A mi lo que más me molesta es cuando en algún momento, sin quererlo, creamos demanda de productos animales: los lleguemos luego a tragar accidentalmente o no, el daño ya está hecho.
Esta semana me tocó viajar en Spanair, cuando pasaron sirviendo el desayuno les dije que no quería comer nada, sólo tomar un té. Entonces la auxiliar de vuelo me entregó una cajita diciendo que dentro estaba la taza y el azúcar. Al abrirlo, además había un sandwich de jamón en dulce. Finalmente cerré la cajita y se la devolví, y preferí ni siquiera tomar el té, al menos así la cajita quedaría intacta para otro pasajero y no aumentaría la demanda.