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28-mar-2007, 16:43
Roma, Italia. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) informó que los plaguicidas endosulfán y compuestos de tributil estaño, se sumaron a la lista de productos químicos peligrosos para la salud y el medio ambiente.
Precisó en un comunicado que un comité de expertos de todo el mundo incluyó los dos plaguicidas en la lista denominada de Consentimiento Fundamentado Previo (CFP).
La FAO recordó que tal lista fue establecida por el Convenio de Rótterdam, un tratado internacional que pretende evitar que los productos químicos peligrosos dañen a la salud humana y al medio ambiente.
"El endosulfán es un pesticida muy utilizado en todo el mundo, particularmente en los cultivos de algodón. Su inclusión en la lista fue recomendada por los riesgos que su uso entraña para los trabajadores y el medio ambiente", dijo el organismo.
Indicó que el tributil estaño (TBT), que se usa en las pinturas antialgas en los cascos de los barcos, tiene gran impacto en el medio ambiente marino, en particular en los puertos cerrados, ya que es tóxico para los peces, moluscos y otros organismos.
Anunció que los gobiernos tomarán una decisión definitiva en Roma en 2008 en la Conferencia de Partes del Convenio de Rótterdam sobre Consentimiento Fundamentado Previo aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional.
Señaló que en la actualidad se encuentran disponibles en el mercado alrededor de 70 mil productos químicos diferentes y cada año se introducen mil 500 nuevos. "Este hecho plantea un reto significativo a los organismos responsables de controlar y manejar estas sustancias potencialmente peligrosas", aseveró la FAO.
Destacó que numerosos plaguicidas que han sido prohibidos o severamente restringidos en los países industrializados, siguen comercializándose y utilizándose en los países en desarrollo. "Con frecuencia se venden a campesinos que carecen del equipo y de los conocimientos adecuados para manejarlos con seguridad, por lo que con frecuencia sufren daños en su salud, o incluso mueren", advirtió.
"En otros casos los pesticidas y productos químicos peligrosos obsoletos se almacenan y abandonan, con lo que se requiere elevadas sumas de dinero para su eliminación", añadió.
Apoyada de forma conjunta por la FAO y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Convención de Rótterdam facilita a sus miembros experiencias y errores de otros para promover la transparencia y compartir la información sobre los riesgos potenciales.
Precisó en un comunicado que un comité de expertos de todo el mundo incluyó los dos plaguicidas en la lista denominada de Consentimiento Fundamentado Previo (CFP).
La FAO recordó que tal lista fue establecida por el Convenio de Rótterdam, un tratado internacional que pretende evitar que los productos químicos peligrosos dañen a la salud humana y al medio ambiente.
"El endosulfán es un pesticida muy utilizado en todo el mundo, particularmente en los cultivos de algodón. Su inclusión en la lista fue recomendada por los riesgos que su uso entraña para los trabajadores y el medio ambiente", dijo el organismo.
Indicó que el tributil estaño (TBT), que se usa en las pinturas antialgas en los cascos de los barcos, tiene gran impacto en el medio ambiente marino, en particular en los puertos cerrados, ya que es tóxico para los peces, moluscos y otros organismos.
Anunció que los gobiernos tomarán una decisión definitiva en Roma en 2008 en la Conferencia de Partes del Convenio de Rótterdam sobre Consentimiento Fundamentado Previo aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional.
Señaló que en la actualidad se encuentran disponibles en el mercado alrededor de 70 mil productos químicos diferentes y cada año se introducen mil 500 nuevos. "Este hecho plantea un reto significativo a los organismos responsables de controlar y manejar estas sustancias potencialmente peligrosas", aseveró la FAO.
Destacó que numerosos plaguicidas que han sido prohibidos o severamente restringidos en los países industrializados, siguen comercializándose y utilizándose en los países en desarrollo. "Con frecuencia se venden a campesinos que carecen del equipo y de los conocimientos adecuados para manejarlos con seguridad, por lo que con frecuencia sufren daños en su salud, o incluso mueren", advirtió.
"En otros casos los pesticidas y productos químicos peligrosos obsoletos se almacenan y abandonan, con lo que se requiere elevadas sumas de dinero para su eliminación", añadió.
Apoyada de forma conjunta por la FAO y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Convención de Rótterdam facilita a sus miembros experiencias y errores de otros para promover la transparencia y compartir la información sobre los riesgos potenciales.