Alimentos poco recomendables

Limitemos en lo posibles una serie de platos e ingredientes que los cardiólogos han confirmado en múltiples estudios científicos que son perjudiciales a largo plazo o en cantidades excesivas.

E insisten, porque es fácil que nos pasemos en su consumo. Nos autoengañamos muchas veces pensando que es un consumo excepcional. Y no. Los tomamos demasiado.

Los pollos asados. Hablamos del típico pollo entero, ensartado en una varilla metálica y que da vueltas en las brasas. Es cierto que nos arreglan el menú del domingo y es verdad que la carne blanca es más saludable. Sin embargo los preparan con mucha sal, grasas saturadas y la piel de estas aves si no son de granja ecológica suele tener toxinas.

Salsa de tomate: Ideal para los platos de pasta, es sabrosa y gusta a toda la familia. ¿Por qué? Porque en las salsas comerciales le ponen demasiado azúcar y demasiada sal justamente para que sean más sabrosas.

Patatas fritas: los médicos de la Universidad de Harvard han alertado de que no se puede considerar las patatas como un vegetal más. Su consumo excesivo sube los niveles de azúcar y hay más riesgo de diabetes e hipertensión. Además, fritas tienen mucha grasa.

Margarina: tiene muchos aditivos y grasas saturadas. Cuando se buscó por qué los nórdicos tenían más infartos que los mediterráneos, la margarina se puso en el punto de mira. La mantequilla, también muy criticada, hoy ha ganado adeptos entre los científicos, tras nuevos estudios.

La sal: nos inundan a sal. El 70% de la que consumimos nos llega por el exceso que le ponen a los platos de los restaurantes y a la comida del supermercado. Otro 15% es natural de los alimentos. Intentemos ahorrarnos el otro 15%, que es la que consumimos al añadir a nuestros platos en la cocción o con el salero de mesa.

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