Siempre he dicho que evitaría cualquier tipo de medicamento susceptible de haber sido experimentado en animales a no ser que mi vida estuviera en peligro. Desgraciadamente para mí ha llegado ese momento y no puedo evitar sentirme mal.
La cuestión es que venía sufriendo ataques de asma continuos y fui al médico. Me detectaron alergia al epitelio del gato y para poder controlarme el asma me han mandado un aerosol que tiene como excipiente lactosa y corticoides.
Por otro lado, la alergóloga me ha “sugerido” que me deshaga de los gatos. Obviamente eso será por encima de mi cadáver. Así que como voy a seguir expuesta al agente que me provoca la alergia y los consiguientes ataques de asma tengo dos opciones:
1) Vacunarme
2) Seguir tomando aerosoles de por vida.
Seguramente opte por la primera opción, que dentro de lo malo es sólo unos meses hasta que remita la alergia. La segunda opción sería de por vida y “alargo el daño” durante más tiempo.
En cualquiera de los dos casos tendré que hacer algo que va en contra de mis principios. Sé que es por una cuestión de salud, pero me siento terriblemente mal.