Un compañero de clase, que tiene problemas con Lógica II, me pide que le dé clases. Lo he hecho varias veces y me paga cierta cantidad de dinero que se va muy rápido en mis compras bibliológicas.
¿Y cuál es el problema? Que las explicaciones que le doy, las reglas de inferencia, la formalización de argumentos, etc., se le olvidan unos diez minutos después de que se las doy.
No digo que no valore el dinero que me da o que no me guste que me lo dé, pero no quiero sentir que me estoy aprovechando de él sacándole el dinero por unas clases que no progresan. Y no me siento con el suficiente valor para regañarlo por no estar lo suficientemente atento o para pedirle que por favor practique en casa o haga un esfuerzo por entender el tema porque yo puedo compartirle lo que sé sin ningún problema, pero no puedo hacer que él apruebe la asignatura si él no le pone el esfuerzo que amerita. Porque es un tema muy pero muy fácil y es una lástima que el miedo a las matemáticas haga que los estudiantes le huyan a una disciplina tan apasionante y que acarrea muchos problemas ontológicos y epistemológicos.
Bueno.