Categoría:Salsas y aliños
Ingredientes:
- 500gr zanahorias
- 5-8 dientes de ajo
- 40gr aceite de oliva virgen extra
- Un trozo de jengibre fresco
- Sal, laurel, comino
Preparación:
En primer lugar se pelan los ajos y se ponen a fuego bajo en una sartén enteros, con una gotita de aceite, para que se doren un poco por fuera. Esto hará que su sabor cambie, por un lado será más suave y por otro aportará ese regusto a ajo tostado que creo que queda muy bien.
La cantidad de ajo es aproximada, depende de nuestro gusto personal, si os gusta el all-i-oli fuerte, echad uno de los dientes en crudo, para potenciar el sabor.
Por otro lado hervimos la zanahoria pelada y a trozos grandes, junto con un trocito de jengibre fresco y una hoja de laurel. El jengibre es opcional, pero me gusta mucho como queda. Podéis usarlo solo en el agua, o añadir un trocito cuando trituréis para dar más sabor. Tened en cuenta que es un sabor fuerte y os tiene que gustar.
Una vez que la zanahoria está blanda ya podemos hacer el all-i-oli: en un recipiente ponemos los ajos y los cubrimos con la mitad del aceite. Se tritura con un turmix hasta que quede una pasta amarillenta. Entonces añadimos los trozos de zanahoria, sal y si os gusta un poco de comino. Se tritura todo bien.
Ahora es el momento de emulsionar la mezcla para conseguir la textura adecuada. Ponemos el turmix un poco inclinado, de manera que haga "remolino" y vamos echando el resto del aceite en un hilo muy fino a fin de que vaya montando. Podéis echar más aceite del que pongo yo, según la textura y sabor que os guste.
Una vez emulsionado, rectificamos de sal y listo.
Dura un par de días en la nevera.
Se puede usar como dip para untar en pan o en crudités, también como salsa para patatas fritas o asadas, en bocadillos, como salsa para acompañar un plato de tofu o seitán, para mezclar con pasta, como aliño de ensalada (mezclado con mostaza está muy bueno) o lo que se os ocurra.
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