Iniciado por
Vitriol
Gracias a todos por vuestros comentarios. No sé si podré responder de forma ordenada, intentaré hacerlo aún sin usar citas esta vez.
Snickers, sé que no soy nadie porque todo alguien es ilusorio. El yo es una construcción que se alza creyendo tener juicio propio, tomando sus propias decisiones, pero no es más que una marioneta golpeada por el viento. La distinción entre yo y una piedra es meramente ilusoria. Sobre lo que me hace infeliz, no lo sé con exactitud. Parte de ello, el saber que no hallaré respuestas en esta forma de vida porque no las hay. Saber que el dolor y el sufrimiento son irremediables y que la vida se fundamenta en ellos, no pudiendo ser capaz de ayudar a todos los que lo padecen. Entiendo además que la tarea resulta finalmente inútil, pues la vida sigue y con ella el dolor. Y mientras ese ego impera en todos nosotros, seguiremos señalándonos unos a otros y menospreciándonos, haciéndonos daño, tratando de pasarnos por encima para demostrarnos algo, para ver si conseguimos mentirnos del todo y nos creemos lo suficientemente importantes como para ser necesarios en este teatro.
Toda mi vida he sentido una tristeza profunda o melancólica. Como quien echa de menos momentos que jamás ha vivido, como quien siente que se ha perdido y no recuerda el camino a casa. Siempre he pensado que esos sentimientos que vibraban con fuerza no eran más que pruebas acerca de una existencia anterior y posterior, una existencia enteramente trascendente que reconocía como propia. Cuando mi consciencia personal desaparezca dejaré de ser yo y pasaré a ser todo, lejos de las nociones espacio y tiempo. Fuera de sus límites, fuera de este juego ruin que es la existencia sesgada, presiento poder hallar una paz que sólo al todo compete. O por lo menos la ausencia del sufrimiento. A veces esto último suena suficientemente prometedor. Sobre los problemas físicos, sí, hay más que los que yo me genero. No son mortales, ninguno de ellos, pero difíciles y muy complejos de resolver. Tienden a empeorar.
Mi eterno conflicto es no saber quién soy. No me gusta hacerme fotos, jamás me ha gustado. A lo mejor nunca me he sentido atractivo, pero te diría que sencillamente no me reconozco. Veo una persona y no tiene nada que ver conmigo. Es una cara, con ojos, algo finito, delimitado. Está ahí, en una porción de la foto, y puedo ver exactamente cuanto ocupa mi cuerpo, mi cabeza, con respecto a la habitación donde sea que haya tomado la foto. Ese no soy yo. Podría ser cualquier otro. ¿Qué me distingue? ¿Aquello que no siento como mío? Quisiera cambiar el mundo, pero sé que eso es imposible. Quisiera crear arte y dialogar constantemente con Dios, pero me veo abatido por la culpa y la autocrítica. Nada de lo que pueda crear se asemejará a lo que arde en mi corazón. Es entonces cuando pienso, cualquier acto es inútil. Además, el arte tiende a mezclarse mucho con el ego y la vanidad, con la necesidad de impresionar a los demás. ¿Qué más dará lo que alguien como yo pueda crear si el abismo todo lo engulle? Queremos siempre mear más lejos, empujados ciegamente por algo que nos domina. Al final termino componiendo sólo y tocando sólo la mayor parte del tiempo. Lo que quedó atrás fue la ilusión.