Esperanto, lengua de la paz.
¿Ha perdido el esperanto su actualidad?, ¿quedará relegado como un idioma artificial que sólo interesa a cuatro idealistas, o será un germen que puede expandirse en un futuro reciente?. Sea lo que sea, lo cierto es que para la mayoría de nosotros el esperanto es un total desconocido y merece la pena ver algunas de sus grandes posibilidades como comunicación y como lengua de paz.
Cuando se habla del esperanto, la primera pregunta que surge es: ¿cuántos hablantes de esperanto existen hoy día en el mundo?. Es difícil calcularlo con exactitud, pero serán alrededor de un millón de personas, de las cuales unas trescientas mil viven en China. Son, al mismo tiempo, pocas y muchas. Pocas en relación a la población total del planeta, muchas si se tiene en cuenta la persecución a que ha estado sometida y la hostilidad más o menos declarada de los responsables políticos.
Y también son muchas si tenemos en cuenta que este millón de personas creen en la solidaridad e igualdad universal, y por ello están dispuestas a realizar el esfuerzo que supone aprender un idioma común y neutral. Examinado desde un aspecto práctico, desde el punto de vista de las ventajas que supone el hablar esperanto, hay que tener en cuenta que este millón de personas está distribuido por todo el mundo y bien organizadas, de modo que en cada ciudad existen "delegados" esperantistas que informan y acompañan a los visitantes, revistas para ponerse en contacto, congresos internacionales donde puedes comunicarte con miles de personas de todo el mundo, organizaciones de turismo esperantista mediante las cuales puedes alojarte gratuitamente por todo el planeta, distribuciones de libros, música y vídeos en esperanto... y sobre todo, la mayoría de estas personas comparten unos ideales de amistad y solidaridad universal, por lo que tienen algo muy importante en común.
El esperanto fue perseguido en la Alemania nazi (por no compartir el ideal imperial ario), en la U.R.R.S estalinista (por ser un idioma pequeño burgués) y en los U.S.A de Mc Carthy (por ser un idioma comunista). ¿Qué tiene este idioma para ser tan peligroso para cierto tipo de ideologías?, para comprender el por qué de estas persecuciones es necesario explicar como es el esperanto. Aunque realmente no se puede saber hasta que se aprende.
La mayoría de la gente cree que el esperanto es un idioma muy sencillo de aprender, pero muy limitado. Algo así como "Tú darme a mi café"; un idioma que puede servir para salir del paso en aeropuertos y restaurantes, pero poco más. Es muy sencillo, pero no es limitado en absoluto: existen traducciones al esperanto del "Quijote", obras de Shakespeare o Goethe. Es más, a medida que se va aprendiendo, se encuentran más y más posibilidades expresivas que, simplemente, no existen en castellano, ni en los demás idiomas.
¿Cómo es posible que exista un idioma sencillo, y al mismo tiempo, sutil? Empecemos por su sencillez: En primer lugar, no necesitamos aprender ortografía: a cada letra le corresponde un sonido, y a cada sonido, una letra. Así, pues, nos evitamos los problemas de "b" y "V", "g" y "j", "h" y no "h", "c" y z" que tanto complican al castellano. Además, todas las palabras de más de una sílaba se acentúan siempre en la penúltima sílaba, con lo cual tampoco hemos de preocuparnos de los acentos. Una persona puede aprender a leer y escribir correctamente el esperanto en pocos minutos, aunque no lo entienda.
La mayoría de las palabras del esperanto proceden del antiguo indoeuropeo, la lengua raíz de casi todos los idiomas de Europa y parte de Asia. Así, a un francés le resultan familiares el 90% de las palabras, a un español o inglés el 80% y a un alemán el 75%... ¿Cómo se consigue esto en el caso de"luz"? Porque en inglés luz se traduce por light en alemán es licht y en ruso es sviet y no parece haber mucho parecido entre ellas. Sin embargo, en español tenemos la palabra luminoso en inglés luminous en alemán illuminieren y en ruso iluminatsia . Así, pues, la raíz común es "lum-" y la palabra esperantista para designar luz es lumo. Quizás no la reconoceríamos a simple vista, pero una vez sabemos su significado, resulta fácil de recordar. Así sucede con la mayoría de las palabras del esperanto.
Tomemos otro aspecto del vocabulario del esperanto. En castellano decimos: caballo, yegüa, potro, cuadra... en cambio en esperanto no existen palabras propiamente dichas, sino "raíces" a las cuales se añaden unos prefijos y sufijos -siempre los mismos- para formar significados. En el caso de caballo la raíz es ceval- (léase cheval). Caballo es cevalo, yegüa es cevalino (-ino significa femenino); potro, cevalido (-ido significa descendiente); cuadra, cevalejo (-ejo significa lugar)... Es decir, que cada palabra memorizada, sirve para formar un promedio de cuarenta palabras más.
Otro de los escollos con los que uno tropieza al estudiar una lengua son las "excepciones" e "irregularidades". Todos los idiomas suelen tener cientos o miles de ellas que dificultan enormemente el aprendizaje. En esperanto no existen excepciones. Las normas son claras y lógicas. Tomemos las conjugaciones de los verbos. Supongamos que somos un extranjero que está aprendiendo castellano y empezamos con el verbo ser: yo soy, tu eres, él es... Este sólo es un tiempo de uno de los muchos verbos irregulares que existen. En esperanto, todos los verbos, en presente y para todas las personas, terminan en -as, en -is para pasado, en -os para futuro... Así, yo amo, tu amas, él ama, será: "mi amas", "vi amas", "li amas". Cuesta menos aprender toda la conjugación del esperanto que el presente del verbo ser en castellano.
Y por último, cuando aprendemos una lengua extranjera, solemos notar una sensación rara, las palabras no parecen estar en su sitio. Esto es así porque desde niños nos hemos acostumbrado a pensar en el orden que nos impone nuestro idioma y creemos que ése es el orden natural. El orden y la gramática son enormes escollos para el aprendizaje de una lengua. En esperanto, simplemente, no existe un orden prefijado: las frases se ordenan según el orden "natural" del que habla.
Podría seguirse dando más ejemplos de sencillez, pero con éstos es suficiente para demostrar por qué el esperanto es una lengua que se aprende entre tres y cinco veces menos tiempo que cualquier otro idioma.
Examinemos ahora la precisión y riqueza del lenguaje. En castellano si decimos: "voy al banco", puede significar muchas cosas: banco de carpintero, de sentarse, de peces, lugar donde se guarda dinero. Solemos deducir a cual nos referimos según el contexto, pero no deja de ser un signo de pobreza de lenguaje el que nos veamos obligados a utilizar la misma palabra para distintas cosas. En esperanto, en cambio, para cada uno de estos "bancos", existe una palabra distinta. No hay confusiones posibles, alcanzamos un grado de precisión inimaginable para los hablantes de otro idioma.
(continúa...)