Esa pregunta nos la hacenos todos de una manera u otra, y es que ... resulta tan obvio que no es de recibo satisfacer apetitos a costa del sufrimiento ajeno!
A veces las costumbres asentadas y animadas por gran parte de una sociedad, esconden tras de sí una realidad cruel a ojos del que pretende cuestionarse las conductas mayoritarias. Lo que resulta obvio para aquella, es escandaloso para el individuo que nada contracorriente y viceversa.
Una de dos; o la sociedad escudada en las mayorías anula la razón objetiva del individuo resultando así una suma de individuos conformados en la mediocridad empujada por la inercia del grupo, o el individuo que pretende escapar de esta inercia sufre de algún síndrome a tratar.
A mi ver, este síndrome (que podríamos llamar del inconformista), es nefasto para el equilibrio concebido para aniquilar cualquier atisbo de creatividad que implore la desaparición del yugo mecanicista que nos mantiene a raya. Defiendo por lo tanto la expansión de este síndrome que tan mal considerado está entre la mayorías de nosotros; tristes mortales que han hecho realidad la dominación tecnológica sacrificando la mejor de nuestras facultades; la creatividad para crecer juntos.