erfoud
17-jul-2008, 17:18
Es lo que tienen las vacatas, que a uno le da tiempo para hacer cosas tan inútiles como esto que le he mandado al "amigo" Sabina
A Francisco de Goya le gustaban los toros,
a Rafael Alberti le gustaban los toros,
a Pablo Picasso le gustaban los toros,
a Agustín Lara le gustaban los toros,
a Ernest Hemingway le gustaban los toros,
a la bella Ava Gardner le gustaban los toros,
al orondo Orson Welles le gustaban los toros,
a José Bergamín le gustaban los toros,
a Gerardo Diego le gustaban los toros,
a María Félix le gustaban los toros,
a Ignacio Zuloaga le gustaban los toros,
a García Lorca le gustaban los toros,
al Miguel Hernández le gustaban los toros,
a Ortega y Gasset le gustaban los toros,
a Indalecio Prieto le gustaban los toros
y a mi abuelo también.
A Bryce Echenique le gustan los toros,
a Miquel Barceló le gustan los toros,
a Joan Manuel Serrat le gustan los toros,
a Mario Vargas Llosa le gustan los toros,
a Caballero Bonald le gustan los toros,
a Enrique Morente le gustan los toros,
a Albert Boadella le gustan los toros,
a Almudena Grandes le gustan los toros,
a Felipe Benítez le gustan los toros,
a Francisco Brines le gustan los toros,
a Carlos Marzal le gustan los toros,
a Sánchez Dragó le gustan los toros,
a Luis Eduardo Aute le gustan los toros,
al Gabo García Márquez le gustan los toros,
a Caco Senante le gustan los toros,
a Raúl González le gustan los toros,
a Rosa Aguilar le gustan los toros,
al japonés del siete le gustan los toros,
al defensor del pueblo le gustan los toros
y a mí también.
Falacia ad verecundiam: defender la conclusión apelando a alguien o a algo que se considera una autoridad pero sin dar razones que la justifique.
Es decir, el hecho de que grandes nombres opinen algo no da ninguna razón sobre la bondad de tal opinión. La razón la dan los argumentos que de ella se ofrezcan, nada más.
El error en el que incurren casi todos los taurinos es el de considerar a la tauromaquia como una mera cuestión de gustos, como si habláramos de helados de fresa o de vainilla, de fútbol o de ajedrez. Se niegan a admitir que existen determinadas áreas que rebasan el criterio puramente estético para entrar en el campo de la ética. Es aquí donde cabe reflexionar:¿Es admisible hacer sufrir a un ser sensible e inocente para obtener un goce estético o artístico?Este es el verdadero núcleo de la cuestión taurina. Sinceramente, no creo que vaya a moverle un ápice en sus arraigados criterios, pero sí quisiera tratar de que en lo sucesivo evitara emplear el ofensivo exabrupto "Kale borroka antitaurina" hacia quienes nos manifestamos en contra de un espectáculo que consideramos atenta contra nuestro elemental sentido de la ética
Atentamente
A Francisco de Goya le gustaban los toros,
a Rafael Alberti le gustaban los toros,
a Pablo Picasso le gustaban los toros,
a Agustín Lara le gustaban los toros,
a Ernest Hemingway le gustaban los toros,
a la bella Ava Gardner le gustaban los toros,
al orondo Orson Welles le gustaban los toros,
a José Bergamín le gustaban los toros,
a Gerardo Diego le gustaban los toros,
a María Félix le gustaban los toros,
a Ignacio Zuloaga le gustaban los toros,
a García Lorca le gustaban los toros,
al Miguel Hernández le gustaban los toros,
a Ortega y Gasset le gustaban los toros,
a Indalecio Prieto le gustaban los toros
y a mi abuelo también.
A Bryce Echenique le gustan los toros,
a Miquel Barceló le gustan los toros,
a Joan Manuel Serrat le gustan los toros,
a Mario Vargas Llosa le gustan los toros,
a Caballero Bonald le gustan los toros,
a Enrique Morente le gustan los toros,
a Albert Boadella le gustan los toros,
a Almudena Grandes le gustan los toros,
a Felipe Benítez le gustan los toros,
a Francisco Brines le gustan los toros,
a Carlos Marzal le gustan los toros,
a Sánchez Dragó le gustan los toros,
a Luis Eduardo Aute le gustan los toros,
al Gabo García Márquez le gustan los toros,
a Caco Senante le gustan los toros,
a Raúl González le gustan los toros,
a Rosa Aguilar le gustan los toros,
al japonés del siete le gustan los toros,
al defensor del pueblo le gustan los toros
y a mí también.
Falacia ad verecundiam: defender la conclusión apelando a alguien o a algo que se considera una autoridad pero sin dar razones que la justifique.
Es decir, el hecho de que grandes nombres opinen algo no da ninguna razón sobre la bondad de tal opinión. La razón la dan los argumentos que de ella se ofrezcan, nada más.
El error en el que incurren casi todos los taurinos es el de considerar a la tauromaquia como una mera cuestión de gustos, como si habláramos de helados de fresa o de vainilla, de fútbol o de ajedrez. Se niegan a admitir que existen determinadas áreas que rebasan el criterio puramente estético para entrar en el campo de la ética. Es aquí donde cabe reflexionar:¿Es admisible hacer sufrir a un ser sensible e inocente para obtener un goce estético o artístico?Este es el verdadero núcleo de la cuestión taurina. Sinceramente, no creo que vaya a moverle un ápice en sus arraigados criterios, pero sí quisiera tratar de que en lo sucesivo evitara emplear el ofensivo exabrupto "Kale borroka antitaurina" hacia quienes nos manifestamos en contra de un espectáculo que consideramos atenta contra nuestro elemental sentido de la ética
Atentamente