Cuando yo era un estudiante de medicina, se nos daba tubos de ensayo, de vidrio, para cultivar bacterias que causan enfermedades en los humanos, tales como: tifoidea, estafilococos y peste bubónica. El profesor nos hacía preparar un poco de té de carne, poner un poquito en cada tubo y taparlo con algodón. Esterilizábamos los tubos y luego los inoculábamos con las peligrosas bacterias. Los gérmenes proliferaban en le té de carne. Era un medio perfecto para ellos.
He leído en mi libro de texto sobre Pediatría, del distinguido Dr. Emmett L. Holt de New York City, que si se amarran a dos perros, dándosele al uno sólo agua y al otro té de carne, el primero vivirá más tiempo; porque el té de carne no contiene alimento alguno si se le quita la grasa, pero sí, contiene desechos urinarios que envenenan rápidamente al perro.
La carne es el más putrefactivo de los alimentos. Cuando se “daña” en los intestinos, puede enfermar a una persona en forma más violenta que cualquier otra comida. Esto nos ayuda a entender el porqué ciertas tribus de nativos Africanos, están libres de apendicitis y de Cáncer, sus miembros rara vez comen carne, hasta que se trasladan a la ciudad donde esta enfermedad es tan frecuente entre ellos, como entre los Europeos.
En lo que se refiere a las de aves de corral, encontramos una situación alarmante. Recientemente estuve en East Lansing, Michigan, y pasé un día de visita en el local de un programa de investigación, empezado hace más de 20 años por el gobierno federal, en colaboración con 25 universidades estatales, para tratar de controlar la enfermedad en las aves. El problema se había hecho tan grave que amenazaba a toda la industria avícola de los Estados Unidos.
Hemos descubierto que el Cáncer se presenta en varias formas en las aves. Además de la forma usual, que presenta tumores cancerosos, existe una forma portadora, que permite al ave vivir su término de vida normal, sin mostrar signos de cáncer, pero que al mismo tiempo está infectando a las demás aves.
Esta forma de cáncer es tan difícil de descubrir, que la única forma en que los investigadores pueden determinar si el ave está enferma, es, incubar un huevo del ave sospechosa durante 14 días. El huevo se esteriliza en la superficie, se rompe cuidadosamente y se saca el embrión del cual se retira el hígado, inyectándose una pequeña porción de éste en la pechuga de otra ave. Si se desarrolla un tumor canceroso en el punto de la inoculación, se sabe entonces, y sólo entonces que la gallina que puso ese huevo, tenía la enfermedad.
Son muy pocas las posibilidades de que un inspector rechace a toda ave enferma, y aún son menores las de que papá sea capaz de seleccionar un ave sana para el Día de Acción de Gracias. Tan extendida está la enfermedad en las aves de corral, que uno de los científicos que estudian el programa, el Dr. Eugene F. Oakeberg, escribió en un periódico avícola: “Las conclusiones derivadas, deben considerar la posibilidad que todos los pollos presentan las microscópicas lesiones básicas de la linfomatosis”. POULTRY SCIENCE, Mayo 1950, pág. 434.
Desde el momento que el virus o germen, causa del cáncer ha sido establecido, la posibilidad he incluso la probabilidad de que al comer carne o pescado, una persona ha de comer alguno de ellos cargados de virus malignos, plantea un problema. El Dr. Wendell Stanley, eminente Virólogo, que ganó el premio Nóbel en 1957, ha convencido al mundo médico, finalmente, que el cáncer al igual que todas las otras enfermedades granulomatosas, no es una excepción, y que su causa es un germen. Esto está de acuerdo con una declaración hecha por Mrs. Hellen G. White, la cual ha descubierto recientemente el Biólogo de la universidad de Cornell, Dr. Clive M. Mc Clay, llevaba una ventaja de cincuenta años a la ciencia médica, dice así: “La gente está comiendo continuamente carne llena de gérmenes, de Cáncer y Tuberculosis, los cuales se diseminan de esta manera”. THE MINISTRY OF HEALING, Pág 313.
A causa del conocimiento de que la leucemia está en rápido aumento en el Ganado, y que una vaca puede tener la enfermedad en la sangre mucho antes de la aparición de tumores, predijo que antes de que pase mucho tiempo, tanto las vacas lecheras como los animales de carne deberán ser probados por medio de exámenes de sangre y promulgarán leyes a este respecto, con el objeto de proteger a los consumidores de carne y leche.
En cierta ocasión que me encontraba pescando en las frías aguas del lago Yellowstone, un hombre me advirtió que no comiera el pescado. “Tienen gusanos”, me dijo.
Examiné a varios, y pude constatar que era verdad. Cuando se fríe un Mero, a menudo se ven salir los gusanos de él.
Al regresar de una excursión de pesca en el golfo de México, el capitán de la lancha recogió un pez, y lo abrió con su afilado cuchillo, mostrándonos los gusanos incrustados en la carne. Aunque de acuerdo a la ley Mosaica, el pez con sus escamas y aletas se considera comestible, pero esos gusanos no eran ciertamente apetitosos.
En mi escritorio tengo un recorte del “Times” de los Ángeles, que se titula: “Enfermedad causa detención de importación de truchas”.