En la residencia, estaba un dia recogiendo platos que iban directos a la basura, aunque los abuelos apenas los habian tocado, y le digo a mi compañera:
-Que lástima que hayan matado al pobre pollo y encima acaba en la basura.
-Jajajaja, ¡si supiera que muerte más idiota que a tenido!
Me dolió mucho ese desprecio por la vida.