Sadismo animal en MasterChef Junior, o cómo traumar a un niño
31 diciembre 2013
Si lo que pretendían en MasterChef Junior era aumentar el número de veganos, me parece bien, si no, no se entiende lo de anoche.
Resulta que les llevan al plató, a niños de entre ocho y doce años, un ternerito precioso. Aparece con Eva González, que le da el biberón al animalito y les dice, para más inri, que se llama Benito. Ya sabéis, uno de esos animales que podrían protagonizar un anuncio de suavizante.
Los niños, claro, se vuelven locos y le acarician, juegan con él y le cogen más cariño que un banquero a un euro.
Y claro, les surgen las dudas, y dice uno acongojado: ¿Tenemos que matarlo?
Madre del amor hermoso. Por un momento pensé que le dirían que sí, que les iban a decir que fueran a las mesas a por los cuchillos y que adelante con la matanza, que fueran a por las venas.
Chillidos por doquier, sangre, los aspirantes en plan niños del maíz y los chefs del jurado carcajeándose mientras las llamas y el olor a azufre llenan el plató.
Pero no. No tuvieron que matar al bicho (ya lo haría alguien más tarde).
Otra pobre muchachina dijo “yo ahora no puedo cocinar eso“. Inocencia infantil.
Ante las dudas, Samantha Vallejo-Nájera explicó el porqué de la presencia del animalito: “Está aquí para que conozcáis el origen de la materia prima que vais a cocinar“, les dijo.
Sadismo. Ahí el sadismo ya chorreaba por el suelo del plató. Las de la limpieza estaban como locas con el mocho intentando recogerlo. ¿Eso MasterChef Junior o El Silencio de los Terneros?
Y por si fuera poco, después se llevaron al ternerito y a los niños, a los NIÑOS, les llevaron a ver a un carnicero.
El señor les fue explicando con todo detalle, y ante todo un despliegue de trozos de carne fresca, de dónde provenía cada corte, de forma que los niños pudieran imaginarse claramente las partes que le habían cercenado a Benito.
“Me dio pena cuando vi al carnicero cortando al ternero…“, dijo una de las niñas.
Pero diréis: La cosa acabó ahí.
PUES NO.
La mente enferma que ideó esa prueba o como se llame pensó que su mente aún no estaba suficientemente alienada, que aún no habían destruido suficientemente sus lazos afectivos con los animales, que había que mancharles las manos de sangre para que nunca más pensaran en ello.
Así que después de presentarles un ternerito que mamaba de un biberón, enseñarles uno igual pero descuartizado y evocar su despiece, les hicieron cocinarlo.
Sí, les dieron unos lomos de ternera para que lo cocinaran.
Eso sí, ojo, luego se los llevaron a Eurodisney y les hicieron abrazar a una rata gigante con mucho cariño. Vivir para ver.
http://blogs.20minutos.es/reality-bl...mar-a-un-nino/
Esperemos que con la información que hay hoy en día esta experiencia les sirva para hacer la conexión.