Se trata de estar al nivel de la carrera. De que me hablen del tema y entienda de qué me están hablando. De tener una base. También sucede que el autodidactismo me encanta y me resisto absolutamente a limitarme a estudiar para el examen y sólo lo que curse en las distintas asignaturas.
Con la rutina sucede que soy un desastre. Debo levantarme a las cinco y hasta que se hacen las seis, prepararme para el día: comer y ducharme. Luego leer de seis a ocho. Pero me despierto veinte minutos después de lo programado. Se supone que debo estudiar dos horas, pero sólo duro hora y media. Y hay cosas que me dan vergüenza.
En cuanto a las manifestaciones. Pues depende. Yo creo que ni los manifestantes saben ya por qué están protestando. Y hay que tener, como siempre, cuidado con lo que se lee. Las protestas iniciaron el 12 de febrero. Los problemas a los que se había habituado el venezolano eran la escasez de productos básicos (alimentos como aceite, azúcar, café, harina de maíz, harina de trigo, etc.; medicamentos y papel sanitario, entre otros bienes), la elevada deuda con el sector industrial, la elevada inflación y los bajos salarios, las altas tasas de delincuencia, y más cosas. A esa primera protesta, que decían era pacífica, llevaron armas. Ya me dirás tú qué tan pacífica pudo ser entonces. Desde entonces, las «protestas pacíficas y democráticas» consistían en construir barricadas con basura, árboles e incendiarlas. Esa práctica iba contra la Constitución. Las fuerzas policiales obraron en consecuencia, enfrentándose a los manifestantes. De las ¿39? muertes que han habido desde que empezaron las manifestaciones, la gran mayoría fueron producto de los manifestantes. Es más, de esos fallecidos, varios son policías. ¿Qué ocurrió ahí? ¿Se dispararon entre ellos? ¿Se dieron cuenta del crimen contra la humanidad en el que incurrían al servir a un régimen dictatorial y tiránico y por ende, se suicidaron?
Aparte de eso, la difusión de imágenes y vídeos que se ha hecho por las redes sociales es muy peligrosa. Esta gente cree que una imagen o un vídeo sacado de contexto, con un comentario a pie de página, tiene algún valor periodístico. Estoy convencido de que con ese método se han colado infinidad de imágenes de Siria, de Egipto, de Ucrania, de España, de Grecia. Supuestamente los medios de comunicación venezolanos están censurados. Pero yo leo un montón de noticias hablando de esa supuesta represión policíaca, que de existir, es bastante inferior a la sufrida en otros países (como España, por ejemplo). Y lo de la censura ya es el colmo de la desfachatez. Creo que de lo último de lo que se podría quejar un venezolano es de falta de libertad de expresión impuesta por el Estado. Lo mismo ocurre con la atención mediática internacional y nacional que ha focalizado su interés en las protestas, buscando crear una imagen de un gobierno ominoso.
Los líderes, los representantes de estas manifestaciones son: Leopoldo López (al que apresaron), María Corina Machado (que fue destituida por violar la Constitución al aceptar el cargo de embajadora alterna de Panamá) y Antonio Ledezma (de éste no tengo noticia). Julio Borges (del partido opositor Primero Justicia, según recuerdo) y Henrique Capriles Radonski (no sé a qué partido se adscribe, pero fue el ex-candidato opositor contra Chávez y Maduro en las dos últimas elecciones) han perdido bastante liderazgo entre sus seguidores. Lo único que han conseguido con estas protestas es que la Oposición pierda integridad, unidad. Dicen protestar contra la delincuencia, disparando contra los que se oponen a su fascismo. Dicen protestar contra la escasez, incendiando supermercados y vehículos que transportan alimentos. Queman universidades y bibliotecas, inclusive. ¿Dónde está su pacifismo? ¿Dónde está su democracia? Casi me veo forzado a aceptar la idea de varios chavistas de que lo que ellos quieren es, confabulando con los medios de comunicación, construir una imagen que "justifique" la intervención de otro Estado.
En fin, yo vivo en el municipio Libertador. Las protestas se masifican en el este de Caracas, en los Altos Mirandinos, en San Cristóbal y en otros Estados del país. Aquí la vida transcurre con la normalidad a la que ya se acostumbró el venezolano promedio.