El tema es el siguiente: hay muchos que se vuelven de la noche a la mañana vegetarianos. Duran un tiempo y al cabo retoman la carne y el pescado. La presión social es muy fuerte, esto debemos reconocerlo.
Algunos hacen el acordeón: lo dejan, lo toman, lo dejan. En 2013 fueron vegetarianos, en 2014, no; y así.
Otros se lo toman a la tremenda. Si un día, por error, comen queso ¡es una tragedia!
Lo comparo a la adicción de fumar: dejarlo cuesta, pero hay que perseverar. Y aunque el asunto lleve varias intentonas, si al final lo conseguimos no habrán importado los fracasos.
¿Qué opinan?
Otra cuestión es la siguiente: Una persona vegetariana convive con otra carnívora. Esta última compra carne, la congela, y al cabo de dos semanas dice que no se la va a comer porque ahora no le gusta "esa" carne, por ejemplo, hígado. Su compañero, vegetariano, lo siente como un desprecio al animal sacrificado para alimentar a las personas. Para que ese hígado no acabe en la basura, decide comérselo él, y darle así una utilidad al sacrificio. ¿Qué opináis? ¿Os parece bien? ¿Es bueno comer carne como último recurso, para que esta no acabe en la basura?