Depende de las ideas que provoquen ese enfrentamiento o esas discusiones. Si son pilares básicos para una relación (hijos, educación, estilo de vida) en los que es necesario estar de acuerdo, yo lo dejaría. Si son temas "menores" que molestan, pero se pueden soportar, adaptar e ir modificando... vale la pena esforzarse y confiar en el futuro.