No sé cómo explicarlo, Matrix. Yo cocino carne en casa para mi marido y mi hijo. No me gusta, pero tampoco me siento angustiada. Si lo hago es porque creo que en la vida en pareja hay que aprender a ceder y a adaptarse, y es algo que han de hacer las dos partes. Yo me casé hace 10 años y comía de todo. Sólo hace un año que soy ovolacto, y no me parecía lógico negarme a cocinar carne para ellos. Mi marido no es de los que pasan de todo. Se implica. Pone lavadoras, plancha, cocina y hace lo que está en su mano, si bien es cierto que del resto me ocupo casi siempre yo. Pero igual que él se ha adaptado a mí e intenta cocinar primeros platos que yo pueda comer, cuando cocino yo hago al menos los segundos con carne, porque sé que le gusta y no tiene las mismas ideas respecto a los animales que yo. Ojalá con el tiempo las tenga. Lo dudo muchíiiiiisimo. Pero, si no, habrá que continuar con el pacto tácito, como en otras tantas cosas de la vida. Besitos. Angeline.

PD. ¡¡¡¡He regresado, Bastet!!!! Mi marido está duchando a nuestro hijo y yo he aprovechado para meter este post con calzador. Adióoooos, que voy a hacer la cena.