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Ver la versión completa : informe sobre grandes superficies



Snickers
30-ago-2008, 00:21
Lo primero decir q yo compro algunas cosas en el Lidl de vez en cuando, principalmente frutos secos, pero también más de ciento en viento yogures de soja (q ya no hay, por cierto), leche de soja, cous cous, pasta tricolor, alubia roja, galletas, y setas.

Me lo se de memoria pq son poco más de media docena de cosas. pero consumo ahí. Y también cuando me veo en un apuro bajo al super del corte inglés q esta cerca de mi casa

Aún con ello me apetece compartir un informe q me resulta interesante, y q cada cual haga su reflexión


http://www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article6421

Nota de prensa sobre las Grandes Superficies

Consumo Noviembre de 2006

20 NOVIEMBRE 2006

CON MOTIVO DEL DIA SIN COMPRAS, 24 DE NOVIEMBRE 2006

LA GRANDES SUPERFICIES, UN MODELO DE CONSUMO SOCIAL Y AMBIENTALMENTE INSOSTENIBLE LLENO DE MITOS

Ecologistas en Acción recuerda, con motivo del Día Sin Compras el próximo 24 de noviembre, que el modelo de consumo que implican las Grandes Superficies no es ni social ni ambientalmente sostenible. Por ello, la asociación ecologista cree importante señalar que algunos de los supuestos beneficios que estos establecimientos reportan a los consumidores son sólo mitos.

A pesar de lo que señala la publicidad, la oferta cultural, de ocio y de actividades en las Grandes Superficies es muy limitada y de poca calidad si la comparamos con lo que ofrece una ciudad de tamaño medio. Algo parecido ocurre con la supuesta variedad de productos que el consumidor encuentra en estos establecimientos, puesto que en realidad provienen de unas pocas multinacionales del sector y de una industria que, bajo la aparente diversidad de los estantes, ofrece siempre una base homogénea de los ingredientes más rentables.

Por ello, los productos frescos cada vez son más escasos en las Grandes Superficies y, además, más caros que en otro tipo de establecimientos. Por ejemplo, se calcula que las frutas y las verduras son un 16% más caras en los grandes supermercados que en los comercios especializados(1). Debido a que los platos precocinados y los productos enlatados suponen ya casi el 40% de su oferta en alimentación, las Grandes Superficies apuestan cada vez más por un modelo alimentario poco saludable, por ejemplo, que abusa del aceite de palma, la segunda grasa más producida del mundo, y una de las más perjudiciales para la salud cardiovascular: su proporción de los nocivos ácidos grasos saturados alcanza nada menos que el 50%, cuatro veces más que la típica de los aceites de oliva o girasol. En los platos precocinados, aperitivos y bollería industrial, hasta el 45% de las grasas son de este tipo (2).

Ecologistas en Acción recuerda también que estos espacios, estudiados al detalle para aumentar las ventas al máximo, no son tan baratos como en realidad piensa el consumidor, puesto que, en realidad, no contabiliza los costes del desplazamiento (normalmente en automóvil privado) ni el gasto añadido que se suele hacer (el psicólogo especialista en consumo Javier Garcés calcula que en las Grandes Superficies el consumidor adquiere de media un 20% más de lo que tenía previsto).

A pesar de que las Grandes Superficies también parecen ser una solución a la falta de tiempo en nuestra sociedad, en realidad tampoco se contabiliza el tiempo de transporte hasta allí, las colas para pagar o el tiempo que perdemos recorriendo sus pasillos y mirando productos. Y, en todo caso, los horarios excepcionales que ofrecen las Grandes Superficies se sustentan en la precariedad laboral de sus trabajadores: turnos más largos y menos vacaciones, salarios mínimos y deterioro de sus derechos laborales.

En cuanto a la reordenación del espacio urbano, el actual modelo de crecimiento urbanístico privilegia a las Grandes Superficies como opción de compra y como centro de ocio, así que el pequeño comercio, con todos los beneficios que este ofrece al consumidor y a la economía local, se ve amenazado.

Ecologistas en Acción señala que, sobre todo, comprar en una Gran Superficie es apostar por un modelo social y ambiental insostenible, ahondando en el sistema de sobreproducción neoliberal que tantas injusticias sociales y desequilibrios medioambientales conlleva. Las Grandes Superficies destruyen la actividad económica local, crean empleos de baja calidad y deslocalizan la producción, hacen dependientes a los productores del Sur a la vez que maximizan los beneficios de muchas grandes multinacionales. También fomentan un modelo de transporte contaminante y son protagonistas destacados de la reordenación especulativa del territorio.

Por todo ello, Ecologistas en Acción propone de cara al Día Sin Compras, el próximo 24 de noviembre, un compromiso real con alternativas de consumo como el pequeño comercio, la agricultura ecológica, las cooperativas autogestionadas de consumidores, las cooperativas de intercambio y los bancos de tiempo o el comercio justo.





http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/informe_Grandes_Superficies.pdf

digoque
01-sep-2008, 09:48
Toda la razón llevan.
Procuro comprar siempre en pequeños comercios, donde conoces al dependiente de tu barrio de toda la vida, que te da el mejor trato y si no tiene algo que buscas te lo consigue.
Lo del desplazamiento no lo valora la mayoría de la gente, piensan que por ir allí es más barato pero ¿Cuánto te has gastado en gasolina? :rolleyes:

No es más barato y tratan fatal a sus empleados y a las empresas que les suministran, pero vamos, que la lista de contras se puede serguir aumentando...

Snickers
01-sep-2008, 11:47
Cito extractos del informe:


En la “sociedad del miedo” en la que vivimos, especialmente en las grandes ciudades, el hecho de hacer nuestras compras y pasar nuestro tiempo de ocio en una Gran Superficie hace que las personas se sientan más protegidas. El mito de la protección y la seguridad, como tantas otras veces, aparece como justificación al deterioro de la calidad de vida de la población. Porque por la seguridad todo vale.
La percepción de seguridad en las áreas urbanas está sufriendo serios reveses en los últimos tiempos. La población se siente muy insegura en los lugares donde reside, y por esa razón tiende a cambiar sus hábitos: se traslada a vivir a "barrios fortaleza" periféricos, se encierra en sus casas, se traslada siempre en coche (pestillos cerrados), de garaje en garaje. Y desde luego, acude a las Grandes Superficies, vigiladas por un ejército de guardias de seguridad y centenares de cámaras. La sensación de inseguridad tiene varios indicativos comunes, el más importante la llegada de la inmigración y la formación de mafias y bandas locales que actúan con plena impunidad.

De haber adquirido ya vivienda en una zona periférica, todavía es posible promover la creación de redes locales que puedan llevar a la formación de grupos de consumo, así como tratar de exigir a nivel de barrio la construcción de infraestructuras que cubran el consumo alimenticio básico y las necesidades educativas por lo menos hasta el nivel de bachillerato. Dichas redes locales deberían de servir también como forma de presión para la creación de una red de transporte público eficiente, que tenga en cuenta las necesidades de transporte de la población. Pero no sólo eso, a nivel local debería de buscarse formas alternativas de organizar el transporte, como es el compartir coche hasta el trabajo, universidad o zona de ocio. De tener una vivienda en una zona más intensiva, es imperativo tratar de mantener las estructuras barriales tradicionales, lo que no es incompatible con buscar o ayudar a crear grupos de consumo y similares. Y desde luego, procurar evitar las Grandes Superficies, los hipermercados y las cadenas de tiendas de horario ampliado. A nivel de transporte, la idea es aprovechar las pequeñas distancias para utilizar la bicicleta o simplemente procurar caminar.

Esta es quizás la característica más notable de las conurbaciones: su completa dependencia del exterior. En ellas no se cubren la mayoría de las necesidades corrientes del ciudadano medio: alimentación, muebles y electrodomésticos, educación, ocio y cultura. Son por la tanto "ciudades muertas" en todos esos sentidos

Un consumidor concienciado con los problemas sociales y ecológicos no debería, sin embargo, de mostrarse tan pesetero de cara al precio de sus compras. Un mito realmente extendido es el de la necesidad de ahorrar compulsivamente en la alimentación y en los productos del hogar cuando en la práctica representa un 20% del gasto total en una familia media. El resto del presupuesto suele destinarse a productos duraderos, al transporte y al ocio. Resulta paradójico ver cómo mucha gente se muestra tremendamente reacia a gastar un poco más en comida cuando luego llega el fin de semana y no tienen problemas en tomar varias copas a 6-8€ la unidad.

Nuevamente esta mentalidad de ahorro existe debido a que las Grandes Superficies e hipermercados han encontrado una fuente de rentabilidad en ella. Desde el punto de vista ético, sin embargo, es insostenible mantener este modelo, que destruye la economía local y privilegia la acumulación de capital en unos pocos propietarios. Que ayuda al chantaje de ganaderos y agricultores, especialmente a través de las denominadas "marcas blancas", que son comercializadas bajo el sello de las propias Grandes Superficies e hipermercados. Y que resulta ambientalmente destructivo, especialmente por las necesidades de transporte a larga distancia que necesita su mantenimiento (el transporte en general es responsable de un 30% de las emisiones de CO2 a la atmósfera).

Las Grandes Superficies son una pata más sobre la que se apoya este modelo de continuo crecimiento insostenible. No es la única, desde luego, pero cuando como consumidores tomamos esa opción estamos siendo cómplices de muchas maneras del deterioro social y ecológico del que hemos hablado. Para empezar, las Grandes Superficies se basan en un uso irracional del transporte.
Por un lado, les resulta más rentable pactar la adquisición de productos con grandes distribuidores nacionales o incluso internacionales que hacerlo con los distintos productores locales; por lo tanto la mayor parte de sus productos han viajado distancias aberrantes hasta llegar a sus estanterías, habiendo productos semejantes mucho más cerca. Por otro lado, los consumidores tienen que acceder a ellas con transporte privado. Todo esto conlleva emisiones de CO2 innecesarias, que contribuyen a la contaminación local y al cambio climático global.

Las Grandes Superficies discriminan a los pequeños productores, que normalmente tienden a concentrar su propiedad y a cambiarse al monocultivo para poder competir. Con la extinción de los barrios y por lo tanto las economías locales, es la única forma de no desaparecer frente al comercio internacional. Pero aún pactando con las Grandes Superficies suelen ser víctimas de su chantaje, pues les obligan a vender sus productos a precios irrisorios con la amenaza de abandonarles y dejar su explotación sin alternativa de venta. Esto pasa a nivel de agricultura y ganadería, pero también a nivel de producción de ropa y otros enseres.

Los pequeños comercios no pueden adaptarse a estas exigencias de horarios. La apuesta del consumidor por las Grandes Superficies está llevando a un deterioro y pérdida de esta forma más tradicional y sostenible de consumo. Lo que también implica una pérdida en nuestra calidad de vida, ya sea desde la lógica de nuestra sociedad de consumo (una pequeña compra sin tiendas será una gran pérdida de tiempo) como desde la lógica del que no quiere tener que desplazarse largas distancias para comprar, del que aprecia la vida que las pequeñas tiendas le dan a su lugar de residencia o, simplemente, del que no puede acceder a los centros comerciales de las afueras (personas mayores, minusválidos…). Las urbanizaciones que apuestan por el modelo de Grandes Superficies son páramos desérticos, ciudades muertas.

La liberalización de horarios en las Grandes Superficies va ligada estrechamente a una pérdida de calidad en el empleo, pues no suele contratarse nueva plantilla para cubrir esos turnos. Se recurre a los mismos empleados, que terminan por tener horarios más amplios, menos días libres y más disponibilidad ante la empresa. Por no decir que ya de por sí sus sueldos suelen ser muy bajos, y sus condiciones laborales bastante penosas. Sus derechos suelen ser frecuentemente vulnerados, algo que no escapa a las denuncias sindicales. De hecho, normalmente la práctica sindical en estas grandes cadenas de supermercados esta perseguida, haciendo uso de mecanismos para engañar a la ley como es la promoción de sindicatos amarillos al servicio de la empresa. Cuando apoyamos el modelo de Gran Superficie, por lo tanto, somos cómplices directos de esta pérdida de empleos de calidad.