Hola chicas, acabo de volver de Zaragoza, donde he estado refugiada de los petardos en casa de mi madre. Allí me pasó una cosa que me hizo ilusión y que me apetece compartir con vosotras. Será una tontería, pero in situ me encantó.
Bueno, pues tenía pensado comprame allí el fular (había visto en la web de Crianza Natural que allí había una tienda donde vendían sus productos). Un día, íbamos mi chico y yo camino de un vegeta, a comer, y le pregunté si él tenía la intención de llevar a nuestra peque en fular o se reservaba para la mochila. Eso, traducido , significaba "si no te lo piensas poner, me lo compraré en un color que me guste a mí y no tendré en cuenta si es demasiado femenino para que lo lleve un tío". Llegamos al restaurante y allí, unos metros por delante de nosotros (el restaurante es de esos donde coges una bandeja con los cubiertos y te pones en la fila del mostrador para pedir los platos) había una pareja con un bebé... ¡y el papá lo porteaba con un fular! Como había varias personas entre ellos y nosotros, no podíamos ver al chico de cuerpo entero y mi compañero llegó a pensar, por la naturalidad y lo cómodos que parecían los dos, que era "una camiseta adaptada" Sólo cuando pasó por nuestro lado y vio los nudos y la tela cruzada por la espalda se dio cuenta de que era un fular...
Que nos pasara eso precisamente cuando acabábamos de hablar del tema me alegró el día, me quedé encantadísima! Era lo que le faltaba a mi chico: ver a otro tío llevando a su peque en fular. Cuando dejé en la mesa mi bandeja, me acerqué a ellos y, señalándome la mini barriga, les dije que nosotros también pensábamos llevar a la nuestra en fular. Me preguntó de cuánto tiempo estaba, me dio la enhorabuena... y cuando nos fuimos nos saludamos como si nos conociéramos. No sé, me emocionó ver a otros papás porteadores, y además comiendo en un vegetariano, como nosotros...
Nosotras también estamos bien, camino de cumplir 28 semanas, aunque nadie lo diría viendo mi barriga. Creo que algunos de mi familia, que no me veían desde navidad, se esperaban algo más espectacular... La semana pasada, cuando me pesó la endocrinóloga, sólo había engordado 3 kilos desde el principio del embarazo. Os juro que no me quedo con hambre, pero claro, ese glucómetro chivato al que me tengo que enchufar tres veces al día tampoco permite que me pase de rosca y ya me gustaría, ya... Para resarcirme de mi ayuno navideño, tengo guardada desde enero una tableta de Suchard negro que me pienso jalar en pleno verano
¡Ah, Walkiria, me encanta tu nuevo y klimtiano avatar!