Les remuerde la conciencia y se defienden atacando. Así de sencillo. No les gusta que les digan que hay otra opción libre de crueldad porque eso les sitúa a ellos en la opción cruel. Solución: Crear un muro, menospreciar al vegano y continuar participando de la masacre. El cambio asusta, la rutina de seguridad.