(Modereitors, me pareció bien poner el tema en donde están reunidos todos los estudios, pero si veis que encaja mejor en otro lado, moverlo porfis)
Los hallazgos novedosos realizados en las investigaciones de los campos de la alimentación y la salud parecen gozar de gran cobertura informativa; no resulta extraño, puesto que la alimentación y la salud son asuntos que interesan a casi todo el mundo. Tanto los periodistas como los investigadores y los profesionales sanitarios desean acceder a la información más reciente, y a los consumidores les pasa lo mismo. Un simple estudio, junto con las informaciones asociadas, puede hacer que muchas personas se lancen a la busca del alimento o suplemento de moda, con la esperanza de mejorar su salud.
Frustradas y confusas por la ingente cantidad de información de tipo alimentario y sanitario que puebla los titulares en la actualidad, muchas personas desean encontrar certidumbres sencillas que les ayuden a proteger su salud a través de la alimentación. El problema es que los estudios, considerados por separado, rara vez proporcionan tales certidumbres, aunque suelan recibir una gran atención mediática.
Los medios de comunicación, los profesionales sanitarios y los educadores son los custodios de la información actual en materia de alimentación y salud. Ejercen una gran influencia sobre lo que los consumidores escuchan y leen acerca de la alimentación y la salud y, en definitiva, sobre las creencias de la gente. Asociado a ese poder, tienen la responsabilidad de presentar los datos de una manera exacta, de contextualizarlos y de ayudar a las personas a entender la manera en la que los hallazgos que se van produciendo puede afectar a sus conductas y a sus elecciones o decisiones en cuestión de salud. Unos medios de comunicación responsables deberían analizar de un modo crítico los estudios nuevos antes de publicar cualquier información referente a los mismos. Lo cierto es que aunque los comunicados de prensa y los resúmenes de los estudios pueden resultar útiles para detectar investigaciones interesantes, no proporcionan toda la información necesaria para informar de nuevos hallazgos, con la debida precisión, al público en general.
Afortunadamente, el proceso de análisis crítico de las investigaciones científicas se vuelve más fácil y se agiliza con un poco de práctica. Este informe de EUFIC está concebido para ayudar a los medios de comunicación, a los profesionales sanitarios y a los educadores a entender cómo leer y evaluar los estudios científicos referentes a alimentación y salud. En él se presenta una descripción general de la información clave que hay que buscar, las preguntas que hay que formularse y otras consideraciones importantes.
Un proceso de descubrimiento y debate
A menudo, a los consumidores les parece que en los medios de comunicación aparecen, todas las semanas, estudios referentes a la alimentación y la salud que son contradictorios; eso les lleva a preguntarse por qué parece que los investigadores no aciertan a la primera. La respuesta a esa pregunta no se sencilla, porque para entenderla primero hay que aceptar el concepto de incertidumbre.
No en vano, el proceso científico es un camino de continuo descubrimiento. Es el proceso mediante el que se obtienen conocimientos acerca del universo mediante la observación de pruebas mensurables. Contrariamente a lo que creen muchas personas, ese “camino” no es una autopista recta y lisa: los investigadores pueden adoptar diferentes enfoques (o “direcciones”) de exploración, siguiendo trayectorias en las que hay curvas, giros de muchos grados y a veces incluso rutas que van en contradirección o que llevan a callejones sin salida, para poder desvelar los hechos. E incluso cuando se averigua algo, ese algo puede ser tan solo una parte de un fenómeno más amplio, que se entiende sólo a medias y que hace necesario que se realicen investigaciones adicionales que conduzcan al hallazgo de respuestas más completas.
Por eso, el proceso científico y, a la postre, las maneras en las que se diseñan, llevan a cabo y notifican los estudios, suelen generar muchos debates. Llevar un seguimiento de esos debates suele resultar crucial para contextualizar las investigaciones. Hay que tener en cuenta lo que acabamos de explicar y no olvidar que los estudios de investigación nuevos que se van publicando en las revistas científicas deben verse como debates entre científicos. En dichos debates científicos prácticamente nadie tiene toda la razón, y es infrecuente que un estudio concreto ofrezca una respuesta completa y definitiva. De hecho, a veces se revisan y vuelven a debatir los resultados de investigaciones menos recientes, que se habían dado por aceptados. Gracias a las informaciones o tecnologías nuevas que van apareciendo, a veces los científicos descubren nuevas facetas o aspectos en los resultados de investigaciones anteriores. La publicación de los resultados de las investigaciones permite que los investigadores reciban las opiniones y críticas de otros expertos sobre sus trabajos, en las que confirman o contradicen sus conclusiones; así se va expandiendo el conjunto de literatura científica sobre cualquier tema dado y se contribuye a conformar las investigaciones futuras.
En resumen, con frecuencia los diálogos que se establecen y que están caracterizados por ciclos de revisión, conjeturas, afirmaciones y contradicciones, resultan cruciales para investigar cualquier tema. Aunque a menudo dichos ciclos son motivo de frustración para quienes no son científicos y contribuyen a aumentar el escepticismo del público en general acerca de los consejos que se dan en materia de alimentación y salud, es importante entender que la ciencia es un proceso en evolución, no en revolución. Puesto que en las investigaciones científicas se explora lo desconocido, la incertidumbre es parte inevitable de las investigaciones actuales. Sólo gracias a las investigaciones y los análisis continuados, que se repiten en el tiempo, pueden surgir certidumbres.