Cuando yo estudiaba era un adicto al café (y también al tabaco). Luego, con el estómago destrozado, me pasé al té. Hoy tomo infusiones de hierbas y té ayurvédico (con gengibre, canela, clavo, cardamomo), y eko. Y no me noto con menos energía. Es más, coincido con otras opiniones: el café y el té no dan energía, sino una estimulación nerviosa que se confunde con enérgía.