Adragoth
21-abr-2009, 12:07
Información extraída de:
http://foro.univision.com/univision/board/message?board.id=metafisicayfilosofia&message.id=44310 (http://foro.univision.com/univision/board/message?board.id=metafisicayfilosofia&message.id=44310)
La Mágia de los Arboles
Cuando caminamos entre los árboles en un parque o un bosque, podemos comenzar a sentir la energía de estos maravillosos seres. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que sus rostros podían verse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento.
Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza, trabajar para sanarnos, relajarnos, fortalecernos y, sobre todo, ayudan a comunicarnos los mensajes de la madre Tierra. Puedes realizar los sig. Ejercicios para integrarte a la magia de los árboles.
Ejercicio 1. Hablar con el espíritu
1.Camina entre los árboles y escoge alguno que te llame la atención.
2.Comienza a observarlo con detenimiento, con deseos de conocerlo, no de analizarlo.
3.Cuando sientas que se conocen un poco más puedes sentarte con tu espalda contra su tronco, cerrar los ojos y sentir la energía que fluye desde la raíz hasta la copa.
4.Cuando hayas podido establecer contacto con la energía del árbol, intenta comunicarte con su espíritu. Preséntate con tu nombre y pídele consejo sobre cualquier situación que necesites.
5.Escucha la respuesta en tu corazón, da las gracias, levántate y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco.
Ejercicio 2. Abraza a tu árbol
1.Acostumbra salir al campo, bosque o parque más cercano con cierta frecuencia para que comiences a conocer a los árboles. Seguramente podrás encontrar alguno que te atraiga en especial.
2.Cada vez que te sientas enfermo, cansado o bajo de energía, pídele permiso a tu árbol (con aquel que hiciste el ejercicio 1 de preferencia) abrázalo.
3.Mientras te abrazas de su tronco, siente cómo te cargas de energía, te sientes más saludable y te conectas con la madre Tierra.
4.Dale las gracias y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco.
Nos han acompañado a lo largo de la historia y lo siguen haciendo, brindándonos su protección y energía. Respetados y venerados por numerosos cultos y tradiciones, hoy sólo parecen interesar a las grandes industrias madereras, empeñadas en explotarlos hasta las últimas consecuencias.
Cuando la actriz Helene von Dönniges se casó en una capilla ortodoxa griega situada en las propiedades de su novio, el rico propietario Yanco von Racowitza, un rayo cayó sobre uno de los tres árboles que había en una colina cercana. Este incidente no habría pasado de ser una mera anécdota sino fuera porque el padre de Yanco los había plantado allí cuando nacieron sus hijos. Precisamente fue el árbol de Yanco el que cayó partido por el rayo y los invitados a la boda murmuraron que era un mal presagio. No se equivocaron. Yanco moría poco tiempo después.
Muchos tal vez piensen que esto fue una casualidad sin mayor trascendencia. Otros, en cambio, estarán convencidos de que un árbol es mucho más que una planta que tiene tronco leñoso, ramas y hojas. Quizá piensen que es un ser vivo, totalmente interrelacionado no sólo con los otros árboles que tiene a su alrededor sino también con los seres humanos. Si es así, estarían en consonancia con lo que otros pueblos y otras culturas han opinado en torno a sus árboles. No los consideraban como seres aislados sino que formaban parte directa de sus mitos y ritos, de sus cultos y prácticas mágicas, de su vida cotidiana y sus usos medicinales. Sabían qué árboles curaban y qué árboles mataban, cuáles les protegían de los rayos y cuáles los atraían, aquellos que eran buenos para alejar a los insectos y cuáles atraían enfermedades. En definitiva, sabían que cada árbol alberga un espíritu que le confiere una fuerza determinada, un "alma" que le da un poder genuino y exclusivo, según a la clase que pertenezca.
En la enfermedad y en las preocupaciones, nuestros antepasados buscaban un árbol para abrazarse a su tronco, para transmitirle sus angustias y sus problemas y recibir, a cambio, su fuerza. Entonces sentían que el árbol era mucho más que un ser inerte y que por su tronco fluía la savia que da energía a aquel que busca su consuelo. Los jóvenes enamorados buscaban el tilo para confiar sus intimidades amorosas porque representaba el vigor de Venus. Los hombres que iban a la guerra abrazaban al roble porque éste simbolizaba al dios Marte y las personas que no tenían confianza en sí mismas acudían al abedul, que estaba bajo la protección de Mercurio.
Hoy en día se ha puesto de moda abrazar a un árbol en los momentos de soledad y tristeza. Si alguien piensa que es una práctica ridícula, debería saber que se trata de una terapia que recomiendan cada vez más naturópatas sabedores de los grandes efectos positivos que tiene.
He encontrado esta información por casualidad y me ha gustado mucho, por eso me decidí a compartirla con vosotros. Espero que os guste y os entre las mismas ganas de probarlo que me han entrado a mí. Ya que a las plantas le debemos nuestra alimentación, es una buena manera, creo yo, de darle las gracias. Os dejo además estas dos preciosas imágenes. Un saludo :)
http://www.terragalleria.com/images/us-ca/usca30521.jpeg
http://www.terragalleria.com/images/np-pacific/olym1036.jpeg
http://foro.univision.com/univision/board/message?board.id=metafisicayfilosofia&message.id=44310 (http://foro.univision.com/univision/board/message?board.id=metafisicayfilosofia&message.id=44310)
La Mágia de los Arboles
Cuando caminamos entre los árboles en un parque o un bosque, podemos comenzar a sentir la energía de estos maravillosos seres. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que sus rostros podían verse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento.
Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza, trabajar para sanarnos, relajarnos, fortalecernos y, sobre todo, ayudan a comunicarnos los mensajes de la madre Tierra. Puedes realizar los sig. Ejercicios para integrarte a la magia de los árboles.
Ejercicio 1. Hablar con el espíritu
1.Camina entre los árboles y escoge alguno que te llame la atención.
2.Comienza a observarlo con detenimiento, con deseos de conocerlo, no de analizarlo.
3.Cuando sientas que se conocen un poco más puedes sentarte con tu espalda contra su tronco, cerrar los ojos y sentir la energía que fluye desde la raíz hasta la copa.
4.Cuando hayas podido establecer contacto con la energía del árbol, intenta comunicarte con su espíritu. Preséntate con tu nombre y pídele consejo sobre cualquier situación que necesites.
5.Escucha la respuesta en tu corazón, da las gracias, levántate y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco.
Ejercicio 2. Abraza a tu árbol
1.Acostumbra salir al campo, bosque o parque más cercano con cierta frecuencia para que comiences a conocer a los árboles. Seguramente podrás encontrar alguno que te atraiga en especial.
2.Cada vez que te sientas enfermo, cansado o bajo de energía, pídele permiso a tu árbol (con aquel que hiciste el ejercicio 1 de preferencia) abrázalo.
3.Mientras te abrazas de su tronco, siente cómo te cargas de energía, te sientes más saludable y te conectas con la madre Tierra.
4.Dale las gracias y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco.
Nos han acompañado a lo largo de la historia y lo siguen haciendo, brindándonos su protección y energía. Respetados y venerados por numerosos cultos y tradiciones, hoy sólo parecen interesar a las grandes industrias madereras, empeñadas en explotarlos hasta las últimas consecuencias.
Cuando la actriz Helene von Dönniges se casó en una capilla ortodoxa griega situada en las propiedades de su novio, el rico propietario Yanco von Racowitza, un rayo cayó sobre uno de los tres árboles que había en una colina cercana. Este incidente no habría pasado de ser una mera anécdota sino fuera porque el padre de Yanco los había plantado allí cuando nacieron sus hijos. Precisamente fue el árbol de Yanco el que cayó partido por el rayo y los invitados a la boda murmuraron que era un mal presagio. No se equivocaron. Yanco moría poco tiempo después.
Muchos tal vez piensen que esto fue una casualidad sin mayor trascendencia. Otros, en cambio, estarán convencidos de que un árbol es mucho más que una planta que tiene tronco leñoso, ramas y hojas. Quizá piensen que es un ser vivo, totalmente interrelacionado no sólo con los otros árboles que tiene a su alrededor sino también con los seres humanos. Si es así, estarían en consonancia con lo que otros pueblos y otras culturas han opinado en torno a sus árboles. No los consideraban como seres aislados sino que formaban parte directa de sus mitos y ritos, de sus cultos y prácticas mágicas, de su vida cotidiana y sus usos medicinales. Sabían qué árboles curaban y qué árboles mataban, cuáles les protegían de los rayos y cuáles los atraían, aquellos que eran buenos para alejar a los insectos y cuáles atraían enfermedades. En definitiva, sabían que cada árbol alberga un espíritu que le confiere una fuerza determinada, un "alma" que le da un poder genuino y exclusivo, según a la clase que pertenezca.
En la enfermedad y en las preocupaciones, nuestros antepasados buscaban un árbol para abrazarse a su tronco, para transmitirle sus angustias y sus problemas y recibir, a cambio, su fuerza. Entonces sentían que el árbol era mucho más que un ser inerte y que por su tronco fluía la savia que da energía a aquel que busca su consuelo. Los jóvenes enamorados buscaban el tilo para confiar sus intimidades amorosas porque representaba el vigor de Venus. Los hombres que iban a la guerra abrazaban al roble porque éste simbolizaba al dios Marte y las personas que no tenían confianza en sí mismas acudían al abedul, que estaba bajo la protección de Mercurio.
Hoy en día se ha puesto de moda abrazar a un árbol en los momentos de soledad y tristeza. Si alguien piensa que es una práctica ridícula, debería saber que se trata de una terapia que recomiendan cada vez más naturópatas sabedores de los grandes efectos positivos que tiene.
He encontrado esta información por casualidad y me ha gustado mucho, por eso me decidí a compartirla con vosotros. Espero que os guste y os entre las mismas ganas de probarlo que me han entrado a mí. Ya que a las plantas le debemos nuestra alimentación, es una buena manera, creo yo, de darle las gracias. Os dejo además estas dos preciosas imágenes. Un saludo :)
http://www.terragalleria.com/images/us-ca/usca30521.jpeg
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