La verdad es que estaba muy bien. Los organizaba una congregación Protestante a la que pertenecía mi familia hace años. Tienen un concepto de vida, al margen de lo religioso, muy respetuoso con la naturaleza, la salud del cuerpo y del espíritu y, por ello, promueven una alimentación sana y vegetariana.
Eran campamentos juveniles, a lo scout, con deporte, música, juegos, en el campo, visitando pueblos... Aunque hace ya años que me desvinculé del grupo por motivos personales y de creencias estoy agradecida por lo que aportó a mi estilo de vida actual y no dudaría en participar de nuevo u organizar una actividad similar, en versión laica.