Hola!
Os cuento... Hago habitualmente yoga y, como sabéis, la meditación es una parte importante de la práctica. Mi regularidad no siempre es igual, ni el tiempo que dedico, pero me gusta meditar al levantarme por las mañanas. Es una gran forma de empezar el día, y muy generosa, porque sus efectos se acumulan y me acompañan el resto de la jornada. Por las noches estoy demasiado cansada para concentrame sin dormirme.
Me interesa el tema, leo lo que cae en mis manos y lo que yo misma voy a buscar.
Más allá de los nombres y tradiciones a las que pertenezcan las propuestas, una de las técnicas que utilizo consiste en sentarme, hacer unas cuantas respiraciones libres, seguidas de ejercicios respiratorios (pranayama) para calmar e interiorizar la mente. Después me concentro en un punto físico, de los dos que se suelen utilizar: el entrecejo o el centro del pecho. Una vez depositada ahí la atención, comienza la auténtica práctica, porque en ese momento la mente intentará de todo para despistarte. Te pica una pierna, recuerdas no sé qué... Y ahí reside buena parte del trabajo.
Otra opción que tomo a veces es similar, pero empiezo con un recorrido consciente por el cuerpo, llevando a cada parte la atención. En ocasiones, en lugar de tomar el cuerpo de soporte me centro en el sonido como vehículo para interiorizarme, aunque he practicado más de las otras maneras y me resultan más cómodas.
Independientemente del método que se escoja, es importante "trabajar" uno para profundizar y comprobar cómo te sienta. Si esa no es la manera que te va bien, ya lo comprobarás y cambiarás a otra si aún tienes ganas. Yo combino estas dos formas que os cuento porque me permiten no coger la práctica de carril y prestar una atención más fresca, evitando rutinas mentales, que es de lo que se trata para mí.
Una pregunta previa, tal vez, es qué es para cada un@ meditar y por qué y para qué lo hace. Pequeño fleco final: medito en casa, pero las veces que lo he hecho al aire libre ha sido, además de agradable, especialmente satisfactorio.
Saludos.