Iniciado por
Walkiria
Pues eso mismo.
En fin...
Laurithin mucho ánimo, aunque como tú bien dices, la hospitalización no es más que una contención momentánea, porque realmente tratar no ya los síntomas en profundidad, sino el porqué de éstos, lleva mucho trabajo.
Los TCAs son una adicción. Como a las drogas, como al alcohol. Sólo que en vez de estar adicta a una sustancia, te vuelves adicta al adelgazamiento, o a los laxantes, o al ejercicio muy intenso, qué sé yo, cada persona lo manifiesta a su modo: es más fácil lidiar con lo físico que con lo de dentro, no tiene nada que ver con querer "parecer una modelo", es algo mucho más grave, una especie de suicidio lento, una falta tan terrible de autoestima que te lleva a querer desaparecer. Una persona puede tener un TCA y no estar excesivamente delgada, por cierto, con lo que no se detecta fácilmente sólo mediante la observación del aspecto, sino por ciertos comportamientos que son inconfundibles. El problema es que incluso muchos psicólogos no tienen mucha idea del tema, y dan consejos contrapoducentes, o realizan terapias meramente conductuales, lo cual nuevamente sólo trata los síntomas y no todo lo que subyace. Dice Alice Miller que los trastornos alimenticios provienen de personas con problemas comunicativos graves con sus padres. En mi caso, es así. Pero no sé si lo es en todos.
La hospitalización es muy dura, es cierto. Es útil en momentos de extrema gravedad, pero es terrible. Todo el día sentada sin poder moverte para no perder peso. Te pesan varias veces al día, de espaldas a la báscula. Te dicen qué has de comer y beber, cuánto, cuándo. Cuándo ir al wc, siempre vigilada. Te registran. Te vigilan. Te observan tooodo el día. Y luego, te van dando privilegios, como las llamadas, las salidas, etc...
Personalmente nunca he comprendido cómo nos intentaban hacer huir de pensar en calorías, cuerpo, adelgazamiento o whatever, si toda la hospitalización gira en torno a eso. Es totalmente absurdo. Yo no me curé en el hospital. Estuve ahí dos años, entrando y saliendo sin parar, de ingreso a hospital de día, de hospital de día a ingreso. Dos años así. Me fugué de ahí, harta. Y mi curación fue una especie de catarsis. Siempre tendré que estar alerta, como siempre un alcohólico tendrá que evitar el alcohol, por ejemplo. Yo nunca me peso. Llevo años sin hacerlo, y sólo pensar en pesarme me causa mucho estrés. Por lo demás, estoy fenomenal, intento no pensar mucho en todos esos años perdidos, pero en los que he aprendido tantísimo. De los demás y de mí misma.