¿Un “enfoque novísimo” o simplemente más neobienestarismo?
Centro de estudios para la teoría y práctica de los Derechos Animales
© Gary Francione
© Traducción: Ana María Aboglio © 2008 Ediciones Ánima
Texto perteneciente al Blog personal de Gary Francione.
9 de abril de 2008
Martín Balluch, un defensor de los animales austríaco, presidente de la Association Against Animal Factories de Austria, está divulgando un ensayo que escribió y que caracteriza, según creo, como el comienzo de “un novísimo enfoque” dentro del debate derechos/bienestar.
El ensayo de Balluch es extenso y, en ciertos trechos, intrincado, pero la tesis básica es realmente bastante simple.
De acuerdo a Balluch, adoptar el enfoque abolicionista y promover la educación vegana/abolicionista, en vez de la reforma reguladora bienestarista, “no puede más que fracasar” porque, en una sociedad especista, “vivir veganamente cuesta una enorme cantidad de energía, de forma que sólo una pequeña minoría tendrá suficiente motivación y determinación para ser capaz de sostenerla.”
Entonces, ¿Cuál es el “novísimo enfoque” que Balluch propone?
Balluch argumenta que deberíamos apoyar la reforma bienestarista. Afirma que “al menos es posible” que la regulación bienestarista eventualmente lleve a la abolición tanto en el ámbito individual como en el social. O sea, apoyar la reforma bienestarista llevará al individuo, por una cuestión psicológica, hacia el veganismo y hará que la sociedad, por una cuestión política, se mueva hacia la abolición.
En suma, Balluch no está proponiendo un “novísimo enfoque” en absoluto.
Está meramente proponiendo lo que identifiqué como “neo-bienestarismo” en mi libro de 1996, Rain Without Thunder: The Ideology of the Animal Rights Movement, y en mis otros escritos. El neobienestarismo considera que hay una relación causal entre la reforma del bienestar animal y la abolición, en el sentido de que la primera conducirá a la segunda, y que es la mejor (o la única) manera de alcanzar la abolición. Ya argumenté acerca de que el neobienestarismo es problemático tanto en el aspecto moral como en el aspecto práctico.
El neo-bienestarismo es problemático moralmente porque involucra a defensores de los animales que dicen apoyar la abolición al hacer campañas por maneras supuestamente “más humanitarias” de explotación. Esto no difiere de oponerse a la tortura, la violación, el abuso sexual infantil, o la esclavitud humana, y hacer campañas por versiones más “humanas” de aquellas formas de explotación en vez de trabajar directamente por su abolición. Si la explotación animal no puede ser moralmente justificada, entonces los defensores de los “derechos” animales deberían no promover formas “mejores” de hacer una cosa errada.
En el aspecto práctico, el bienestar animal simplemente no funciona. El bienestar animal proporciona protección a los intereses de los animales solo en la medida en que hacerlo es económicamente beneficioso para nosotros. Esto no debería sorprendernos, partiendo de la base de que los animales son propiedad; son mercaderías que no tiene otro valor que no sea aquél que nosotros le acordamos. Los animales son diferentes de las cosas inanimadas que poseemos porque, a diferencia de esas cosas, ellos son seres sintientes que tienen intereses. Pero cuesta dinero proteger esos intereses y nosotros estamos generalmente dispuestos a “comprar” sólo el nivel de protección que esté justificado por el valor económico de la propiedad animal. Así, por ejemplo, podemos exigir el aturdimiento de la vaca antes de tumbarla, colgarla, y cortarla, pero hacemos esto porque si no lo hiciéramos, la vaca se sacudiría, golpearía a los trabajadores, y causaría daños a su propio cuerpo que disminuirían la calidad de su “carne”.
Ya hemos tenido leyes de bienestar animal durante 200 años y no hay absolutamente ninguna evidencia de que la reforma del bienestar animal conduzca a la abolición de la explotación animal. Verdaderamente, ahora estamos explotando más animales en las más horribles formas que en ningún otro momento de la historia de la Humanidad. Más aún, cuando el público cree que los animales son tratados más “humanamente”, esto tiende a incentivar la continuidad de la explotación. Hoy en día, vemos en los medios una historia tras otra historia acerca de cómo personas que una vez habían dejado de comer carne o algún otro producto de origen animal, volvieron a comerlos porque creen que los animales son tratados mejor gracias a las supuestas reformas del bienestar animal.
Balluch solicitó mi específica reacción a su “novísimo enfoque”. Ofrezco los siguientes comentarios.
La educación vegana “solo puede fracasar”
Balluch argumenta que educar a la gente acerca del veganismo es una pérdida de tiempo, porque en Austria esto se hizo durante 130 años y no funcionó.
No puedo hablar de la situación en Austria, pero en términos generales, el movimiento de defensa animal nunca promovió el veganismo como su claro e inequívoco basamento moral. Por el contrario, el veganismo es caracterizado por los líderes de la defensa animal, tales como Peter Singer, como “fanático”. Singer habla del consumo ocasional de productos animales como un “lujo” y afirma que incluso tenemos una obligación de no ser veganos si esto pudiera perturbar a otros. El movimiento promueve activamente “carne/productos animales “felices” y el etiquetado de los cuerpos y otros productos animales que estuvieren producidos “humanamente”, y otorga premios a los diseñadores de mataderos. El movimiento hace una distinción entre carne y otros productos animales, tratando el ovo-lacto “vegetarianismo” como la posición automática.
El movimiento animalista, con la excepción de pioneros como Donald Watson, consistentemente ha marginalizado el veganismo. Este puede realmente afectar el ingreso de donaciones si ustedes le dicen a la gente que el veganismo es lo menos que ellas pueden hacer si se toman los derechos animales en serio. Balluch lo reconoce. Manifiesta que los grupos de bienestar animal austríacos ingresan 30 millones de euros anualmente y que “algunos de esas sociedades promueven explícitamente el veganismo en sus impresos. Si todos los grupos de defensa animal tuviesen que cambiar sus campañas, tornándose puramente abolicionistas, ellos reducirían hasta el tamaño de las sociedades veganas, y perderían toda su influencia y su capacidad para promover el veganismo también”. Entonces nosotros no podemos promover la abolición y el veganismo porque eso disminuiría las donaciones y acabaría con lo que sea el activismo vegano que es apoyado por esos grupos bienestaristas. La lógica de Balluch es asombrosa.
Pero aunque Balluch estuviera incurriendo en un error al sostener que el veganismo haya sido alguna vez el basamento del movimiento, este error no afectaría su análisis porque, de acuerdo a Balluch, incluso si todo el movimiento se comprometiese con el veganismo y lo promoviera como su claro e inequívoco basamento moral, esto no importaría. La gente simplemente no va a tornarse vegana porque la sociedad es especista y, para la mayoría de las personas, tornarse vegano es demasiado difícil. El público simplemente “seguirá la corriente y adoptará el modo de vida que le demande menos resistencia”
Sin embargo, nosotros no deberíamos perder la esperanza, de acuerdo a Balluch, quien especula que “al menos es posible, si no probable, que una persona evolucione psicológicamente desde el uso de los animales hacia los derechos animales, a través del bienestar animal”. Esto es, si alentamos a la gente a apoyar el bienestar animal, es “posible, si no probable”, que ellos se hagan veganos, eventualmente.