SE te comprende perfectamente, olhidana. A nadie le apetece convivir con el sufrimiento y la tristeza; de todos modos piensa que el acudir allí no te obliga a nada: tú decides el alcance de tu compromiso, y si ves después de ir por vez primera, que no puedes hacerlo, lo comunicas a los de la protectora y listo.
No lo puedo saber, ya que yo no colaboro con protectoras, pero por lo que he leido de gente que colabora en situaciones de sufrimiento (ONGs, médicos sin fronteras, cooperantes en zonas de hambre, etc) el dolor ante la terrible situación suele quedar absorbido una vez se emprende la faena, y ellos declaran su pasión irrefrenable por su labor. De hecho, incluso se diría que disfrutan con lo que hacen, algo que a quines lo contemplamos por TV nos parece ianudito.
Enfín, Olhidana, sólo puedo sugerirte que lo pruebes, y nos cuentas
Un saludo