetros para desovar en el Mediterráneo. Mitsubishi –el gigante multinacional japonés que compra hasta un 60% del atún rojo pescado en el Mediterráneo– es el primer eslabón de una larga cadena de cómplices. "Mitsubishi está congelando atún consciente de que la caída de stocks va a disparar el precio", dice en el documental Roberto Mielco, ex pescador de atún ahora activista. Luego están las empresas de pesca como la murciana Ricardo Fuentes e hijos, socia de Mitsubishi, que ha encontrado una mina de oro en las jaulas de engorde tendidas en el Mediterráneo desde l'Ametlla de Mar, en el sur de Catalunya, hasta Malta. Jaulas repletas de atunes jóvenes cogidos a veces con la ayuda de aviones Cessna que se matan con rifles automáticos en cuanto tienen el peso que exige Mitsubishi. El 80% de la producción de atún rojo en el Mediterráneo se obtiene ya de estos cercos industriales y los enormes buques de refrigeración son depósitos de valores. Un atún rojo bien engordado se vende por 100.000 euros y los Fuentes, de simples pescadores, se han transformado en empresarios multimillonarios. Pero si siguen a este ritmo –advierten asesores de la película–, Ricardo Fuentes y nietos no tendrán la misma suerte que Ricardo Fuentes e hijos. Fuentes busca una forma de cerrar el ciclo vital del atún dentro de las jaulas que mejoraría la sostenibilidad de las granjas, aunque no de los peces utilizados para sus piensos.
El último culpable del inminente fin del atún rojo y, más a largo plazo, de todos los peces grandes son gobiernos y entidades como la Comisión Europea - plastilina en las manos del lobby pesquero-. Las restricciones del organismo regulador (ICCAT) siempre rebasan las mínimas recomendadas por la comunidad científica para la supervivienda de la especie. Gobiernos como el español mantiene flotas pesqueras sobredimensionadas, que representan el 25% de toda la flota europea.
Lo mas llamativo de esta catástrofe en ciernes "es que a diferencia del cambio climático es relativamente fácil de resolver", considera Clover. Habría que crear reservas marinas para recuperar el ecosistema marítimo y reducir drásticamente las cuotas de pesca. Los recortes de la flota pesquera en España son necesarias, y aunque crearía angustia a corto plazo garantizaría el futuro del sector. En el caso del atún rojo "una moratoria immediata es imprescindible, y yo dejaría de comer todo el atún", asegura Rogers. Y en última instancia "tendremos que comer menos pescado", añade.
En Nobu habría que probar los excelentes ceviches de ostras, un molusco que sí se puede cultivar de forma sostenible.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20090613/53722476137/un-documental-inicia-una-campana-planetaria-para-evitar-el-colapso-de-los-oceanos.html
Home page de la película: http://endoftheline.com/