Creo que no sabéis hasta qué punto les tengo ya no sé si pavor, asco o quizás una mezcla, pero no puedo ni verlas. Ayer encontré una muerta bajo del sofá (¡yo dormí con eso debajo! si lo hubiera sabido, habría salido flechada del comedor! ) y tardé una hora en recogerla, porque sólo tener que recogerla con la escoba me supuso un gran dilema. Y luego echarla al recogedor, y luego a la basura.
Me es imposible del todo intentar siquiera verlas a 15 metros, es que pienso en ellas y me dan escalofríos. No puedo, de verdad, y es curioso, porque ese sentimiento sólo lo tengo hacia ellas, con una polilla o cualquier otro bichillo podría hacer lo del vaso. Con ellas ni pensarlo. Me gustaría saber cual es el fundamento de ese "ascodio", porque tiene que tener un por qué