Soy yo la que te pide disculpas si te he molestado. No fue mi intención en absoluto, ni me dirigí a tí de forma agresiva u ofensiva. Al menos nunca fue mi intención hacerlo y si así se interpretó, lo siento.
Y si la palabra sigue sin gustarte, pues oye, que cada uno tiene su opinión y sus gustos y no pasa nada, mientras no se cause daño.
¡Venga, que yo soy mu güena y no he querido ofenderte!