Snickers
05-feb-2009, 06:05
http://www.equanimal.org/index.php?option=com_content&view=article&id=78:entrevista-a-oscar-horta&catid=17:etica&Itemid=35
Entrevista a Oscar Horta por Equanimal
Martes, 18 de Noviembre de 2008
Óscar Horta es actualmente profesor de filosofía moral en la Universidad de Santiago de Compostela. Ha estado implicado activamente en el movimiento antiespecista y pro vegetarianismo durante los últimos quince años, y tiene en su autoría distintos escritos acerca de la discriminación de los animales no humanos y las estrategias de los movimientos de defensa animal.
Recientemente se hizo pública la noticia de su consecución del Premio de Ensayo Ferrater Mora. En esta entrevista dialogamos con él de temas muy variados. En la primera parte, de su experiencia sobre el trato de la cuestión del especismo y la consideración de los animales no humanos en el plano docente e investigador. En la segunda, de sus puntos de vista sobre las estrategias y la filosofía del movimiento por los derechos animales.
¿Cómo introduce la cuestión de los derechos animales en las materias que imparte?
En estos momentos tengo a mi cargo una materia cuyo temario se centra específicamente en la cuestión de la consideración moral de los animales. A lo largo del programa se estudian los argumentos que han sido esgrimidos tanto por quienes han buscado defender la situación de opresión de los animales no humanos como por quienes la han combatido. Asimismo, se ponen de manifiesto los puntos de discordancia dados entre estos últimos. Y se examinan las diferencias presentes entre el enfoque antiespecista (que rechaza la discriminación de aquellos que no pertenecen a una cierta especie) y otros puntos de vista, como el de la ética medioambiental (centrada en la defensa de los ecosistemas, y no de los animales en tanto que individuos). Por otra parte, también introduzco la cuestión en otra materia que imparto, que tiene como objeto el estudio de la filosofía moral y política en la antigüedad. En esta reservo un espacio para acercar a los alumnos y alumnas al modo en el que el problema de la consideración moral de los animales fue tratado en la antigüedad (si bien la extensión que aquí cabe dar al trato del tema es mucho menor que en la otra asignatura).
¿Es diferente hablar con las personas de los derechos de los animales dentro y fuera de las aulas? ¿Reaccionan de manera diferente?
La sociedad en la que vivimos es especista. Esto determina las reacciones que se mantienen cuando se presenta la cuestión de los derechos animales, sea dentro o fuera de las aulas. Ahora bien, hay una diferencia significativa. En un aula se pueden explicar en detalle y clarificar los distintos aspectos de la cuestión, lo cual es difícilmente posible cuando se hace activismo de modo dirigido a la sociedad en general. La opinión pública a menudo no entiende bien el mensaje que se le plantea desde el movimiento antiespecista. Por ejemplo, a menudo los argumentos para la consideración de los animales son confundidos con los de carácter ecologista. En otras ocasiones, se piensa que del rechazo del antropocentrismo se derivaría la necesidad de que el uso de animales sea llevado de modo más compasivo, y no la eliminación de este. En una clase todas estas confusiones pueden ser eliminadas. Es así mucho más fácil que las razones implicadas en la cuestión sean adecuadamente consideradas.
¿En qué difiere la labor de las organizaciones del movimiento por los derechos de los animales y la de los filósofos en lo que respecta a la concienciación de la sociedad?
Ambas han de ir de la mano. En primer lugar, desde el ámbito de la filosofía se puede y se ha de proporcionar una base argumentativa sólida en contra del especismo, lo cual tiene dos fines. El primero, que esta pueda ser planteada directamente a la opinión pública. El segundo, que pueda servir de herramienta al serivicio de los activistas para poder llevar adelante su trabajo con mayor eficacia. Por otra parte, el ámbito académico es uno de los medios de transmisión de ideas más significativos, ningún movimiento verdaderamente influyente puede quedarse al margen de él. Finalmente, no debemos olvidar que hay muchos que quizás no habrían entrado en contacto nunca con las ideas antiespecistas de no haber conocido estas gracias a algún libro o publicación.
¿En lo que respecta a la filosofía moral, las aulas son un espacio para el aprendizaje o para la concienciación?
Una clase de filosofía es un sitio de trabajo. El alumno o alumna acude a ella a aprender, no necesariamente a adoptar un cierto punto de vista. Una clase no es un lugar para el mero blandido de eslóganes: es un espacio en el que se han de escrutar con rigor los argumentos en cuestión en cada caso. Ahora bien, cuando estos se refieren a cuestiones prácticas, como ocurre en el caso de la filosofía moral, de tal examen se derivan consecuencias de cara al modo en el que hemos dirigir nuestra conducta. Por supuesto, son los propios alumnos y alumnas quienes pueden tomar conciencia de lo que se desprende de los argumentos a considerar. Un profesor no podría, aun en el caso de que quisiese, convertir a sus estudiantes a una determinada idea. Pero sí puede presentar a estos los problemas de manera clara y alentar su análisis crítico y responsable. Y, desde luego, se pueden observar resultados. Hay alumnos y alumnas que quizás nunca se habrían planteado la cuestión y que adoptan un planteamiento crítico con el especismo a partir de tratar este tema en clase.
Por otra parte, independientemente de la posición que los y las estudiantes adopten ante la cuestión, un logro fundamental de su introducción en los planos de estudio universitarios es el hecho de que problematizan y dignifican el tema. Ello es importante dado el contexto en el que nos encontramos con respecto a la cuestión del especismo. Lo que sucede actualmente no es simplemente que la mayoría de la opinión pública esté a favor de este, sino que, de raíz, no se plantea esta cuestión. No considera que esta constituya un problema como tal. Ante esto, el primer paso de un movimiento que busque terminar con la opresión que hoy en día sufren los animales no humanos pasa por hacer ver que esta constituye un problema serio, que debe ser debatido y tenido en cuenta.
Por todo esto, en definitiva, querría animar a todos los docentes sensibilizados por la cuestión del especismo a trabajar el tema y a introducirlo en los programas que imparten.
Recientemente ha recibido el Premio de Ensayo Ferrater Mora en un ensayo en el que entre otros se toca la cuestión de los derechos animales.
De manera general, se trata de un trabajo que repasa las aportaciones en filosofía moral de Ferrater Mora. Pero en él se da cuenta de la cuestión del especismo. El motivo es que precisamente Ferrater Mora, uno de los pensadores más significativos de la segunda mitad del siglo XX en el mundo de habla hispana, fue el primero que en este ámbito se ocupó, ya en los años setenta, de este tema. De hecho, definió sin ambages su pensamiento como antiantropocéntrico. Y fue quien, en su famoso Diccionario de Filosofía, introdujo por primera vez en lengua castellana el propio término ‘especismo’.
Su tesis doctoral versó precisamente sobre la consideración moral de los animales. ¿Puede hacernos una introducción a la temática de la misma?
Mi trabajo en la tesis tomó como punto de partida la reducidísima atención que destinan a la experimentación con animales los estudios en bioética. Los procedimientos con animales no humanos en la investigación biomédica son muchísimo más numerosos que aquellos de los que la bioética se ocupa normalmente, que son los que involucran a los seres humanos. Pese a esto, no son apenas objeto de atención. Esto estaría justificado únicamente si hubiese algún motivo por el que los humanos, pero no los animales de otros especies, deban ser moralmente considerados. Sin embargo, ninguno de los distintos argumentos que se dan con la intención de justificar las posiciones antropocéntricas tiene éxito.
Por lo tanto, el antropocentrismo ha de ser considerado como una forma de discriminación: en concreto, una discriminación especista. De este modo, hay que concluir que las actuales investigaciones en el campo de la bioética mantienen un prejuicio de especie no justificable (que no viene más que a reflejar, en realidad, el sostenido a nivel general, en los más distintos ámbitos, por la opinión pública en general). Para abrazar un enfoque auténticamente riguroso, la investigación en bioética debería sustituir un prejuicio como este por un planteamiento centrado en el peso de los intereses de los implicados en cada caso. De forma muy simplificada, esta fue la tesis que sostuve en mi trabajo.
¿Cuál es su análisis de la obra de Gary L. Francione? ¿Existe algúna línea argumental en su obra con la cual no esté usted de acuerdo?
La obra de Francione es importante fundamentalmente por dos motivos:
(a) Ha sido quien ha apuntado de modo más claro las diferencias entre los distintos movimientos que se han autodefinido como de defensa de los animales no humanos. Lo ha hecho al poner de manifiesto la distinción entre el movimiento por el bienestar y el que llama movimiento por los derechos animales.
El primero acepta la utilización de animales no humanos como recursos, pero siempre que se minimice el daño que se les ocasione.
El segundo rechazaría tal utilización, asumiendo la necesidad del reconocimiento de derechos legales para los animales no humanos.
Entrevista a Oscar Horta por Equanimal
Martes, 18 de Noviembre de 2008
Óscar Horta es actualmente profesor de filosofía moral en la Universidad de Santiago de Compostela. Ha estado implicado activamente en el movimiento antiespecista y pro vegetarianismo durante los últimos quince años, y tiene en su autoría distintos escritos acerca de la discriminación de los animales no humanos y las estrategias de los movimientos de defensa animal.
Recientemente se hizo pública la noticia de su consecución del Premio de Ensayo Ferrater Mora. En esta entrevista dialogamos con él de temas muy variados. En la primera parte, de su experiencia sobre el trato de la cuestión del especismo y la consideración de los animales no humanos en el plano docente e investigador. En la segunda, de sus puntos de vista sobre las estrategias y la filosofía del movimiento por los derechos animales.
¿Cómo introduce la cuestión de los derechos animales en las materias que imparte?
En estos momentos tengo a mi cargo una materia cuyo temario se centra específicamente en la cuestión de la consideración moral de los animales. A lo largo del programa se estudian los argumentos que han sido esgrimidos tanto por quienes han buscado defender la situación de opresión de los animales no humanos como por quienes la han combatido. Asimismo, se ponen de manifiesto los puntos de discordancia dados entre estos últimos. Y se examinan las diferencias presentes entre el enfoque antiespecista (que rechaza la discriminación de aquellos que no pertenecen a una cierta especie) y otros puntos de vista, como el de la ética medioambiental (centrada en la defensa de los ecosistemas, y no de los animales en tanto que individuos). Por otra parte, también introduzco la cuestión en otra materia que imparto, que tiene como objeto el estudio de la filosofía moral y política en la antigüedad. En esta reservo un espacio para acercar a los alumnos y alumnas al modo en el que el problema de la consideración moral de los animales fue tratado en la antigüedad (si bien la extensión que aquí cabe dar al trato del tema es mucho menor que en la otra asignatura).
¿Es diferente hablar con las personas de los derechos de los animales dentro y fuera de las aulas? ¿Reaccionan de manera diferente?
La sociedad en la que vivimos es especista. Esto determina las reacciones que se mantienen cuando se presenta la cuestión de los derechos animales, sea dentro o fuera de las aulas. Ahora bien, hay una diferencia significativa. En un aula se pueden explicar en detalle y clarificar los distintos aspectos de la cuestión, lo cual es difícilmente posible cuando se hace activismo de modo dirigido a la sociedad en general. La opinión pública a menudo no entiende bien el mensaje que se le plantea desde el movimiento antiespecista. Por ejemplo, a menudo los argumentos para la consideración de los animales son confundidos con los de carácter ecologista. En otras ocasiones, se piensa que del rechazo del antropocentrismo se derivaría la necesidad de que el uso de animales sea llevado de modo más compasivo, y no la eliminación de este. En una clase todas estas confusiones pueden ser eliminadas. Es así mucho más fácil que las razones implicadas en la cuestión sean adecuadamente consideradas.
¿En qué difiere la labor de las organizaciones del movimiento por los derechos de los animales y la de los filósofos en lo que respecta a la concienciación de la sociedad?
Ambas han de ir de la mano. En primer lugar, desde el ámbito de la filosofía se puede y se ha de proporcionar una base argumentativa sólida en contra del especismo, lo cual tiene dos fines. El primero, que esta pueda ser planteada directamente a la opinión pública. El segundo, que pueda servir de herramienta al serivicio de los activistas para poder llevar adelante su trabajo con mayor eficacia. Por otra parte, el ámbito académico es uno de los medios de transmisión de ideas más significativos, ningún movimiento verdaderamente influyente puede quedarse al margen de él. Finalmente, no debemos olvidar que hay muchos que quizás no habrían entrado en contacto nunca con las ideas antiespecistas de no haber conocido estas gracias a algún libro o publicación.
¿En lo que respecta a la filosofía moral, las aulas son un espacio para el aprendizaje o para la concienciación?
Una clase de filosofía es un sitio de trabajo. El alumno o alumna acude a ella a aprender, no necesariamente a adoptar un cierto punto de vista. Una clase no es un lugar para el mero blandido de eslóganes: es un espacio en el que se han de escrutar con rigor los argumentos en cuestión en cada caso. Ahora bien, cuando estos se refieren a cuestiones prácticas, como ocurre en el caso de la filosofía moral, de tal examen se derivan consecuencias de cara al modo en el que hemos dirigir nuestra conducta. Por supuesto, son los propios alumnos y alumnas quienes pueden tomar conciencia de lo que se desprende de los argumentos a considerar. Un profesor no podría, aun en el caso de que quisiese, convertir a sus estudiantes a una determinada idea. Pero sí puede presentar a estos los problemas de manera clara y alentar su análisis crítico y responsable. Y, desde luego, se pueden observar resultados. Hay alumnos y alumnas que quizás nunca se habrían planteado la cuestión y que adoptan un planteamiento crítico con el especismo a partir de tratar este tema en clase.
Por otra parte, independientemente de la posición que los y las estudiantes adopten ante la cuestión, un logro fundamental de su introducción en los planos de estudio universitarios es el hecho de que problematizan y dignifican el tema. Ello es importante dado el contexto en el que nos encontramos con respecto a la cuestión del especismo. Lo que sucede actualmente no es simplemente que la mayoría de la opinión pública esté a favor de este, sino que, de raíz, no se plantea esta cuestión. No considera que esta constituya un problema como tal. Ante esto, el primer paso de un movimiento que busque terminar con la opresión que hoy en día sufren los animales no humanos pasa por hacer ver que esta constituye un problema serio, que debe ser debatido y tenido en cuenta.
Por todo esto, en definitiva, querría animar a todos los docentes sensibilizados por la cuestión del especismo a trabajar el tema y a introducirlo en los programas que imparten.
Recientemente ha recibido el Premio de Ensayo Ferrater Mora en un ensayo en el que entre otros se toca la cuestión de los derechos animales.
De manera general, se trata de un trabajo que repasa las aportaciones en filosofía moral de Ferrater Mora. Pero en él se da cuenta de la cuestión del especismo. El motivo es que precisamente Ferrater Mora, uno de los pensadores más significativos de la segunda mitad del siglo XX en el mundo de habla hispana, fue el primero que en este ámbito se ocupó, ya en los años setenta, de este tema. De hecho, definió sin ambages su pensamiento como antiantropocéntrico. Y fue quien, en su famoso Diccionario de Filosofía, introdujo por primera vez en lengua castellana el propio término ‘especismo’.
Su tesis doctoral versó precisamente sobre la consideración moral de los animales. ¿Puede hacernos una introducción a la temática de la misma?
Mi trabajo en la tesis tomó como punto de partida la reducidísima atención que destinan a la experimentación con animales los estudios en bioética. Los procedimientos con animales no humanos en la investigación biomédica son muchísimo más numerosos que aquellos de los que la bioética se ocupa normalmente, que son los que involucran a los seres humanos. Pese a esto, no son apenas objeto de atención. Esto estaría justificado únicamente si hubiese algún motivo por el que los humanos, pero no los animales de otros especies, deban ser moralmente considerados. Sin embargo, ninguno de los distintos argumentos que se dan con la intención de justificar las posiciones antropocéntricas tiene éxito.
Por lo tanto, el antropocentrismo ha de ser considerado como una forma de discriminación: en concreto, una discriminación especista. De este modo, hay que concluir que las actuales investigaciones en el campo de la bioética mantienen un prejuicio de especie no justificable (que no viene más que a reflejar, en realidad, el sostenido a nivel general, en los más distintos ámbitos, por la opinión pública en general). Para abrazar un enfoque auténticamente riguroso, la investigación en bioética debería sustituir un prejuicio como este por un planteamiento centrado en el peso de los intereses de los implicados en cada caso. De forma muy simplificada, esta fue la tesis que sostuve en mi trabajo.
¿Cuál es su análisis de la obra de Gary L. Francione? ¿Existe algúna línea argumental en su obra con la cual no esté usted de acuerdo?
La obra de Francione es importante fundamentalmente por dos motivos:
(a) Ha sido quien ha apuntado de modo más claro las diferencias entre los distintos movimientos que se han autodefinido como de defensa de los animales no humanos. Lo ha hecho al poner de manifiesto la distinción entre el movimiento por el bienestar y el que llama movimiento por los derechos animales.
El primero acepta la utilización de animales no humanos como recursos, pero siempre que se minimice el daño que se les ocasione.
El segundo rechazaría tal utilización, asumiendo la necesidad del reconocimiento de derechos legales para los animales no humanos.