Hmmmm... lo que me llega es humo de asado y la verdad es que no lo he visto. Vieja Vecina dice que a la que no se ve es a mí, soy el misterio del complejo . (Se nota que no me calenté en averiguar cómo se llaman, ¿no?)
Creo que crecí rodeada de "músicos":
- el baterista: este es de cuando era chica. Vivía a media cuadra de casa y tocaba cuando caía la noche, con el garaje abierto. Ese, en ese entonces, no me resultaba molesto.
- el grupito de rock: estos son de mi anterior mudanza. Aparecían en casa de la vecina para entretener las fiestas que ofrecía, religiosamente, los sábados. Cantaban todos los presentes.
- los de las guitarras con bombo: se juntan a comer asado los fines de semana en el depto. del fondo. Cantan, bailan y juegan al truco (eso también se escucha, sobre todo los "quiero vale cuatro"). Hay aplausos, un payador y otro que relata una jineteada imaginaria. Alguno cuela a veces un sapucai. Al principio era gracioso, después descubrí que el repertorio es siempre el mismo.
- el trompetista: era más bien un aprendiz, no metía una nota. Hace rato que no se lo escucha.
- Nuevo Vecino: voz y guitarra. Ahora mismo está haciendo palmas mientras escucha una zamba.
Última edición por Ulrica; 15-oct-2014 a las 20:15
Pues no sé vosotros, pero yo tengo tres clases de vecinos:
-La vieja del visillo
-La gritona
-El vecino al que se le caen canicas al suelo(¿Por qué todos los vecinos tienen canicas menos yo?)
Este día está durando demasiado. Ajjj
Yo vivo en un adosado. A un lado, el vecino psicópata acumula-perros. Al otro, el loco del taladro a las tres de la mañana.
Y por si fuera poco, siempre en los garajes se reúnen unos niñatos a fumar porros y decir gilipolleces y comer pipas. Escandaleras aseguradas, porque la acústica de los garajes encima amplifica el sonido.
Puaj. Yo me quiero ir a vivir a la cima de una montaña.
Hoy me he encontrado un grano de trigo en el paquete de lentejas. Joer, luego nos dicen paranoicos.
(Me las he comido igual, asi que si no vuelvo a aparecer ya sabeis lo que me ha matao )
Sea cúal sea la pregunta, el amor es la respuesta.
http://liebreblanca-buscandolaluz.blogspot.com/
Cuando yo era niño, hablo de entre ese período cuyo intervalo abarca los nueve y los trece años. Vivía en un apartamento y tenía una vecina. Era una señora casi de la tercera edad con una hija que estaba culminando la adolescencia.
¿Y a qué viene esto, en medio de su conversación? Pues a que le agradaban mucho los eventos concurridos y estentóreos, como las fiestas. Y cuando se retiraba su buena madre aprovechaba para invitar a toda una caterva de jóvenes radiantes de lozanía. Cosa que a mí no me habría supuesto ningún problema de no ser porque sus fiestas se prolongaban hasta las tres de la mañana y mi dormitorio estaba justo al lado del patio que tenía ese apartamento y donde estaban todos reunidos.
Como dato anecdótico, confesaré que una vez ella y sus pares me atraparon con las manos en la masa. Literalmente. Estaba usando mi mano derecha para ya saben qué cosa y no reparé en que todo se reflejaba en la ventana gracias a a iluminación del televisor que estaba encendido y bueno... ya saben.