Pues yo soy de las que piensan que qué más querrían los bichejos que saber fatal, porque de hecho, cuando le dices a un omnívoro que no comes carne lo que te dice es "con lo buenas que están las chuletillas!" (o cosas por el estilo), pero nunca "con lo sanas que son las chuletillas".
Asique sí, yo echo de menos la lasaña de carne de mi madre (aunque la de verduras me encante) y algunas otras cosillas, casualmente siempre en las que el animal "no se ve".
También es verdad que en cierta ocasión trajeron a la mesa en la que yo estaba una bandeja de carne guisada y casi tengo que levantarme, qué sensación horrible (y física, no ética, que eso último te puede pasar con lo que te gusta y con lo que no)
Y también tengo que decir que en muy contadísimas ocasiones he comido carne que se iba a tirar. Y no me da asco, porque ya digo, mi rechazo es sicológico, no físico (normalmente)