Snickers
08-jun-2009, 22:10
http://www.cuestionderespeto.com/siete-anos-bien-aprovechados/
Siete años bien aprovechados
Jun /2009 - 01 / Dhyan
Mayo de 2002, feria taurina de San Isidro en Madrid. Las organizaciones animalistas vuelcan todos sus esfuerzos en convocar una gran manifestación antitaurina. Muchas personas trabajan duramente a todos los niveles - confección de pancartas, contacto con simpatizantes, redacción y envío de notas de prensa, contacto con las autoridades municipales - para conseguir que la manifestación sea un éxito.
Y lo fue. Conseguimos reunir a 4.000 personas que salimos de Goya, marchamos por la calle de Alcalá (llegaron a cortar el tráfico de la misma) y llegamos a la plaza de las Ventas donde terminó la manifestación. Todos contentos. Pero…. ¿cuál fue la repercusión mediática de este acto?
Ninguna. La manifestación no salió absolutamente en ningún medio nacional, ni radio, ni prensa ni televisión. Aparte de quienes nos vieran por la calle, tan sólo en Baviera se enteraron, gracias a que casualmente nos topamos con un periodista de un diario regional alemán.
7 años después, mayo de 2009, nuevamente feria taurina de San Isidro en Madrid. De nuevo se organiza un importante acto protesta en el que se vuelcan todos los esfuerzos de muchos activistas. Esta vez no vamos a manifestarnos: nos pondremos un pantalón negro, unas banderillas clavadas en la espalda y yaceremos tumbados al sol durante una hora cubiertos de sangre artificial, simulando ser el toro muerto. Llega el gran día, somos 400 personas, de las que más de 300 están tumbadas en un gran lienzo blanco de la guisa descrita, el resto de organización. El acto es un éxito.
Y nuevamente… ¿cuál es la repercusión? ¡Sorpresa! Esta vez hemos salido en varios diarios nacionales como El Mundo o El País, otros muchos periódicos locales, prensa internacional, radio… y sí, también en la televisión, en los noticiarios de importantes cadenas nacionales. Por si fuera poco, acabo de enterarme que activistas polacos han repetido el acto ante la embajada española de ese país, y que se esperan más repeticiones del acto en otros países.
¿Qué ha pasado en estos 7 años? ¿Cuál es la diferencia para que reuniendo diez veces menos personas (de 4.000 a 400), hayamos logrado este éxito?
Se podría hablar de muchas causas, pero hay una fundamental: hemos aprendido a comunicar. Hemos incorporado estrategias de comunicación a nuestra reivindicación. Resultado: ya no nos limitamos a elaborar un cuidado discurso teórico y “soltarlo” sin más. Ahora buscamos estrategias para que el mensaje animalista tenga eco en la sociedad.
Recuerdo que en 2003 me aparté del activismo debido, sobre todo, a problemas personales. Recuerdo también aquella época: un movimiento fuertemente ideologizado (ideologización a la que en su momento también contribuí con entusiasmo) que ganaba en número de activistas y que quería comerse el mundo. Pero había algo que no iba bien. De las últimas cosas que recuerdo antes de retirarme, era un folleto. Ese folleto era como de medio DIN-A-4, no tenía apenas imágenes y había mucho texto. El texto era algo así como una pretensión de tratar de refundir todo el contenido ideológico del movimiento en menos de 100 palabras… La imagen o imágenes eran neutras y asépticas (nada de mostrar sangre, que quede claro que estamos contra el hecho mismo del uso como recursos), y hacían el resultado final aún más incomprensible. Para alguien que no perteneciese de algún modo al movimiento, el folleto era tan incomprensible como un jeroglífico egipcio. Yo no entendía de márketing ni de comunicación, pero sabía que algo iba mal.
Tres años después, a principios de 2006 Equanimal llamó a mi puerta pidiéndome colaboración. Al presentarme su proyecto se me abrieron los ojos como platos: por fin alguien se había dado cuenta, por fin alguien se estaba preocupando, no ya sólamente por el discurso ideológico, sino también por la forma de transmitirlo. Por fin alguien iba más allá de meramente soltar el discurso teórico y que la sociedad lo agarrase como pudiera. Por supuesto el proyecto me interersó, y comencé a involucrarme otra vez.
Esto es lo que ha cambiado. Aunque no ha cambiado igual para todos. Hay gente que no lo entiende así y que critica a quienes utilizamos estrategias de comunicación. Todavía hace poco escuché que “decimos a la gente lo que quiere oír”. A quien piensa de esta manera, yo le diría: ¿no sería maravilloso decirle a la gente lo que quiere oír… y que resulte que eso que quiere oír es un mensaje de respeto a los animales, es precisamente lo que queremos decirle?
Aunque realmente no se trata de que digamos lo que quieren oír (entonces les diríamos que practiquen mucho sexo, se diviertan y se olviden de los animales), desde luego si alguien tiene en cuenta la comunicación lo mínimo que debe hacer es emitir un mensaje que resulte comprensible. Pero no sólo eso. Debe estudiar qué estrategias son más adecuadas para emitir el mensaje dentro del contexto social, geográfico e histórico en el que nos encontramos. Debe conocer las tendencias dentro del mundo de la comunicación y saber cuáles deben aplicarse. En definitiva, debe saber mucho más que la ideología animalista. En realidad, la ideología animalista es una cosa - y está ahí, en libros, artículos, páginas web, porque por supuesto es fundamental disponer de un armazón teórico y porque por supuesto debemos saber por qué diablos estamos luchando - y la comunicación es otra cosa. Y durante muchos años, esta distinción fundamental simplemente no se ha realizado.
La buena noticia es que, pese a las críticas y a las divisiones internas (propias de cualquier movimiento, o en realidad de cualquier ocasión en que se junten más de dos seres humanos), cada vez son más quienes son conscientes de la importancia de la comunicación, y las distintas organizaciones animalistas las van incorporando a su agenda. Y cada vez son menos quienes ven el márketing como una especie de demonio del mundo capitalista que se tragará tus ideas y hará que seas un vendido al servicio del Sistema.
Como decía Koke en esta casa hace poco, lo tenemos crudo pero ya no tanto. Nos vamos haciendo mayores. Siete años puede ser mucho o poco tiempo, según se mire. Pero entre el acto antitaurino de 2002 y el acto antitaurino de 2009 hay un abismo de diferencia: ahora se realizan los mismos esfuerzos, pero esta vez merecen la pena. Enhorabuena, señoras y señores, hemos aprovechado el tiempo. Sigamos así.
Siete años bien aprovechados
Jun /2009 - 01 / Dhyan
Mayo de 2002, feria taurina de San Isidro en Madrid. Las organizaciones animalistas vuelcan todos sus esfuerzos en convocar una gran manifestación antitaurina. Muchas personas trabajan duramente a todos los niveles - confección de pancartas, contacto con simpatizantes, redacción y envío de notas de prensa, contacto con las autoridades municipales - para conseguir que la manifestación sea un éxito.
Y lo fue. Conseguimos reunir a 4.000 personas que salimos de Goya, marchamos por la calle de Alcalá (llegaron a cortar el tráfico de la misma) y llegamos a la plaza de las Ventas donde terminó la manifestación. Todos contentos. Pero…. ¿cuál fue la repercusión mediática de este acto?
Ninguna. La manifestación no salió absolutamente en ningún medio nacional, ni radio, ni prensa ni televisión. Aparte de quienes nos vieran por la calle, tan sólo en Baviera se enteraron, gracias a que casualmente nos topamos con un periodista de un diario regional alemán.
7 años después, mayo de 2009, nuevamente feria taurina de San Isidro en Madrid. De nuevo se organiza un importante acto protesta en el que se vuelcan todos los esfuerzos de muchos activistas. Esta vez no vamos a manifestarnos: nos pondremos un pantalón negro, unas banderillas clavadas en la espalda y yaceremos tumbados al sol durante una hora cubiertos de sangre artificial, simulando ser el toro muerto. Llega el gran día, somos 400 personas, de las que más de 300 están tumbadas en un gran lienzo blanco de la guisa descrita, el resto de organización. El acto es un éxito.
Y nuevamente… ¿cuál es la repercusión? ¡Sorpresa! Esta vez hemos salido en varios diarios nacionales como El Mundo o El País, otros muchos periódicos locales, prensa internacional, radio… y sí, también en la televisión, en los noticiarios de importantes cadenas nacionales. Por si fuera poco, acabo de enterarme que activistas polacos han repetido el acto ante la embajada española de ese país, y que se esperan más repeticiones del acto en otros países.
¿Qué ha pasado en estos 7 años? ¿Cuál es la diferencia para que reuniendo diez veces menos personas (de 4.000 a 400), hayamos logrado este éxito?
Se podría hablar de muchas causas, pero hay una fundamental: hemos aprendido a comunicar. Hemos incorporado estrategias de comunicación a nuestra reivindicación. Resultado: ya no nos limitamos a elaborar un cuidado discurso teórico y “soltarlo” sin más. Ahora buscamos estrategias para que el mensaje animalista tenga eco en la sociedad.
Recuerdo que en 2003 me aparté del activismo debido, sobre todo, a problemas personales. Recuerdo también aquella época: un movimiento fuertemente ideologizado (ideologización a la que en su momento también contribuí con entusiasmo) que ganaba en número de activistas y que quería comerse el mundo. Pero había algo que no iba bien. De las últimas cosas que recuerdo antes de retirarme, era un folleto. Ese folleto era como de medio DIN-A-4, no tenía apenas imágenes y había mucho texto. El texto era algo así como una pretensión de tratar de refundir todo el contenido ideológico del movimiento en menos de 100 palabras… La imagen o imágenes eran neutras y asépticas (nada de mostrar sangre, que quede claro que estamos contra el hecho mismo del uso como recursos), y hacían el resultado final aún más incomprensible. Para alguien que no perteneciese de algún modo al movimiento, el folleto era tan incomprensible como un jeroglífico egipcio. Yo no entendía de márketing ni de comunicación, pero sabía que algo iba mal.
Tres años después, a principios de 2006 Equanimal llamó a mi puerta pidiéndome colaboración. Al presentarme su proyecto se me abrieron los ojos como platos: por fin alguien se había dado cuenta, por fin alguien se estaba preocupando, no ya sólamente por el discurso ideológico, sino también por la forma de transmitirlo. Por fin alguien iba más allá de meramente soltar el discurso teórico y que la sociedad lo agarrase como pudiera. Por supuesto el proyecto me interersó, y comencé a involucrarme otra vez.
Esto es lo que ha cambiado. Aunque no ha cambiado igual para todos. Hay gente que no lo entiende así y que critica a quienes utilizamos estrategias de comunicación. Todavía hace poco escuché que “decimos a la gente lo que quiere oír”. A quien piensa de esta manera, yo le diría: ¿no sería maravilloso decirle a la gente lo que quiere oír… y que resulte que eso que quiere oír es un mensaje de respeto a los animales, es precisamente lo que queremos decirle?
Aunque realmente no se trata de que digamos lo que quieren oír (entonces les diríamos que practiquen mucho sexo, se diviertan y se olviden de los animales), desde luego si alguien tiene en cuenta la comunicación lo mínimo que debe hacer es emitir un mensaje que resulte comprensible. Pero no sólo eso. Debe estudiar qué estrategias son más adecuadas para emitir el mensaje dentro del contexto social, geográfico e histórico en el que nos encontramos. Debe conocer las tendencias dentro del mundo de la comunicación y saber cuáles deben aplicarse. En definitiva, debe saber mucho más que la ideología animalista. En realidad, la ideología animalista es una cosa - y está ahí, en libros, artículos, páginas web, porque por supuesto es fundamental disponer de un armazón teórico y porque por supuesto debemos saber por qué diablos estamos luchando - y la comunicación es otra cosa. Y durante muchos años, esta distinción fundamental simplemente no se ha realizado.
La buena noticia es que, pese a las críticas y a las divisiones internas (propias de cualquier movimiento, o en realidad de cualquier ocasión en que se junten más de dos seres humanos), cada vez son más quienes son conscientes de la importancia de la comunicación, y las distintas organizaciones animalistas las van incorporando a su agenda. Y cada vez son menos quienes ven el márketing como una especie de demonio del mundo capitalista que se tragará tus ideas y hará que seas un vendido al servicio del Sistema.
Como decía Koke en esta casa hace poco, lo tenemos crudo pero ya no tanto. Nos vamos haciendo mayores. Siete años puede ser mucho o poco tiempo, según se mire. Pero entre el acto antitaurino de 2002 y el acto antitaurino de 2009 hay un abismo de diferencia: ahora se realizan los mismos esfuerzos, pero esta vez merecen la pena. Enhorabuena, señoras y señores, hemos aprovechado el tiempo. Sigamos así.