Yo me siento también identificado con tu “problema” pero tampoco lo veo como un drama ni nada parecido. En mi caso me hice vegetariano con 29 años después de llevar una vida omnívora con mi novia unos 6 o 7 años, como os podeis imaginar el cambio fue duro y no fue ni compartido ni entendido. También hay que tener en cuenta que su familia tiene vínculos con el mundo de la ganadería, la caza y la pesca (no son animalistas precisamente)... también debo decir que nunca he tenido ningún tipo de problema con su familia, al contrario, mi suegra siempre se esfuerza en preparar comida para mí.
La situación ahora mismo es que yo sigo siendo vegeta y ella omnívora. Yo soy el que cocina y a veces tengo que hacer dos menús, aunque normalmente come lo mismo que yo. El mayor inconveniente es a la hora de ir a comer fuera de casa, tenemos que ponernos de acuerdo en el restaurante porque lamentablemente hay muchos sitios a los que no puedo ir.
Por lo demás no trato de imponer mis ideas y tampoco pretendo que cambie su alimentación, eso es algo voluntario… Ocasionalmente sí le echo algún sermoncillo para ver si se pica pero no surge demasiado efecto.
En el tema de los hijos ella se niega a que sea vegetariano, quiere que sea omnívoro. A mí esto lógicamente no me hace ninguna gracia pero por lo menos se criará en un ambiente en el que conocerá que hay más de una alternativa y, llegado el día, podrá escoger. Muchos de nosotros ni siquiera tuvimos esa oportunidad.
Un saludo!