me encantan ese tipo de personas, como tu compañero de trabajo. me hacen sentir listo, guapo e inteligente.
en conversaciones de ese estilo, mi política suele ser no tomármelos en serio.
versión light "hoy estoy de buen humor".
-¿pero las plantas son seres vivos o no?
-Ahá. Ahá. Ahá a todo lo que sea que estés diciendo.
versión día de perros "me caes mal tú y todo el mundo"
-¿pero las plantas son seres vivos o no?
-¿no sabes si las plantas son seres vivos? Eso lo explica todo.
versión hard "me está entrando un tik en el ojo"
-¿pero las plantas son seres vivos o no?
-Sí, pero no tienen mente. A ti podría comerte, por ejemplo.
versión ultra hardcore "¿alguien me acerca el cuchillo de sierra?"
-¿pero las plantas son seres vivos o no?
-Si te clavo el tenedor en el ojo, ¿tendré que darte explicaciones, igual que te tengo que dar explicaciones de por qué he decidido comer lo que como, o no será necesario?
En la última "comida social" que pasé con unos amigos, había un gracioso que no dejaba de tocarme las narices. Al principio me cabreaba, pero luego me dio un poco de pena, porque me di cuenta de que el pobre realmente no me comprendía, y reaccionaba como han hecho siempre las personas simples ante algo que no comprenden: atacar, en serio al principio y con bromas cuando veía que no entraba al trapo.
Al final me pasé un poco con él, pero se lo había ganado a pulso, señor juez.
dso, que un día de estos se tiene que poner a escribir, con vuestra ayuda, un manual para sobrevivir a las comidas sociales/familiares/de amigos sin perder los nervios y sin recurrir al alcohol