dominic
31-jul-2008, 23:33
POR QUE NO COMO CARNE
Por Owen S. Sparret
Doctor en Medicina
Una persona que no come carne, es sabia o rara.
Mi madre me contó que cuando yo era niño, me negaba a comer ninguna clase de carne. Ella pensó, como tantas madres, que la carne era necesaria para hacerme crecer, de manera que insistió en dármela hasta que aprendí a gustar de ella. Durante los últimos 50 años he seleccionado una dieta que no incluye ni carne, ni pescado, ni aves.
Durante mi práctica de la medicina, siempre he dicho a mis pacientes las razones por las cuales les pedía hacer una cosa u otra. A mí personalmente no me gusta hacer nada sin saber porque lo estoy haciendo, y mucha gente piensa igual que yo. Voy a deciros porque soy un vegetariano, y porque deberías serlo también.
Me gusta la vida y deseo vivir tanto como pueda. Los días actuales son interesantes y llenos de novedad, y quiero saber lo que va a suceder mañana. He pasado ya los Bíblicos Ochenta Años, y doy todavía gracias a Dios, aunque los días son demasiados cortos para hacer todo lo que tengo que hacer. Todavía practico mi profesión normalmente, y tengo algunas otras actividades además de ella, aunque sólo sea unos minutos al día.
La mayoría de mis pacientes de mi misma edad, son personas que se han retirado ya. Pero yo, no tengo ningún deseo de retirarme tan pronto. Prefiero pasarme el día sanando a los enfermos, muchos de los cuales han tenido que retirarse en una edad temprana por carecer del conocimiento que yo poseo. No quiero ocultar este conocimiento a nadie.
Después de estudiar y observar científicamente por muchos años la enfermedad y sus causas, he llegado a la convicción de que si hubiese comido carne en abundancia durante mi vida, sería en este momento un viejo demasiado decrépito para llevar a cabo la práctica de la medicina. Un médico debe ser capaz de pensar con claridad, debe tener energía nerviosa y resistencia de sobra.
La edad y el agotamiento son apresurados por el consumo de las carnes, la edad es el desgaste del cuerpo. Este proceso varía en las distintas personas. Durante la semana hice una visita profesional a dos hombres, el uno cerca y el otro pasados ya los 50 años. Ambos dependían de la Beneficencia. Aunque jóvenes en años, eran dos viejos. El tabaco y el licor habían hecho su parte, pero no podemos pasar por alto el efecto causado por la carne.
Las células del cuerpo, son pequeñas unidades. Cada una debe ingerir su alimento, expeler el desecho y respirar el oxígeno. Cuando algo, interfiere en este proceso, las células y los órganos compuestos por ellas se deterioran.
El extinto Dr. Alexis Carrel ganador del premio Nóbel de 1912 reconoció que la eficiencia de las células para proveer alimento y eliminar desperdicios, es lo que determina la edad del tejido. El sostuvo la vida en un trocito de corazón de pollo, bañándole en un fluido nutritivo que servía al mismo tiempo para eliminar el desperdicio, tuvo tanto éxito, que el trozo de corazón de pollo se mantuvo vivo desde 1913 hasta 1947, después de 34 años se le arrojó a la basura, donde murió. El Dr. Carrel probó que el período de vida depende en gran parte de la alimentación del desperdicio y de la alimentación de las células.
Si pudiésemos eliminar regularmente el desperdicio de las células de nuestro cuerpo y aplicar una nutrición adecuada, podríamos fácilmente alcanzar un largo período de vida. Si el fluido corporal que baña nuestras células está sobrecargado de desechos, la vida se acorta.
La Biblia indica que durante diez generaciones antes del diluvio, la gente vivía un promedio de 912 años. Después del diluvio, empezaron a comer carne. La vida de las 10 generaciones siguientes se redujo a un promedio de 317 años.
Mucha gente piensa que si tenéis que hacer un trabajo pesado, que requiere gran resistencia, debéis comer un gran beefsteak, lo correcto es justamente lo contrario. Algunos años atrás, un conocido profesor de Yale, Dr. Irving Fisher, demostró que cuando competían atletas bisoños y vegetarianos contra los mejores atletas de Yale, los primeros tenían el doble de la resistencia de los atletas carnívoros.
Johnny Weismuller, el tarzan de las películas y campeón mundial de natación, fue invitado en cierta ocasión a la inauguración de una nueva piscina en el battlo Creek Sanitarium. Weismuller ostentaba 56 récords mundiales, pero desde hacía cinco años no había establecido ningún récords nuevo. Después de varias semanas de someterse a una dieta selecta y vegetariana, fue capaz de establecer seis nuevos récords mundiales.
El nadador vegetariano Murria Rose, de Australia, campeón mundial y ganador de los juegos olímpicos, y sus prácticas dietéticas, son ampliamente conocidas. Ha sido un vegetariano desde que tenía dos años de edad. No solamente es un nadador rápido, sino que su capacidad para el pique final, demuestran la resistencia superior que acompaña a la dieta carente de carne.
¿Por qué es esto? La carne contiene los productos de desperdicio que el animal hubiese eliminado. La persona que come carne, se carga así misma con los desperdicios de la carne. Cuando estos desperdicios llegan hasta las células del cuerpo, traen consigo fatiga y envejecimiento.
Entre los desperdicios del cuerpo, son prominentes la úrea y el ácido úrico. El beefsteak contiene 14 gramos de ácido úrico, por libra.
Cuando la carne de res se hierve, el desperdicio se presenta como un extracto soluble en forma de té de carne, el cual tiene un gran parecido con la orina al ser analizado. El ácido úrico es el causante del rápido desarrollo de energía que la carne parece producir, tanto como la que produce una taza de café. El ácido úrico o trioxipurim, se parece mucho a la cafeína, o dioxipurin, tanto en su nombre químico, como en el efecto que produce en el cuerpo. La carne sólida requiere varias horas para su digestión, y durante este tiempo el efecto del estimulante se desvanece. Como resultado, se produce una baja de las energías.
El extinto Dr. L. H. Newburg, de la Universidad de Michigan, llamó la atención sobre el hecho de que cuando la carne formaba parte en un 25% la dieta de una rata, ésta crecía más y era más activa que una rata bajo dieta normal. Pero después de algunos meses, los riñones de la rata carnívora se dañaban seriamente. Algunos productores de leche me han dicho que una dieta alta de proteínas aumenta la producción de leche, pero desgasta a las vacas, lo cual resulta luego una disminución de la producción.
Otro peligro que amenaza al consumidor de carne, son las enfermedades de los animales, transmisibles al hombre. Mi secretaria me contó que en el establo donde trabaja su marido, se presentaron en un año cuatro casos de Leucemia entre 125 vacas. Una de las vacas murió cuatro horas después que el veterinario hizo el diagnóstico. Luego el mismo veterinario, sugirió que la vaca enferma fuese enviada al matadero, pero el animal murió antes de que el camión que recorre diariamente llegara a los establos llevando las vacas improductivas.
Muchas de las vacas que han dejado de producir, se envían al mercado, y los precios que por ellas se pagan, indican que no han sido descartadas o utilizadas para la fabricación de fertilizantes. La mujer de un capataz de un gran rancho ganadero, me dijo que había tenido un novillo con neumonía. Temerosos de perderlo, lo llevaron a un matadero y lo vendieron para carne.
Gordon H. Treilen D. V. M. de la Universidad de California, Decano de la Escuela de Veterinaria y de la Estación de Experimentación Agrícola, dijo: “Hemos constatado que esta enfermedad (leucemia en el ganado) se encuentra con mayor frecuencia en ciertas granjas. La enfermedad ha duplicado su incidencia, de acuerdo a los records de rechazo en los mataderos, durante los últimos 10 años; pero la verdadera incidencia de la enfermedad problemática, y que creo que a medida que se estudie la enfermedad se descubrirá que es mucho mayor de lo que se ha pensado. Es cosa fácil para los inspectores de carnes, identificar la forma clínica, pero el ganado leucémico microscópico pasará siempre desapercibido; ya que no se hacen estudios de sangre antes del sacrificio”.
El rápido aumento de la leucemia en el ganado, es de especial interés, si recordamos que éste cáncer de la sangre, es una de las causas principales de la mortalidad infantil en los Estados Unidos. Es posible que pronto se exija un análisis de sangre en los rebaños productores de leche.
Las vacas con cáncer a la vista pueden mantenerse hasta que quedan ciegas de ambos ojos y luego pueden venderse para carne y si no hay demasiada evidencia de la enfermedad en los otros órganos.
El extinto Dr. John Harvey Kellogg, decía cuando se sentaba ante su cena vegetariana: “Es muy agradable sentarse a comer y no tener que preocuparse acerca de lo que puede haber de muerto en nuestra comida”.
Nadie sabe mejor que los inspectores de carnes, cuanta enfermedad existe entre los animales sacrificados para el consumo. Un amigo me contaba que su esposa al asistir a un banquete, ordenó que le sirvan un plato de vegetales. A su lado se encontraba un señor que también pidió vegetales.
El hombre dijo: “Perdone usted, pero ¿es usted vegetariana?
Sí, contestó la señora, ¿usted también?
No, respondió él, “Soy inspector de carnes”.
Por Owen S. Sparret
Doctor en Medicina
Una persona que no come carne, es sabia o rara.
Mi madre me contó que cuando yo era niño, me negaba a comer ninguna clase de carne. Ella pensó, como tantas madres, que la carne era necesaria para hacerme crecer, de manera que insistió en dármela hasta que aprendí a gustar de ella. Durante los últimos 50 años he seleccionado una dieta que no incluye ni carne, ni pescado, ni aves.
Durante mi práctica de la medicina, siempre he dicho a mis pacientes las razones por las cuales les pedía hacer una cosa u otra. A mí personalmente no me gusta hacer nada sin saber porque lo estoy haciendo, y mucha gente piensa igual que yo. Voy a deciros porque soy un vegetariano, y porque deberías serlo también.
Me gusta la vida y deseo vivir tanto como pueda. Los días actuales son interesantes y llenos de novedad, y quiero saber lo que va a suceder mañana. He pasado ya los Bíblicos Ochenta Años, y doy todavía gracias a Dios, aunque los días son demasiados cortos para hacer todo lo que tengo que hacer. Todavía practico mi profesión normalmente, y tengo algunas otras actividades además de ella, aunque sólo sea unos minutos al día.
La mayoría de mis pacientes de mi misma edad, son personas que se han retirado ya. Pero yo, no tengo ningún deseo de retirarme tan pronto. Prefiero pasarme el día sanando a los enfermos, muchos de los cuales han tenido que retirarse en una edad temprana por carecer del conocimiento que yo poseo. No quiero ocultar este conocimiento a nadie.
Después de estudiar y observar científicamente por muchos años la enfermedad y sus causas, he llegado a la convicción de que si hubiese comido carne en abundancia durante mi vida, sería en este momento un viejo demasiado decrépito para llevar a cabo la práctica de la medicina. Un médico debe ser capaz de pensar con claridad, debe tener energía nerviosa y resistencia de sobra.
La edad y el agotamiento son apresurados por el consumo de las carnes, la edad es el desgaste del cuerpo. Este proceso varía en las distintas personas. Durante la semana hice una visita profesional a dos hombres, el uno cerca y el otro pasados ya los 50 años. Ambos dependían de la Beneficencia. Aunque jóvenes en años, eran dos viejos. El tabaco y el licor habían hecho su parte, pero no podemos pasar por alto el efecto causado por la carne.
Las células del cuerpo, son pequeñas unidades. Cada una debe ingerir su alimento, expeler el desecho y respirar el oxígeno. Cuando algo, interfiere en este proceso, las células y los órganos compuestos por ellas se deterioran.
El extinto Dr. Alexis Carrel ganador del premio Nóbel de 1912 reconoció que la eficiencia de las células para proveer alimento y eliminar desperdicios, es lo que determina la edad del tejido. El sostuvo la vida en un trocito de corazón de pollo, bañándole en un fluido nutritivo que servía al mismo tiempo para eliminar el desperdicio, tuvo tanto éxito, que el trozo de corazón de pollo se mantuvo vivo desde 1913 hasta 1947, después de 34 años se le arrojó a la basura, donde murió. El Dr. Carrel probó que el período de vida depende en gran parte de la alimentación del desperdicio y de la alimentación de las células.
Si pudiésemos eliminar regularmente el desperdicio de las células de nuestro cuerpo y aplicar una nutrición adecuada, podríamos fácilmente alcanzar un largo período de vida. Si el fluido corporal que baña nuestras células está sobrecargado de desechos, la vida se acorta.
La Biblia indica que durante diez generaciones antes del diluvio, la gente vivía un promedio de 912 años. Después del diluvio, empezaron a comer carne. La vida de las 10 generaciones siguientes se redujo a un promedio de 317 años.
Mucha gente piensa que si tenéis que hacer un trabajo pesado, que requiere gran resistencia, debéis comer un gran beefsteak, lo correcto es justamente lo contrario. Algunos años atrás, un conocido profesor de Yale, Dr. Irving Fisher, demostró que cuando competían atletas bisoños y vegetarianos contra los mejores atletas de Yale, los primeros tenían el doble de la resistencia de los atletas carnívoros.
Johnny Weismuller, el tarzan de las películas y campeón mundial de natación, fue invitado en cierta ocasión a la inauguración de una nueva piscina en el battlo Creek Sanitarium. Weismuller ostentaba 56 récords mundiales, pero desde hacía cinco años no había establecido ningún récords nuevo. Después de varias semanas de someterse a una dieta selecta y vegetariana, fue capaz de establecer seis nuevos récords mundiales.
El nadador vegetariano Murria Rose, de Australia, campeón mundial y ganador de los juegos olímpicos, y sus prácticas dietéticas, son ampliamente conocidas. Ha sido un vegetariano desde que tenía dos años de edad. No solamente es un nadador rápido, sino que su capacidad para el pique final, demuestran la resistencia superior que acompaña a la dieta carente de carne.
¿Por qué es esto? La carne contiene los productos de desperdicio que el animal hubiese eliminado. La persona que come carne, se carga así misma con los desperdicios de la carne. Cuando estos desperdicios llegan hasta las células del cuerpo, traen consigo fatiga y envejecimiento.
Entre los desperdicios del cuerpo, son prominentes la úrea y el ácido úrico. El beefsteak contiene 14 gramos de ácido úrico, por libra.
Cuando la carne de res se hierve, el desperdicio se presenta como un extracto soluble en forma de té de carne, el cual tiene un gran parecido con la orina al ser analizado. El ácido úrico es el causante del rápido desarrollo de energía que la carne parece producir, tanto como la que produce una taza de café. El ácido úrico o trioxipurim, se parece mucho a la cafeína, o dioxipurin, tanto en su nombre químico, como en el efecto que produce en el cuerpo. La carne sólida requiere varias horas para su digestión, y durante este tiempo el efecto del estimulante se desvanece. Como resultado, se produce una baja de las energías.
El extinto Dr. L. H. Newburg, de la Universidad de Michigan, llamó la atención sobre el hecho de que cuando la carne formaba parte en un 25% la dieta de una rata, ésta crecía más y era más activa que una rata bajo dieta normal. Pero después de algunos meses, los riñones de la rata carnívora se dañaban seriamente. Algunos productores de leche me han dicho que una dieta alta de proteínas aumenta la producción de leche, pero desgasta a las vacas, lo cual resulta luego una disminución de la producción.
Otro peligro que amenaza al consumidor de carne, son las enfermedades de los animales, transmisibles al hombre. Mi secretaria me contó que en el establo donde trabaja su marido, se presentaron en un año cuatro casos de Leucemia entre 125 vacas. Una de las vacas murió cuatro horas después que el veterinario hizo el diagnóstico. Luego el mismo veterinario, sugirió que la vaca enferma fuese enviada al matadero, pero el animal murió antes de que el camión que recorre diariamente llegara a los establos llevando las vacas improductivas.
Muchas de las vacas que han dejado de producir, se envían al mercado, y los precios que por ellas se pagan, indican que no han sido descartadas o utilizadas para la fabricación de fertilizantes. La mujer de un capataz de un gran rancho ganadero, me dijo que había tenido un novillo con neumonía. Temerosos de perderlo, lo llevaron a un matadero y lo vendieron para carne.
Gordon H. Treilen D. V. M. de la Universidad de California, Decano de la Escuela de Veterinaria y de la Estación de Experimentación Agrícola, dijo: “Hemos constatado que esta enfermedad (leucemia en el ganado) se encuentra con mayor frecuencia en ciertas granjas. La enfermedad ha duplicado su incidencia, de acuerdo a los records de rechazo en los mataderos, durante los últimos 10 años; pero la verdadera incidencia de la enfermedad problemática, y que creo que a medida que se estudie la enfermedad se descubrirá que es mucho mayor de lo que se ha pensado. Es cosa fácil para los inspectores de carnes, identificar la forma clínica, pero el ganado leucémico microscópico pasará siempre desapercibido; ya que no se hacen estudios de sangre antes del sacrificio”.
El rápido aumento de la leucemia en el ganado, es de especial interés, si recordamos que éste cáncer de la sangre, es una de las causas principales de la mortalidad infantil en los Estados Unidos. Es posible que pronto se exija un análisis de sangre en los rebaños productores de leche.
Las vacas con cáncer a la vista pueden mantenerse hasta que quedan ciegas de ambos ojos y luego pueden venderse para carne y si no hay demasiada evidencia de la enfermedad en los otros órganos.
El extinto Dr. John Harvey Kellogg, decía cuando se sentaba ante su cena vegetariana: “Es muy agradable sentarse a comer y no tener que preocuparse acerca de lo que puede haber de muerto en nuestra comida”.
Nadie sabe mejor que los inspectores de carnes, cuanta enfermedad existe entre los animales sacrificados para el consumo. Un amigo me contaba que su esposa al asistir a un banquete, ordenó que le sirvan un plato de vegetales. A su lado se encontraba un señor que también pidió vegetales.
El hombre dijo: “Perdone usted, pero ¿es usted vegetariana?
Sí, contestó la señora, ¿usted también?
No, respondió él, “Soy inspector de carnes”.