Como esta gentuza ignora el concepto de ética, supongo que no tendrían reparos en que el chaval confesara a sus padres que está aburrido de comer siempre chuletas y jamón, y que le han entrado unas ganas terribles de zamparse un bebé humano.
Ahhhhh! Ughhhhh! Ekkkk! Ah, claro si la única variable que cuenta es el sabor, ¿por qué no?
El eterno doble rasero: cada vez que hablamos de nuestra especie (más perros y gatos) se nos llena la boca de derechos, de solidaridad, ética...
pero si se trata de otras especies, toca cerrar la puerta de la empatía a cal y canto, y se impone el sentido del gusto
¡Genial!