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erfoud
¿Amistad o parasitismo?
El reportaje recientemente publicado por su periódico con el título “el mejor amigo del hombre” parece sugerir una convivencia ejemplar entre humanos y cerdos. Si el título se ajusta a la realidad, está claro que ambas especies disfrutan de tal relación, ya que el mismo término “amistad” es incomprensible si no se da una reciprocidad en sus partes. Es evidente el provecho que el humano obtiene de su trato con el cerdo, pero ¿qué es lo que obtienen ellos? Supongo que no se considerará beneficioso su hacinamiento en pabellones, en donde a las hembras paridoras se les encierra en minúsculos cajones donde nunca podrán moverse, donde los lechones recién nacidos son cruelmente arrancados de sus madres, se les amputa el rabo, se les cortan los dientes, los machos son castrados, todo ello sin ningún tipo de anestesia… Tras esto, los cerdos son engordados hasta que a los 5-7 meses se les liquida, cuando su esperanza de vida se sitúa en torno a los 13-18 años. He aquí el tipo de vida que dispensamos a “nuestro mejor amigo”, un animal con unas capacidades cognitivas y afectivas semejantes si no superiores a las de nuestros amados canes. Creo que este es el tipo de información que debiera haberse suministrado, de tal manera que el lector comprobara lo simbiótica que resulta al cerdo su relación con nosotros. Podemos tratar de limpiar nuestras conciencias con este tipo de artículos edulcorados, trufados de expresiones antropocentristas infumables del estilo “este animal generoso se ofrece (sic) para…”, pero lo verdaderamente indignante es que se nos presente a una víctima como un amigo.