El comedor, último reducto
contra la diversidad
Nos habían contado que la equidad no estaba
reñida con la diversidad. Pero esta última no pasa
la puerta del comedor.
Para la Administración es lo mismo que tengas 2,
20 ó 65 años, seas vegetariano/a, de alguna reli-
gión con preceptos sobre la alimentación, o sim-
plemente que desees comidas más ligeras –pero
con alegría–. La carta sólo tiene dos menús y el
segundo es exclusivo para los agraciad@s con
alguna enfermedad sustanciosa.
¡Ni tanto ni tan calvo!
No es cuestión de convertir los comedores escola-
res en restaurantes a la carta. Tampoco pedimos
unos alimentos u otros por gusto o capricho. Bas-
ta con mejorar la higiene, la presentación, propo-
ner dietas más equilibradas y dos o tres menús
distintos para atender la tan nombrada diversidad.
Sería muy instructivo que l@s responsables de los
comedores escolares de la Administración se rega-
laran con un bono por 20 comidas en la escuela
más cercana. Estamos convencid@s que, tras una
semanita de equilibrada dieta, entenderían perfecta-
mente lo que en estas líneas queremos decir.
Pilar García ❒